CANCIÓN N° 1

3435 Words
"See you in the dark All eyes on you, my magician" - ¡Beck! - mi papá golpea la puerta del baño con fuerza -, ¿te estás duchando o estás en un concierto allí dentro? - bufo con fuerza mientras me apresuro a sacar el shampoo de mi cabello -. ¡La factura del agua no se paga sola, niña! Tarareando el resto de la letra, termino de lavarme la cabeza y me apresuro a salir de la ducha y cubro mi cuerpo con mi toalla, tomado mi celular y el pequeño parlante azul que Bea me regaló por mi cumpleaños el año pasado. Abro la puerta del baño, con mi cabello chorreando a los costados de mi rostro, y le sonrío a mi querido papá enseñándole todos mis dientes. Él tiene una expresión hastiada en el rostro.  - Todo tuyo. Empiezo a caminar hacia mi habitación con mucho cuidado de no resbalar en el piso de madera. - ¡Beck, el piso! - mi padre suelta un quejido mezclado con el sonido de un llanto.  Chasqueo la lengua y me detengo un segundo a mirar el suelo. Mi cabello chorreando, al igual que el resto de mi cuerpo, dejaron un camino - un charco, mejor dicho - de agua hasta la puerta de mi habitación.  Le sonrío a mi padre con expresión de disculpa. - Lo limpiaré. Me mira incrédulo, diciéndome "no, no lo harás" con los ojos, pero no dice nada más y simplemente se encierra en el baño al mismo tiempo que yo me encierro en mi habitación para empezar a prepararme para el instituto. Soltando un suspiro, subo nuevamente el volumen del parlante y la perfecta voz de mi reina, Taylor Swift, inunda las paredes de mi pequeña habitación. Me muevo con tranquilidad alrededor de mi habitación mientras me seco y me pongo mi ropa interior haciendo movimientos de cadera raros al ritmo de la música. No tenía ganas de ir al instituto, y quizás por eso me movía con tanta lentitud y no me apresuraba a vestirme. Bueno, nunca tenía ganas de ir a clases en general, pero me subía el ánimo saber que era jueves. Y los jueves eran los mejores días de la semana. O bueno, al menos de mi semana y de la de un montón de chicas desquiciadas por BHAD.  El tono de llamada de mi teléfono corta la inspiración del puente de "Look What You Made Me Do" y suelto un quejido mientras me inclino para aceptar la llamada, ya sabiendo quién es. - ¿Y? ¿Te dio un derrame cerebral o por qué razón no estás abajo aún? - la voz armoniosa y amorosa de Bea me hace ponerme de pie y mirar alrededor de mi habitación, en busca de qué carajo ponerme. - ¿Ya estás afuera? - le pregunto, preocupada, mientras tomo el primer jean que encuentro en mi armario. Bea suelta un suspiro. - Beck, estoy dando bocinazos hace cinco minutos - para comprobar sus palabras, escucho el sonido de la bocina de su auto de nuevo -. Tu vecina anciana me está mirando mal. ¿Te puedes apurar? - ¡Voy, voy! Ya estoy lista. - le miento, mientras intento hacer que mi pierna derecha pase por el maldito jean. Escucho como bufa y luego corta la llamada y empiezo a moverme con más rapidez en mi habitación. Encuentro una blusa decente y limpia y me la pongo. Me tiro en el piso para buscar mis zapatillas que, como siempre, están debajo de mi cama y me las coloco sin atarme los cordones porque no tengo tiempo. Con mi cabello aún mojado, tomo mi celular y mi mochila y salgo corriendo de mi habitación. Lo cual es una mala idea porque mi camino-charco de agua sigue en el piso, lo cual me hace resbalarme. Pero por suerte, mis reflejos de leopardo me ayudan y me sostengo de la pared para evitar chocar mi culo contra el piso. - ¡Pa! ¡Cuidado con el agua del piso! - grito, mientras empiezo a bajar las escaleras a toda velocidad, con cuidado de no pisar mis cordones desatados. - ¡¿Qué?! ¡Sabía que no lo limpiarías! - su voz se escucha algo alejada, pero grita lo suficientemente fuerte como para que lo oiga. Grito un "adiós" y tomo las llaves de la puerta antes de salir de mi humilde morada.  Noto la cara de hartazgo de Bea mientras camino rápidamente hacia su auto. Soltando un quejido se inclina hacia adelante y abre la puerta del acompañante para mí. Me subo y no tarda en empezar a avanzar por la calle. - Siempre es lo mismo contigo - mi mejor amiga empieza a quejarse -, uno de estos días no te esperaré ni a ti ni a tu culo flojo y me iré directo al instituto. - No, no lo harás - digo, dejando la mochila en el asiento trasero y subiendo mis pies en el tablero para atar mis cordones -. Porque me amas y esperarías hasta mil horas dentro de este cacharro por mí. - ¡Hey! No llames cacharro a Teresita - con una mueca enojada acaricia el volante de su auto -. Es vieja pero nos lleva de aquí para allá sin quejarse.  Me río y niego con la cabeza. Si bien el auto de mi amiga no es el modelo más reciente del mundo y está bastante vieja y con la pintura algo oxidada, no nos ha fallado ni una sola vez desde que la abuela de Bea se la obsequió por su cumpleaños número dieciséis. Teresita ha vivido más que Bea y yo juntas. Primero le perteneció a su abuela, luego a su madre y después a ella. No quiero ni imaginarme las cosas que pudieron haber hecho en ella o con ella en sí. Pero, al menos sigue andando, y eso es todo un récord. - ¿Tenemos que pasar por Cameron de nuevo? - me mira con expresión cansada y yo le sonrío con los labios apretados logrando que ella suelte un gemido en queja -. Tienes que decirle a tu novio que se tome el autobús. O que le diga a sus padres que arreglen su auto de una vez por todas. - Deja de hacerte la difícil. Cam te cae bien - revolea los ojos -. Y tú también le caes bien a él. - No se supone que la mejor amiga y el novio se vuelvan amigos, Beck - dice mientras gira a la izquierda en la siguiente calle, dirigiéndose al vecindario de Cameron -. Si nos hacemos buenos amigos me será difícil odiarlo cuando terminen. - ¿Quién dice que terminaremos?  Bea bufa. - Tenemos diecisiete años - contesta con tono obvio -. Eventualmente terminarán. De hecho lo haré por ti si tu no te animas a dar el paso. - Bea... - ¡De verdad! - suspira mientras empieza a detener el auto cuando divisamos a Cameron esperando sentado en el porche de su casa -. Todo es muy lindo pero Cameron es aburrido - miro por la ventana y le sonrío a mi novio mientras empieza a caminar hacia nosotras -. ¿Quién demonios sale durante un año con alguien y no da el paso para acostarse de una vez?... ¡Hola, Camarón! - su cara de confusión es reemplazada por una sonrisa de oreja a oreja en cuanto Cam ocupa su lugar en el asiento trasero -. Luces horrible esta mañana, ¿te hiciste algo en la cara? - Hola, Beatriz - le dice él en tono falsamente divertido -. Tu cabello se ve bastante pajoso, ¿cambiaste el shampoo por aserrín? - mi amiga le sonríe falsamente y empieza a conducir de nuevo. Cameron se inclina hacia adelante y me besa en la mejilla, como de costumbre. - Tú no, hermosa. Como siempre, luces tan linda como un pajarito - me da otro beso y luego hace una mueca mirando mi cabello -. Estás mojada. - dice en confusión. - Bueno, algo tiene que mojarla... Mis ojos se abren como plato y le tiro cuchillas con los ojos a Bea. A pesar de que lo dijo entre dientes, estoy segura de que Cameron pudo oírla. Por suerte, él es lo bastante educado como para ignorarla por completo y simplemente continúa mirándome con una pequeña sonrisa. - ¿De nuevo te quedaste despierta viendo One Tree Hill?  - No... - mi tono me delata.  No es mi culpa que Chad Michael Murray sea tan malditamente atractivo y me hipnotice con su rostro y sus brazos musculosos cada vez que enciendo la computadora para ver un capítulo. Que siempre terminan siendo entre diez o veinte, pero eso no viene al caso. Como dije, no es mi culpa. - Tienes que cambiar tus horas de sueño, hermosa. - su tono cariñoso, algo pasivo-agresivo, me hace revolear los ojos. Pero es Jueves, y los jueves nada me pone de malhumor. - Bueno, pues eso no sucederá hoy - me enderezo en el asiento y agito el brazo de mi amiga con emoción -. Hoy toca la presentación de BHAD. - Dios, amo los jueves. - Bea sonríe emocionada y ambas nos miramos con euforia.  Mi mejor amiga y yo no compartíamos demasiadas cosas en común. Normalmente, nos complementábamos. Yo tenía todo lo que a ella le faltaba, y ella tenía todo lo que me faltaba a mí. Lo que sí compartíamos, eran los gustos musicales y la obsesión por la banda de nuestro instituto. Cameron bufa con hastío y se tira en el asiento, cruzando los brazos sobre su pecho. - ¿De nuevo con esos tarados? - lo miro mal -. Ni siquiera tienen temas propios. Y el vocalista suena como un cerdo al que le están cortando la cabeza. - ¿Además de tarado eres sordo? - Bea niega con la cabeza en desaprobación -. Blake tiene la voz de un maldito ángel. Eso más su cara preciosa y ese cuerpo que vale un millón de dólares - sonrío y asiento, Cameron me mira cansado -. Tú solo estás celoso porque lo más cerca a un talento que tienes es saber contar hasta veinte en francés. - Lo que digas - Cam suspira y encoje sus hombros -. Solo digo que no son tan buenos como ustedes creen. - ¿Lo que huelo son celos, Camarón? - lo pincha mi amiga. Me río ante su apodo. - Solo está enojado porque sabe que jamás lo amaré como amo a BHAD - suspiro y hago una mueca de horror cuando Bea se adentra en el estacionamiento del instituto -. ¿Viste que Dylan se tiñó el cabello de nuevo? - ¡No jodas!  - Sí. Está rubio platinado. - le digo con emoción. - No vayan a empezar con su charla de fanáticas desquiciadas, por favor - Bea lo mira mal a través del espejo retrovisor. - Cameron, estoy haciendo una rifa de patadas en el culo, y tú te estás ganado todos los números, cariño. Suelto una carcajada y todos nos bajamos del auto cuando Bea lo aparca. Cameron me da la mano al instante y me pasa mi mochila mientras caminamos hacia el edificio. Bea camina delante de nosotros y se da vuelta a mirarnos sobre sus hombros, para luego hacer una mueca de asco y continuar con su camino. Cameron simplemente se ríe, pero a mí me es imposible no recordar lo que me dijo mi amiga en el auto hace unos minutos. Observo a mi novio, de un año ya, mientras caminamos por el pasillo del instituto tomados de la mano. Cameron es lindo. De cabello marrón y ojos color verde algo azulados. Es alto y delgado y tiene un gran sentido de la moda, e incluso de humor de vez en cuando. Es muy romántico y atento, pero... como Bea había dicho, aún no nos habíamos acostado. ¿Debería de estar preocupada por eso? No quiero que nadie me malinterprete. No me parece que el sexo sea algo de prioridad, sobre todo sabiendo que es la primera vez que los dos tenemos algo serio con alguien. Pero sí se me hacía raro que, llevando ya un año de relación, jamás haya dado ni un solo paso para... bueno, para concretar el asunto.  ¿Cuándo se supone que es el momento para empezar a tener relaciones con tu novio? No creo que los chicos normalmente quieran esperar mucho para hacerlo, ¿verdad? Joder. No tengo ni idea. Le preguntaría a Bea al respecto pero todo lo que mi amiga me diría sería algo así como: "solo bájale los pantalones y termina con el asunto de una vez".  El timbre del comienzo de clases suena y yo respiro profundamente, preparándome mentalmente para iniciar otro día más.  > [ . . . ] Me recuesto por la pared y Cameron se inclina para besarme una vez más. Le devuelvo el beso como siempre, es lento y tierno, como la forma habitual que tiene él de besarme. Suspiro cuando se aparta mientras observo a todos los estudiantes dirigirse hacia la salida. - Mis padres saldrán mañana por la noche - comenta Cameron con tono cansado, jugado con los dedos de mi mano -. Podrías venir y hacemos una maratón de One Tree Hill, ¿qué te parece? Le sonrío. Eso era a lo que me refería cuando decía que es alguien atento y algo romántico. Siempre estaba dispuesto a mirar mis programas favoritos conmigo sin quejarse. Aunque sé que le encanta One Tree Hill aunque actúe como que no. - Claro, sería genial - aprieto los labios y rasco mi nuca con mi mano libre -. Será bueno tener un rato solos, ¿no te parece? Cameron asiente, con la sonrisa más dulce e inocente que le he visto jamás. - Si, por supuesto - dice -. Podremos quedarnos hasta tarde escuchando a Taylor a todo volumen también, si quieres. Me río con él e intento encontrar una forma de decir lo que quiero decir sin enterrarme tres metros bajo tierra por la vergüenza después. - Sí, sí... - lo miro y él entrecierra los ojos ante mi tono nervioso -. Sería lindo. Ya sabes, los dos solos... escuchando música a todo volumen y em... - ¿por qué tengo tanta verguenza? Es mi novio, maldita sea -... Ya sabes. Podríamos hacer otras cosas también. - lo miro elevando las cejas y hablando lentamente. Cameron aclara su garganta y ladea la cabeza. Nos miramos unos segundos y él entonces aprece darse cuenta de a lo que me refiero. Chasquea la lengua y me mira con una mueca cansada. - ¿Me harás que te pinte las uñas de los pies de nuevo, Beck? - se queja -. Ya sabes que tengo unos problemas con eso de tocar los pies de alguien más. Todas las esperanzas anteriores se derrumban al instante en me doy cuenta que no ha entendido nada. - No, Cam, no hablo de eso - suspiro pesadamente y me acerco a él para poder hablar más despacio -. Estaba pensando que, como estaremos solos, podríamos... - lo miro, él parece paralizado, mirándome con los ojos bien abiertos -, ya sabes. Tener... - suelto sus manos y muevo mis manos enfrente de mí haciendo señas raras que simplemente lo confunden más. - ¡Oh! - Cameron parece repentinamente alterado y da un paso hacia atrás, rascándose la nuca en un acto nervioso. Lo observo preocupada, está pálido -. Ah, ah, hablas de... - traga saliva -, sexo - susurra, mirándome como para comprobar que es eso a lo que me refiero. ¿Qué carajo? - Sí, hablo de sexo - imito su susurro y lo miro confundida. De repente, me entra el pánico -. ¿Qué? ¿Tú no quieres? Abre los ojos como platos y niega con la cabeza frenéticamente, agitado las manos frente a su cuerpo algo alterado. Está super nervioso y tenso, me doy cuenta, lo cual me hace sentir algo mal. - ¡No! No es eso, Beck - pasa una mano por su cabello y empieza a dar pasos hacia atrás de a poco -. Es que... Umm... Creo... Lo hablamos luego, ¿si? Mi madre me está esperando afuera. - Pero... - ¡Te quiero, adiós! Y sale prácticamente corriendo por el pasillo, dejándome con la boca abierta sin entender nada de lo que acaba de ocurrir completamente. Me quedo viendo por donde mi novio acaba de desaparecer y todo me da vueltas por lo confundida que estoy. Literalmente se veía como si estuviera a punto de tener un ataque de pánico. No dije nada malo, ¿o si? ¿A caso tenía planeado cortar conmigo o algo parecido y por eso quiso evitar el tema de esa manera para nada disimulada? Mierda. Quizás Bea tiene razón y Cam y yo no estamos destinados a durar mucho más, ¿no? Hablando de Bea... Entro al baño pateando la puerta con cansancio y miro alrededor para asegurarme que no hay nadie. - ¡Bea! ¿Te puedes apurar? - grito, cansada. - Mi v****a está sangrando, Beck, tengo todo el derecho de tardar lo que quiera. - me contesta. - Te espero en el auto. Bufando, salgo del baño a paso apurado y refunfuñando entre dientes. Por todo. Porque mi novio no parece estar interesado en acostarse conmigo y porque mi mejor amiga está en su periodo, lo que quiere decir que pronto yo estaré en mi periodo también. Maldita sea. Cuando salgo del baño, apurada, no miro hacia adelante cuando camino y mi cuerpo colisiona contra otro a mitad del pasillo. Suelto un quejido pero en el instante en que abro la boca para quejarme, noto que en mis pies hay unas baquetas de madera decoradas con una pintura rosada en la parte del mango. - No te vi, disculpa - una voz conocida me recibe y entonces levanto la cabeza lentamente, sintiéndome algo paralizada. A la madre.  Adler me mira con una pequeña sonrisa en sus labios rosados y perfectos. - No pasa nada, fue mi culpa - le sonrío y me inclino para tomar sus baquetas y extenderselas -. Perdona. - Gracias - aprieta los labios mientras toma sus baquetas y yo aprieto con fuerza mis manos. Entonces, Adler entrecierra tus ojos y me mira confundido -. ¿Nos conocemos? - No - contesto rápidamente y él eleva las cejas -. O bueno. Tú no a mí - su mirada se ve algo... perturbada y sé que estoy quedando como una desquiciada -. Me gusta mucho su banda. Una pequeña lamparita parece encenderse sobre su cabeza y una sonrisa perfecta aparece de nuevo en sus labios. - Ah, ya sé donde te he visto antes - chasquea sus dedos -. Siempre vienes a nuestras presentaciones, ¿verdad? Estoy seguro de que te vi entre el público.  Mi mandíbula casi toca el piso, no literalmente por suerte. Joder. Adler me ha divisado entre el público, que a pesar de que no era gigante, era bastante numero. Dios, ha puesto sus ojos sobre mí mientras salto, bailo, canto y sudo como loca. Joder, que verguenza. - Sí, seguramente - me río, tensa -. Siempre voy a todos sus shows. - Vaya - me admira un poco desde arriba, ya que es más alto que yo -. Una fan dedicada. > - Algo así - aclaro mi garganta cuando mi voz sale rara -. Pero no me perdería ninguna de sus presentaciones, de verdad, son increí... - ¡Adler! - el grito de otra voz bastante conocida para mis oídos me interrumpe. Adler se vuelve para mirar sobre sus hombros y yo me inclino un poco hacia el costado para admirarlo desde donde estoy. Blake está de pie junto a la puerta de entrada, con las manos en los bolsillos de su jean y una expresión exasperada. Observa fijamente a su amigo y yo me contengo para no comerlo con los ojos. - Estamos esperando hace diez minutos, ¿qué mierda haces? - su tono enojado no se hace esperar y entonces sus ojos se encuentran con los míos por un segundo, con el ceño fruncido. Pero los fija en su amigo rápidamente de nuevo -. Vamos, hay que ensayar. Henry está histérico porque tenemos que pasar por lo de Dylan primero. - Okey, okey. Ya voy, princesita - Adler bufa y empieza a caminar hacia su amigo arrastrando los pies.  Yo me quedo paralizada en mi lugar, viendo la figura perfecta del baterista de BHAD mientras se aleja de mí y la forma tan hipnotizante en que se para Blake. Cuando Adler llega junto a Blake, se gira hacia mí y me sonríe de oreja a oreja. Blake lo observa con el ceño fruncido. - Te veremos hoy, me imagino. - me dice. Los ojos de Blake me observan ahora. - ¡Claro! - mi emoción es demasiado exagerada, y eso hace reír a Adler y Blake simplemente suelta un pequeño bufido mezclado con una risa. - Genial. Nos vemos más tarde entonces. Asiento repetidas veces y le sonrío alegremente. Adler agita la mano en saludo de despedida y luego desaparece. Entonces, mis ojos se encuentran con los de Blake de nuevo, me observa unos segundos, con algo de curiosidad. Siento como mi cuerpo reacciona a su mirada y me tenso de pies a cabeza. No logro recomponerme hasta que Blake se da media vuelta y sale del edificio sin volver a mirar atrás. >
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD