Emily —¿Y Alistair simplemente te dejó comprar todo esto? —preguntó Ashley el lunes, mientras le mostraba mi nuevo dormitorio. Lucia miró por encima de su hombro las fotos y silbó. —Guau, realmente estás canalizando a tu yo de trece años. —Y está muy feliz —respondí. —Me encantan las habitaciones de niñas —arrulló Ashley—. ¡Son tan dulces! —Sí, intentaron usar el cansancio de decorar como excusa para no ir a la escuela —les conté—. Pero honestamente, ya no puedo con ellas. Estoy tan atrasada con el trabajo. —Lo dice mientras se toma su segunda taza de café del día y su tercer pastelito —bromeó Lucia. —¡Oye! Tuve un fin de semana duro. —Claro, todo ese shopping, descansar junto a la piscina y cenar en restaurantes elegantes debe ser agotador —rió Lucia. —Estaba cuidando niños y h

