Amber susurró: "Tienes unos pechos preciosos. Son firmes, con areolas grandes y pezones medianos muy bonitos que son muy fáciles de chupar. Déjame mostrártelo".
En ese momento, Amber bajó la cabeza hacia el pecho izquierdo de Margo y usó la lengua para rodear la areola en una espiral que se dirigía hacia el pezón erecto. Mientras succionaba y mordía suavemente el pezón, Margo echó la cabeza hacia atrás y gimió: «Dios mío, Amber. No puedo creer que te esté dejando hacerme esto... conmigo... y se siente taaaan bien».
Mientras Amber chupaba los pechos de Margo, también se acercó a ella y desabrochó el botón y la cremallera que sujetaban su falda. Sentada, la falda permaneció en su lugar, pero eso no era lo que Margo quería. Se levantó, se la quitó por debajo de las caderas y luego le pidió
