Alistair
—No dije nada sobre besarnos o sexo —refunfuñé después de que Emily regresara a su escritorio. Me miré en el reflejo del cristal.
¿Por qué no quiere acostarse conmigo?
Probablemente porque, al mirarme, veía a mi padre. Ethel, desde luego, lo hacía. La abuela de mis hermanitas apenas podía contener su odio. No la culpaba. Mi padre era un hombre manipulador. Amaba el poder y disfrutaba dominando a los más débiles que él.
Se enfocaba en mujeres con baja autoestima, cuanto más jóvenes, mejor. Quería que se doblegaran a su voluntad.
Me aparté de mi reflejo. Me recordaba demasiado a mi padre. Cada día parecía que me asemejaba más a él.
Emily estaba afuera, sentada en su escritorio, bromeando con Daria y Diana.
Mi padre la habría odiado. No solo habría despreciado su cabello casta
