Emma me observa con terror al escuchar los gritos de papá — ¿Le dijiste que estábamos aquí? —Pregunta temerosa. Me acerqué a ella y le iba a responder cuando la puerta de la habitación es abierta de par en par. La mirada llena de curiosidad de papá se centra primero en mi pequeña fresita. No oculta su emoción se le forma una sonrisa de oreja a oreja. Sus rasgos endurecidos se perdieron. ¿Quién no se enamoraría de esa preciosura? Se adentra a la habitación sin ser invitado. Hablé con mi madre anoche, que Em, aún no se encontraba lista, por eso no entiendo por qué el señor cascarrabias se encuentra en mi habitación, obviamente sin invitación. —Viejo ¿Qué haces aquí? —Digo temiendo cualquier reacción en contra de mi Emma, aceptaría todo menos eso, sí intenta lastimarla con sus palabras sar

