Narra Laura —Firme en la línea de puntos, señorita Berrios—dijo el líder del equipo de recursos humanos con una sonrisa mientras se sentaba frente a mí en mi estrecha oficina. No me importaba lo pequeña que fuera mi oficina. Era mía y estaba en el último piso. Al lado de los grandes alcistas, dispuestos a aprender de los titanes de Wall Street. Puse mi duodécima firma en los documentos de empleo. —Eso es todo señor Cox. –Llámame Andrés–sus juguetones ojos grises me miraron por encima de sus gafas de media montura. Este hombre era divertido. Aunque todavía no estaba segura de por qué Recursos Humanos acudió a mí cuando yo habría acudido a ellos. Firmé en más líneas de puntos—.Ahora—dijo en un tono más serio—. Si necesita cambiar su horario de trabajo, arregle eso con el señor Brown.

