Karina se alista con entusiasmo, recordando la noche anterior, ahora se alista para su día en la empresa, ajustando su blusa y alisando su falda con meticulosidad. Kevin, con una sonrisa traviesa, le recuerda que habían acordado ir juntos, aprovechando para bromear sobre lo mucho que se mueve ella al dormir, comparándola con un pez fuera del agua. Ella, fingiendo indignación, le da un golpecito en la espalda, riendo por la ocurrencia de su comentario. “¡Vamos, no seas grosero!”, le dice ella con cariño, mientras toma su bolso y se dirigen a la puerta, listos para enfrentar juntos los desafíos del día.
A medida que Karina y Kevin atraviesan los pasillos de la empresa, un coro de saludos amistosos se eleva hacia ella. “¡Buenos días, Karina!”, “¡Qué gusto verte, Karina!”, se escucha por doqu
