Mientras Susan y Karina se acomodan en su nuevo apartamento, la conversación se desvía hacia el siempre intrigante tema de los chicos. Susan, con la sabiduría que solo puede venir de la experiencia, se convierte en la mentora de la noche, dispuesta a compartir sus conocimientos con Karina. Karina, con su juventud y curiosidad, se sienta en el borde de su nueva cama, sus ojos brillantes de interés mientras escucha a Susan. Mientras tanto, sus manos se mantienen ocupadas, doblando y guardando su ropa en los cajones de su nuevo armario. Susan comienza a hablar, sus palabras fluyen con facilidad y confianza. Relata sobre el amor y los corazones desiertos, de risas y lágrimas, de primeras reuniones y despedidas finales. De la importancia de la comunicación, de la honestidad, del respeto mutuo

