Minutos más tarde… Rita y Saleema estaban sentadas en una mesa junto a la ventana del In and Out, con el aroma de las hamburguesas y papas fritas ayudando a alejar temporalmente el amargo recuerdo del incidente con Ismael. La luz del sol de Miami se filtraba a través del cristal, iluminando el rostro de Saleema donde la marca del golpe comenzaba a tornarse violácea. ―Hasta ahora, el señor Kravchenko no se ve malo, solo estricto señorita Sally ―comentó Rita mientras observaba cómo su señorita devoraba su hamburguesa con apetito. Saleema después de tragar le respondió: ―Pues no hay que cantar victoria ―le dio un sorbo a su coca cola sintiendo un cosquilleo traicionero en su estómago y unas ansias inesperadas por que llegara la noche para encontrarse con él en la intimidad. La manera en

