La rabia se manifestaba en cada músculo tenso del rostro de Absalón mientras sus ojos azules, inyectados de furia, se clavaban en la pantalla del móvil. Los dedos le temblaban ligeramente mientras sostenía el dispositivo. ―Me imagino que va a cerrar la transmisión para hablar con ese imbécil por privado―masculló entre dientes, con su voz ronca por la ira contenida, mientras sus nudillos se tornaban blancos de la presión con que sujetaba el teléfono. Los celos lo consumían al ver cómo el usuario "TheKing_55" hacía otra ostentosa donación de quinientos dólares. El número brillaba en la pantalla como una burla a su autoridad. En respuesta, Saleema, rebosante de alegría, comenzó a saltar por el jardín junto a Minnie, con sus grandes senos moviéndose al compás de cada brinco, provocando una o

