Melanie apartó la boca de mi polla un instante y gimió. "Dios mío, Mark, me está comiendo el coño... y nunca volveré a ser la misma. No sabía que me gustaban tanto otras chicas".
Elsa se había deslizado al suelo, entre las piernas de Mel, con una pierna sobre su hombro. En la oscuridad, no la había visto por debajo de mi línea de visión. Al prestar atención, pude oír los mismos sonidos de babeo y babeo provenientes del coño de Melanie y de la boca de Elsa, que se sumaban a los sonidos que provenían del televisor.
Mel me vio mirándolo y dijo: "Estoy realmente empapado, estoy tan mojado. Nunca había tenido una experiencia con una chica antes de conocer a estas dos, pero seguro que soy un converso... y todavía amo a los hombres... a ti".
El comentario me impactó. Me gustaba mucho mi pequeñ
