Prólogo

1214 Words
5 años más tarde Me acerco con cautela después de cinco largos años la encontré sin proponérmelo, ya me había dado por vencido, sin embargo, por azares del destino mis ojos la vuelven a ver. La busqué por tanto tiempo y no la encontré, suspendí su búsqueda hace un año para ser exacto, por cosas de Dios o capricho del Diablo la tengo a unos cuantos metros de distancia. Sigue tan hermosa como la recordaba, aunque derrocha madurez, mi corazón se acelera, sus ojos continúan teniendo el mismo efecto arrasador en mí. No pude pasar desapercibido la pequeña pelirroja que la acompaña, es una copia exacta de Emma. Cierro los ojos inhalando con brusquedad «¡Tiene que ser mi hija!» Mi mente deduce al instante causando que mi corazón golpeé fuerte mi pecho. No pierdo detalle de sus rasgos faciales, Emma no me interesa, me repito constantemente, sin embargo, el temblor que invade mi cuerpo es inexplicable. « ¡Diosa de fuego!» Mi corazón duele y sin darle vueltas a la cabeza con ideas tontas me acerco a su mesa, es una decisión arrebatada, sin embargo, debo sacar esté puñal de indiferencia que día a día se entierra un poco más en mi piel al punto de restarle vida a mi propia vida —Srta. Campbell —No pude evitar saborear su maldito apellido al salir de mis labios, me posé frente a ella y su rostro perdió el color, su nariz se tornó roja y sus pestañas se baten sin cesar. —Tanto tiempo si verte —Rompí el silencio, sus ojos se abren en demasía — ¿¡Que tenemos aquí!? — dije desviando la mirada hacia la pequeña, mis manos tiemblan y con total quietud las guarde en los bolsillos de mi pantalón, la mini Emma acapara toda mi atención, es una niña hermosa, sin más baje a su altura. Suspiro con pesadez —No la toques —Emma se alarma al observar mis intenciones. Ignoró su presencia en su totalidad, ese espantapájaros no merece ni un saludo de mi parte. —Princesa ¿Cómo te llamas? —Dije cauteloso, controlando las ganas que tenía de abrazarla, supe de inmediato que es mi hija. —No debo hablar con extraños —Ciñe el entrecejo y coloca sus ojos en blanco fastidiada «Heredo mi carácter» sonreí tontamente al corroborar lo que imaginé al contemplar su carita de ángel. —Excelente, pero yo no soy un extraño, soy un buen amigo de tu mami, nos conocemos muy bien ¿Cierto espantapájaros? —Le miré por escasos segundos ella traga grueso y sus ojos se vuelven acuosos —También conozco a Zaid —Apenas nombré al diablillo escarlata, arruga la nariz, es una linda mueca y a su vez la mirada de la nena brilla agregándole un poco más de belleza inmaculada. — ¡Amo al tío Zaid! —Exclama y una leve sonrisa se forma en mi rostro, tenía años que no sonreía, Emma se encargó de matar todo lo bonito que había en mí. Sus ojos verdes me miran y mi pecho se oprime — ¿Cuántos años tienes princesa? —Me siento en el lugar vacío, Emma intenta hablar, sin embargo, las palabras no le salen, la pequeña cuenta con sus deditos y deja cuatro dedos en el aire —Cuatro años —Mi pulso se acelera. Giro mi rostro hacia Emma —Son cuatro años que no la tuve a mi lado —Le reprocho de inmediato a Emma, ella se echa a llorar, su llanto me duele, esta situación rompe las migajas de mi alma «Sí» solamente quedan desechos de lo que alguna vez fue un corazón y un alma. —Príncipe malo —La niña grita con molestia y me observa con una mueca extraña en su rostro, seguro se lo enseñó su tío, corre abrazar a su mamá —Mami no llores —Intenta limpiar el llanto de mi ex esposa. — ¿Dónde vives Emma? Las llevaré, tenemos muchas cosas de las cuales hablar —Dije serio y con mis rasgos endurecidos, no le perdonaré jamás que me haya separado de mi hija, me privo de su nacimiento, de sus primeras palabras, de su sonrisa, de sus primeros pasos y lo más importante la privó a ella de tener a su padre. No la odio, sin embargo, ya no la amo ¿Cómo amarla? No confió en mi promesa de amor, no espero una explicación de mi parte ¿Dónde queda ese amor que me profesaba? En el olvido, ella me desecho de su vida y aunque me dolió tristemente lo acepte. —No te lo diré —Dice con la voz entrecortada, visiblemente alterada, sus nervios solamente confirman mis sospechas, coloca dinero en la mesa, toma a la beba en sus brazos y camina con rapidez, gruño con molestia, deje que se alejara un poco, necesito un segundo de lucidez o cometeré una locura, no quiero asustar a Emma, mucho menos a la niña, pero no la dejaré huir. «Esta vez no escaparás de mi espantapájaros rojizo» Esa pequeña es mi hija, merece conocerme y yo merezco estar a su lado. Doy largas zancadas y ya había subido a la nena a su vehículo, ella rodeaba el auto cuando la tomé por la cintura y mi cuerpo se electrificó por completo al sentirla tan cerca, después de tantos años sin reclamar su boca, sin tocar su piel ¡Joder! Esto será difícil — ¿Por qué? —fue lo único que salió de mis labios. —Suéltame por favor, no tengo nada que hablar contigo. — ¿Es mi hija? Dime Emma —Intentó calmar mis impulsos. —No lo es —Dice con seguridad. — ¡Mentirosa! —Expresé tan cerca de sus labios que sentí su cálido aliento. —No tienes derecho a aparecer en nuestras vidas después de cinco años. —Joder Emma ¿Es en serio? Tú te largaste, me obligaste a darte el divorcio y ahora me entero de que me robaste la posibilidad de ver nacer a mi hija. —Me mentiste Erick, me fuiste infiel ¿Qué esperabas? Te lo advertí si fallabas no me verías y yo si cumplí con mi promesa. Un estúpido nudo se forma en mi garganta la tome por el mentón con fuerza quiero odiarla —Nunca falle, pero ya esa mierda no me importa, no mereces una maldita explicación, por mi parte te puedes ir al carajo espantapájaros rojizo. Te advierto que no perderé un minuto más lejos de mi hija, hagamos las cosas como se deben o recuerda que puedo ser implacable si me lo propongo. Ella llora desconsolada y su llanto me afecta, pero no se lo doy a demostrar — ¡Ten! —Le doy la tarjeta con la dirección del hotel donde me estoy quedando —Te espero a las ocho… ¡Sé puntual! Si no llegaras a ir, atente a las consecuencias, demostraré que la pequeña es mi hija y te la quitaré, así como tú la arrebataste de mis brazos por cuatro años —Escupí con rabia, ella empieza a llorar más fuerte y la solté, observe unos segundo a mi hija y camine lejos de allí no deseo cagarla, no con la bebé presente.
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