Alistair —Tú robaste mis muebles —le dije a Samuel cuando abrió la puerta. —Hermano, las niñas arruinaron todos mis muebles. Dijeron que estaban jugando a La casa de la pradera y querían usar algunas cosas de la casa. Yo dije, claro, está bien, es lindo, y atendí una llamada. Lo siguiente que sé es que rasgaron todas las sábanas para hacer ropa y destrozaron la mitad de los muebles para usarlos como leña. —¡Pide tus propios malditos muebles! —dije, entrando a su condominio. En el salón estaba la mesa de ajedrez personalizada que había mandado hacer en Marruecos con incrustaciones de maderas exóticas. Junto a ella estaba el soporte para la televisión que había hecho construir según mis especificaciones exactas. —¡No puedes simplemente tomar mis cosas! —le grité a mi hermano menor. —¡S

