CANCIÓN N° 2

5127 Words
Yeah, I got myself too drunk on you to drive So I'm crashing here tonight Canto junto con la canción que suena de fondo y me observo en el espejo de mi habitación. Me veo relativamente bien. Bueno, en realidad siento que me veo estupenda. Y no quiero decir que decidí arreglarme de más específicamente hoy porque Adler dijo que me divisó entre el público, pero mentir no se me da muy bien.  ¿Y qué pasa si alguno de los otros chicos también se da cuenta de mi existencia? Mieeerda, ¿qué pasa si incluso Blake alguna vez me vio entre todo el público cantando y saltando como loca? Muchas veces mis camisetas terminan con manchas de sudor debajo de mis axilas en mi espalda, ¿y qué pasa si vio eso? que vergüenza. Suspirando, tomo mi celular y mi pequeña mochila negra y noto que la pantalla se ilumina con la notificación de un mensaje y lo abro al instante. Camaroncito Espero que la pases súper esta noche. ¿Nos vemos mañana? Suspiro y rasco mi cabeza mordiendo mi labio inferior, dudosa y repentinamente estresada. Así que le respondo de manera simple, porque si lo pienso más, escribiré un texto de tres páginas y lo espantaré aún más que esa mañana en el instituto cuando salió corriendo de mí. Claro :) Bueno, la carita feliz nunca es una gran señal de que las cosas están bien pero Cameron tampoco se portó muy bien que digamos. Aún seguía demasiado confundida y enojada por su huida, y definitivamente mañana tendríamos que hablar al respecto.  Cuando salgo de mi habitación y bajo las escaleras, para después entrar a nuestra pequeña sala de estar a esperar a Bea, mi papá me mira con el ceño fruncido y una mueca algo rara mientras mastica los maníes dentro de su boca. - ¿Vas a algún lado? - me pregunta confundido, observándome de arriba abajo. Suspiro y me tiro a su lado, tomando un puñado de su maní también. Él me golpea la mano y yo revoleo los ojos. - Es jueves. - le recuerdo.  Papá está al tanto de mi obsesión con BHAD, así que él sabe que los jueves normalmente no llego a casa hasta un poco tarde.  - ¿Y es un concierto al que tienes que ir de gala o algo? - me pregunta, más confundido aún, mientras le da un trago a su cerveza. - No, pa - revoleo los ojos -. ¿Qué? ¿No puedo arreglarme una noche? - Okey, okey, ya me callo. - eleva las manos a sus costados y luego se concentra en la televisión de nuevo. Eso es lo bueno de mi relación con mi padre. Somos unidos, hay confianza y comunicación, lo cual es decir mucho de una persona como Vincent Swift, quien es lo más reservado y cerrado del Universo. Pero supongo que desde que mamá nos dejó, él ha intentado con muchas fuerzas abrirse un poco más y tener una relación estrecha conmigo. Es tierno verlo intentarlo, al menos, y sumamente gracioso. Miro la hora, ansiosa e impaciente, dándome cuenta de que falta media hora para que empiece el show y Bea aún no está aquí. Ella sabe que me gusta llegar temprano para conseguir un lugar cerca del escenario. Y como si estuviera conectada por un hilo invisible a mi mejor amiga, justo cuando desbloqueo mi celular para marcar su número, la llamada entrante de "Beatrix" aparece en mi pantalla. - Hey, ¿dónde estás? Se nos hace tarde.- digo ni bien contesto. Escucho como suelta un suspiro pesado del otro lado de la línea. - Tengo malas noticias, Beck - dice, en tono serio y luego se queda callada unos segundos -. Teresita ha fallecido. Abro mis ojos como platos, horrorizada ante la noticia. - Oh no, Bea - llevo la mano a mi corazón. Pobre Teresita -. ¿Qué la hizo perecer? Mi padre me mira con el ceño fruncido y una expresión extraña.  Bea suspira una vez más. - El motor hizo kaput - sentencia -. Llevo veinte minutos intentando revivirla pero nada, Beck. Creo que finalmente la perdimos. - No exageres, niña. Le pagaremos el doctor... mecánico - me corrijo al instante. Dios, a veces se me olvida que Teresita es un auto y no una persona de verdad. Bea ha logrado desbloquear en mí un grado de locura que no conocía. - ¿Lo dices en serio? - su voz refleja esperanza -, ¿me ayudarás a pagar el mecánico? - ¡Claro! Teresita es como mi hija también. Y como trabajo de pareja es mi deber ayudarte con las deudas que implique mantenerla. - Eres la mejor de todas, Beck Swift - ladeo la cabeza y pienso "sí, lo sé" mientras sonrío. Bea bufa del otro lado de la línea -. Pero bueno, tenemos que encontrar otra forma de llegar al show. No nos perderemos el de hoy por nada. ¿Cuándo nos perdemos uno en sí?  - Pediré un taxi y pasaré a buscarte por... - ¿Taxi? ¿Estás loca, Beck? - me interrumpe en tono severo -. Eso es dinero malgastado y además sumamente peligroso a estas horas, ¿y si el conductor en un psicópata y te secuestra de camino a casa? No, gracias.  - Pero... - Pídele el coche a tu padre. - sentencia, interrumpiéndome de nuevo. La presión me baja un poco ante la sola idea de tener que pasar por eso. Envío mi cabeza hacia atrás y hago una mueca. - No me puedes pedir que haga eso Bea. ¿Quieres que muera de verguenza? - Pues mira, mejor eso que nada, linda - suelto un gemido quejumbroso -. Vamos, mueve el culo. Te espero afuera de mi casa. - Bea... - ¡Muévete o llegaremos tarde! Cuando termina la llamada cierro los ojos con fuerza y cuando me recompongo miro a mi padre seguramente con la expresión más triste de todas. - ¿Qué te pasa? - me suelta, mirándome raro como siempre -. Te ves constipada. Preferiría eso antes de pedirle el coche. - ¿Me prestas el auto?  Mi papá está tan sorprendido como yo acerca de la pregunta. Eleva sus cejas y sus ojos marrones me observan confundidos. Es la primera vez, en mis diecisiete años de vida, que le pido el coche prestado. Tengo licencia y todo, pero ha estado acumulando polvo en mi cartera este último año. - Wow, ¿de verdad? - asiento, muy a mi pesar -. Así que Teresita si está grave... - suspira pesadamente y luego apunta al porta llaves pegado en un extremo de la pared -. Vete ya si quieres conseguir buenos lugares - me pongo de pie y tomo la llave entre mis dedos. Mi papá sonríe, conteniendo la risa -. Buena suerte, Beck. - me pincha y escucho su carcajada cuando salgo de mi casa. Y entonces, cuando piso el porche de mi casa, mis ojos se encuentran con ella, aparcada frente a la calle de mi casa... la limusina de mi padre. ¿Se entiende el por qué jamás le he pedido "el coche"? Porque no es un auto común y corriente, o viejo como el de Bea, es una maldita limusina que ahora ocupa para uso personal. Mi padre es dueño de una funeraria. Sí, una funeraria. Y luego de unos años, decidió expandir el negocio a una empresa de servicios de limusinas para cualquier tipo de eventos. Es impresionante la cantidad de gente que renta limusinas incluso en la actualidad.  Mirando al cielo y aceptando mi destino de humillación inevitable, camino hacia la limusina blanca de mi papá, que es en realidad la primera que compró y por eso decidió empezar a ocuparla solo para uso personal, y me subo en el asiento del conductor. Al menos las ventanas son polarizadas y nadie puede verme dentro del vehículo. Mirando la hora en el tablero, y moviendo mi cabeza al ritmo de la canción que pasa por la radio, conduzco lo más rápido que puedo hasta que por fin llego a la casa de Bea, quien me está esperando sentada en los escalones de su la entrada de su casa y cuando me ve, sonríe de oreja a oreja y eleva los brazos sobre su cabeza, emocionada. Ella ama de más la limusina. - Pero que linda estás, Beck - me dice, mientras sube al auto y me mira de pies a cabeza. La observo seriamente -. ¿Pero sabes que le da el toque a ese vestido rojo hermoso? La limusina. - Te odio, Beatriz. - sentencio mientras empiezo a conducir de nuevo. Ella suelta una carcajada y con los botones baja mi ventanilla y la suya, sonriendo emocionada y contenta. - No seas exagerada, Beck - me dice, sacando su brazo por la ventanilla y moviendo su mano en el viento. Respiro profundamente y subo mi ventana -. No entiendo como no te puede gustar andar en esta preciosidad. No es como mi Teresita, pero está de la puta madre. Me encanta. - Eso es porque te gusta ser extra en todo lo que haces - apunto y ella se encoje de hombros sin darle importancia -. ¿No te pusiste a pensar lo vergonzoso que será llegar al bar en este vejestorio? - Noup, no me puede importar menos. Yo creo que nos vemos fabulosas aquí dentro - me sonríe ampliamente y cuando ve mi expresión revolea los ojos -. Si tanto te molesta siempre puedes aparcar unas cuantas calles antes. Asiento y lo único que pasa por mi cabeza es el deseo que nadie me vea bajar de la limusina. Sé que no debería sentirme avergonzada, porque al menos tengo un medio de transporte propio, pero me es imposible. No me gusta demasiado llamar la atención, y una limusina blanca no es exactamente un sinónimo de pasar desapercibida. - ¿Ya viste las canciones que cantarán hoy? - empieza a decir Bea completamente emocionada mientras mira su teléfono -. Hoy publicaron la setlist y te juro que es buenísima. Hoy me quedo sin garganta. - sentencia. - Me pregunto cuándo cantarán algo suyo - digo entonces -. Me encantan sus covers y la forma en que adaptan las canciones a su estilo pero me muero por saber si tienen algún tema propio. - Seguramente sí. Blake publicó en sus historias la foto de una libreta, o diario, algo así. Seguro allí tiene toda sus letras - la emoción en su voz simplemente sirve para emocionarme más a mí -. Y hablando de ello... Aún no puedo creer que no estuve contigo cuando el bombón de Adler te habló. - suspira decepcionada y yo me río. - No fue nada de otro mundo.  - ¿A caso lo has visto? Él es de otro mundo, Beck - muerde su labio inferior y se tira en el asiento -. Uy, lo que daría por morder esos labios, ¿si te has dado cuenta de lo grande que es su boca? Dios mío. Me sent... - ¡Bea! - la interrumpo, carcajeando -. Controla tus hormonas, mujer. - ¿Para? Las hormonas están hechas para dejarse llevar - se ríe -. ¿Tú dices que se acerque a hablarte o algo cuando termine el show? ¡Si lo hace tienes que presentarnos! - me ruega. Revoleo los ojos al mismo tiempo que siento esa típica adrenalina y emoción en mi corazón y mi sangre cuando diviso el bar "Pocket" a lo lejos. Rápidamente, empiezo a buscar un lugar disponible para aparcar la limo. - Pensé que te gustaba Dylan, no Adler. - comento confusa mientras, como puedo, me las amaño para aparcar en una esquina a dos calles del bar. - Me gustan todos - responde Bea, simple y encogiéndose de hombros -. El primero que se fije en mí será. No me quejo. Me río ante el comentario tan propio de mi mejor amiga, quien desde que tuvo su primera vez con Jonah, un chico que se graduó el año pasado, se dio cuenta de lo que se estuvo perdiendo toda su vida: el sexo. Desde entonces, cada vez que quiere hacerlo con alguien, normalmente toma cartas en el asunto y va por ello como una leona por una gacela.  Eso es lo que más amo de Bea, la extrema confianza que se tiene a sí misma y lo segura que está siempre acerca de que, si se lo propone, puede lograr y conseguir lo que desee. Me gustaría poder aspirar un poco de esa característica suya, me gusta pensar que con nuestros años de amistad he empezado a hacerlo. Luego de aparcar, nos apresuramos a caminar por la calle rápidamente y agradezco que decidí ponerme mis zapatillas y no unas botas, como Bea, quien como siempre se ve increíble con su jean de cuero y su pequeño top amarillo combinado con una pequeña chaqueta de jean. Otra cosa que admirar de mi mejor amiga: su estilo. - Mierda, hoy hace mucho calor. - me quejo, cuando después de caminar media cuadra ya siento mi rostro sudar. - Joder, sí - una pequeña sonrisa pícara aparece en sus labios luego de un segundo -. ¿Sabes que significa eso? - me mira cómplice. Ah, mierda, mierda. Claro que sé lo que significa.  Siempre que hace demasiado calor, Blake acostumbra a quitarse la camiseta o desprenderse la camisa por lo mucho que suda en cada presentación. Y es que ese chico deja todo el en escenario todas las veces y termina súper sudado. Con el cabello pegado a los costados de su rostro, y no sé cómo encuentro eso tan atractivo, pero lo es. - Dios nos permita ver esas abdominales esta noche. - ruego y Bea se ríe. Cuando llegamos al bar, el guardia de la puerta, un señor regordete y amigable como para hacer de guardaespaldas o lo que sea, nos sonríe contento. De hecho, hemos formado una gran amistad con él, ya que todos los jueves nos ve aparecer sin falta. Y, hacer buenas migas con el encargado de la puerta, es una gran ventaja para Bea y para mí, sobre todo cuando llegamos algo tarde. - ¡Chicas, que bueno verlas! - nos dice, sonriendo de oreja a oreja y deteniendo la fila de todas las personas (en su mayoría chicas) que tiene enfrente. - Wesley, amigo mío - Bea le da un fuerte abrazo -. ¿Noche agitada? - Como todos los jueves, B - Wes me mira y sonríe -. ¿Qué tal, Beck? - Todo bien - le sonrío ampliamente -. Te ves genial, Wes. ¿Qué tal va la dieta? - ¡Súper! Ya perdí unos cinco kilos - Bea y yo lo miramos sorprendida y lo felicitamos por su meta y él, con una sonrisa amigable en sus regordetas mejillas abre la puerta -. Venga, pasen. El show ha de estar por empezar. - Cómo te quiero, Wes. Cómo te quiero... - Bea le da un sonoro beso en la mejilla y yo le sonrío por lo bajo, sintiéndome un poco incómoda por los gritos y las quejas de las personas en la fila. - Cierren la boca, tarados. O no entrarán una mierda. - escucho el tono severo de Wes mientras con Bea entramos en el bar. Las luces son bajas y el lugar está iluminado por luces rojas y azules y un pequeño reflector que apunta hacia el escenario, donde la bateria y los micrófonos ya están preparados. Hay mucha gente, como de costumbre y todos hablan entre ellos y se ríen mientras beben sus tragos.  Le tomo la mano a Bea, y activando mi modo fan desquiciada, empiezo a movernos entre la gente, dando pequeños empujones a la multitud para poder encontrar buenos lugares. Cuando logro posicionarnos en el medio de la multitud, con vista directa hacia el micrófono principal, empiezo a moverme ansiosa en mi lugar, dando pequeños saltos de euforia. Bea bufa y mira con una mueca a todas las personas a nuestro alrededor. - ¿Me recuerdas por qué no tenemos una identificación falsa? - me pregunta. - Mmm, ¿por qué es ilegal? - Debemos hacernos identificaciones falsas y poder beber como todos aquí - dice, ignorándome por completo y cruzándose de brazos -. Tengo un contacto que nos puede ayudar. ¿Quieres ir mañana? Vaya, que sencillo se le da infligir la ley a mi mejor amiga. La miro y niego con la cabeza. - No puedo. Quedé con Cameron. - me es imposible evitar la mueca de disgusto en mi rostro y el tono de hartazgo cuando digo su nombre. Bea me observa elevando las cejas. - ¿Problemas en el paraíso? - Te cuento luego.  Ella asiente y justo cuando estoy por preguntar cuánto tiempo más se tardarán, las luces se apagan un poco, el reflector titilea y los rayos de luz azules y rojos empiezan a moverse alrededor. La gente no tarda en gritar, emocionados, al igual que Bea y yo, que nos tomamos la mano con fuerza y miramos hacia el escenario con los ojos bien abiertos. Y entonces, como si fueran dioses del mismísimo Olimpo, Blake, Henry, Adler y Dylan suben al escenario, todos sonrientes y emocionados, excepto por el vocalista, quien está demasiado concentrado acomodando la guitarra que cuelga por sus hombros, con la púa entre sus dientes. Pero cuando levanta la cabeza y mira a la pequeña multitud de quienes ya son sus fans, una sonrisa de satisfacción aparece en sus labios y no me puedo creer lo hermoso que es Blake Jacobs. - ¡Buenas noches! - Blake dice en el micrófono y su voz retumba por todos lados. El público explota en un grito de emoción -. Gracias a todos por venir, como siempre - otro grito y esa sonrisa de costado que tan linda le queda -. Vamos a pasar un buen rato, ¿les parece? Así que, si conocen alguna canción, cantenla con nosotros hasta perder su maldita voz. Bea y yo gritamos junto con los demás y entonces Adler empieza a marcar un pequeño tiempo con sus baquetas. Mi amiga se inclina hacia mí y me habla en el oído. - No puede estar tan bueno... Maldito desgraciado. Asiento, sin prestarle demasiada atención ya que estoy completamente consumida por el espectáculo que se desarrolla frente a mí. Entonces, todo explota, como de costumbre. Un escalofrío me recorre de pies a cabeza cuando Henry hace un pequeño solo con su guitarra eléctrica, y luego, Adler se le une con la batería y Dylan con el bajo. Mientras que Blake mueve la cabeza al ritmo de la música y toma el micrófono entre sus dedos, mirando hacia abajo y moviendo su pie.  La típica adrenalina de siempre me abraza todo el cuerpo y mi corazón empieza a latir desbocado dentro de mi pecho. Y me siento inmensamente feliz y alegre de estar viva en este momento, de ser capaz de presenciar la música en su mayor expresión y el arte que realiza una de mis bandas favoritas. Y cuando Blake empieza a cantar, no me queda duda de que llegarán lejos. Estoy maravillada con ellos. Con la forma en que Adler mueve la cabeza hacia atrás y adelante y sus brazos se mueven euforícamente mientras toca la batería. Como Dylan se muerde el labio inferior, concentrado y luego levanta la vista y sonríe al público. La manera en que Henry simplemente sabe lo que hace y logra verse demasiado sexi tocando su guitarra y moviendo su cabello hacia el costado agitando su cabeza de vez en cuando, sonriendo con la boca entreabierta. Pero Blake... Dios. No hay forma de describirlo. Como eleva las manos a sus costados en los estribillos, como mueve sus dedos y la forma en que envía su cabello hacia atrás, como se inclina hacia adelante con su peso sobre la pierna derecha y la forma en que sus labios rozan el micrófono. Todo en el es malditamente sexi, joder, ¿cómo se supone que sobreviva a un hombre así? Y entonces llega la parte del puente de Crashing, de ILLENIUM, y la voz de Blake es profunda y seductora.   Hey, are you really this good? Damn, are you really this good? Baby, you're just like a drug I'd bottle you up if I could, oh-ooh Feeling out of control of your chemicals What's coming over me? It's a total eclipse of rationality Literalmente siento mis piernas flaquear por la forma en que canta. - Joder creo que me vine. - grita Bea en mi oído y no puedo estar más de acuerdo con ella. De verdad que intento cantar la canción junto con él, porque suena increíble, pero estoy demasiado embobada. Es la misma canción que estaba escuchando en mi habitación mientras me terminaba de preparar, y actualmente es una de mis favoritas, pero definitivamente la versión de BHAD es diez mil veces mejor. Dos canciones después, Blake da las gracias y entonces mis hormonas explotan cuando noto que sus dedos se mueven hacia los botones de su camisa y termina de desprenderla por completo, dejando al aire su abdomen marcado y perfecto y el tatuaje en sus costillas. Mieeerda. - Que bueno es estar viva. -digo en voz alta sin darme cuenta, pero el griterío de las chicas es demasiado fuerte como para que alguien me escuche.  Yo no puedo gritar, estoy demasiado embobada recorriendo su cuerpo con mis ojos. Casi abusándolo con ellos, a decir verdad. Su abdomen sudado, al igual que sus brazos y sus enormes manos, más el anillo que tiene en su pulgar, pero lo mejor de todo es su rostro cuando...  Mierda. Cuando mis ojos suben finalmente hacia su cara, mi mente delirante nota el momento exacto en que nuestros ojos se encuentran por unos segundos. Y creo que simplemente no reacciono ante el hecho porque no sucedió, ¿verdad?  Me va a dar algo. - Esta última canción se titula The Chain, ¡que la disfruten! > Los minutos que le siguieron, no aparté mis ojos de Blake, con la inútil ilusión de que quizás mi cerebro no se había imaginado que nuestros ojos se encontraron por unos segundos mientras cantaba - así como sucede en todas las fan fics que he leído en mi vida -, y con la nueva boba ilusión de que quizás volveríamos a mirarnos de nuevo o algo así. Pero claro que eso no sucedió. Blake solamente cantaba, pasaba las manos por su cabello sudado y sonreía de costado a las chicas que estaban más adelante. Quienes eran las groupies de otros institutos, en su mayoría, y algunas compañeras de clases de los chicos. De hecho, se rumoreaba que Blake y Henry estaban saliendo con las mellizas Straik, quienes eran obviamente las mujeres más hermosas que nuestro instituto vería en mucho tiempo. - ¡Muchas gracias, y buenas noches! ¡Nos vemos el Jueves que viene! - la voz de Blake nps hizo gritar con todas nuestras fuerzas y luego el ruido fue disminuyendo mientras los observábamos bajar del escenario y perderse entre la multitud. Bea me toma de las manos y me abraza por un segundo, como usualmente hacemos cada vez que un show termina. Ambas suspiramos y empezamos a movernos con la gente que comienza a dispersarse por el lugar de nuevo. - Qué show. El mejor de todos hasta ahora.- dice Bea, suspirando y rodeando mis hombros. - Siempre dices eso después de cada show. - me río mientras la sigo hasta la barra. - Porque siempre es un buen show, cariño. - me guiña un ojo y luego me suelta y camina hacia la barra, sonriéndole al bartender desde lo lejos, quien obviamente le sonríe de vuelta. Revoleo los ojos.  Bea ha estado hablando hace dos días por la noche con el chico. Ni siquiera se molestó en decirme su nombre, así que sé perfectamente que ni siquiera le interesa de verdad. Pero esa es Bea, se acostará con él y luego dejará de hablarle, pero cuando él le pregunte porqué no le contesta más los mensajes, ella le dirá que cambió de número, y cuando él le pida el nuevo número, ella le dará uno cualquiera. A veces me preocupa lo difícil que le es a Bea establecer una conexión emocional con las personas, pero sé que solo lo hace porque quiere protegerse preservar su estabilidad emocional.  Mi mejor amiga me mira sobre sus hombros y me guiña un ojo de forma cómplice y yo me río. - ¿Disfrutaste el show? - una voz algo conocida me toma por sorpresa.  Cuando me giro rápidamente, mi lengua se traba en mi boca por unos segundos cuando el rostro sudado y la sonrisa de oreja a oreja de Adler me toman desprevenida.  Él eleva las cejas en espera de una respuesta, pero lo cierto es que no recuerdo la pregunta. Así que decido ir por mi instinto. - Sí... - mi tono es dudoso, pero él continúa sonriendo. - Blake le falló a una que otra nota pero creo que nadie lo notó - se ríe y luego se encoje de hombros -. Pero yo estuve genial, ¿a qué no? - Sí, claro... - sonrío y me siento como una estúpida -. Como siempre, la verdad. Estuvieron espectaculares. - Gracias, ummm....- me observa pidiéndome disculpas y sé que se ha olvidado mi nombre. - Beck.  - Beck, claro, lo lamento - se rasca la nuca -. Tengo la memoria de un pez. - No pasa nada - me cruzo de brazos en un intento de sentirme menos expuesta ante tal hombre y como parece cómodo y una persona que toma confianza rápidamente, decido preguntarle algo -. Tienen una presentación este fin de semana en un club, ¿verdad? - Sí - me observa sorprendido y entrecierra los ojos -. ¿Cómo estás al tanto de nuestro itinerario? - Soy una fan dedicada - por suerte, en vez de alterarse o mirarme como si fuera una rarita, se ríe ampliamente -. Sé que es un poco fuera de lugar lo que voy a decir pero... - ¡De qué me estoy perdiendo! - de repente, los brazos de Bea me rodean por los hombros y los ojos de Adler se fijan en ella. Su sonrisa desaparece un segundo y sus cejas se elevan en sorpresa. Miro a mi amiga, ella sonríe coqueta y segura -. Tú has de ser Adler.  - Ese soy yo - la mira de arriba abajo y sonríe -. ¿Y tú eres? - Bea - contesta -. Mejor amiga de esta niña aquí. Fan de BHAD. Filántropa. Futura millonaria. Soltera.  Abro mis ojos como platos mirando a mi amiga alterada, pero ella no tiene ojos ni atención para mí con Adler en frente. - Todas características prometedoras - la forma en que Adler sonríe hace tragar saliva a Bea, dejándola algo embobada.  > - ¿Quieres tomar algo con nosotras? - le pregunta mi amiga, intentando volver a recomponerse. Adler nos sonríe en modo de disculpa. - Ya me tengo que ir - se disculpa -. Blake está cansado y no se siente tan bien. Así que nos iremos todos. - ¿Blake se siente mal? - Bea enarca una ceja -. Vaya, pues se veía más que bien en el escenario. No parecía.  Adler suelta una carcajada. - En fin, solo pasaba para preguntarte que te pareció el show - me mira y sonríe amigablemente -. Supongo que nos veremos de nuevo este fin de semana, ¿no? - enarca una ceja y coloca una mano en mi brazo, y siento como mi cuerpo se pone tenso al instante -, no creo que nuestra mejor fan nos falle, ¿verdad? Abro la boca para contestar, pero nada sale, así que me limito a solamente asentir y ver como Adler se ríe por lo bajo, luego se despide con la mano y se aleja de nosotras, caminando entre la multitud que le habla, le saluda y palmea su espalda cuando pasa. - ¿Eres estúpida, Beck? - Bea me da un golpe en la cabeza con su mano abierta.  - ¡Au! - ¡Te quedaste mirándolo como una tarada! - aprieta la zona del entrecejo con exageración -. Ha de pensar que soy una tarada también. - ¿Y por qué pensaría eso? Literalmente hablaron por dos segundos. - Porque estoy relacionada contigo. - dice con obviedad y cuando revoleo los ojos ella se ríe y me abraza por los hombros de nuevo. - ¿Nos vamos? Ya estoy cansada - la miro quejumbrosa y ella me observa hastiada. - ¿Cansada tan temprano? ¿Cuándo cumpliste ochenta años y no me invitaste a la fiesta?  Revoleo los ojos pero decido ignorar su comentario y la tomo de la mano, para luego empezar a caminar entre los cuerpos bailando, sudados y alegres a nuestro alrededor.  Reconozco el rostro de algunos chicos y chicas de último año. Todos están bebiendo cervezas o haciendo shots de lo que sea, y no puedo evitar preguntarme si saben que recién estamos a jueves, o si simplemente les importa una mierda y no irán a clases mañana, lo que tiene más sentido. Usualmente, los viernes, la mayoría de los de último año no asistían a clase. Sobre todo cuando BHAD decidía dar una fiesta después del show, que se llevaba a cabo en la casa de Henry, la mayoría de las veces. Bea y yo nos limitábamos a mirar las historias en ** los jueves por la noche, y solamente por ese medio sabíamos que todas las veces terminaba en un festejo un poco descontrolado. Cuando llegamos a mi limusina, suspiro pesadamente mientras me subo al asiento del conductor, y Bea se monta riéndose a mi lado. - No sé porqué no te gusta esta belleza - me pincha mientras arranco el motor -. Deberíamos ponerle nombre. - No - niego rotundamente -. Ponerle nombre hará que te acostumbres a querer usarla, y eso no sucederá. Pagaremos el arreglo de Teresita y olvidaremos que este día existió. - ¡Ah, por favor, Beck! - se tira hacia adelante, apoyando sus brazos y su cabeza en el tablero -. El arreglo de Teresita tardará y será costoso, mejor nos vamos acostumbrando a... Penelope - la miro hastiada, mientras avanzo por la calle. Bea sonríe de oreja a oreja -. ¡Penelope! Ese es su nombre - acaricia el tablero y suspira -. Te queda, linda Penelope. - ¡No se llamará así, ni de ninguna otra manera! - la miro alterada, ella hace una mueca -. Te dije que no te acostumbres a Penelo... Joder. - cierro los ojos y suspiro, mientras Bea se ríe como una bruja triunfante. - Ya veo la cara de todos mañana en el Insti cuando nos vean llegar con Penelope...  - No, Bea - la miro, alterada, enojada, nerviosa y apuntándola con mi dedo índice. Ella revolea los ojos -, ¡Ni se te ocurra! No haré... - ¡Mira hacia adelante, Beck! - el grito repentino de Bea me despierta de repente y cuando le hago caso, es demasiado tarde. El frente de Penelope choca contra una camioneta minivan color gris. Intento pisar el freno rápidamente para detenerme y evitar el choque, pero es imposible. La parte delantera de mi limusina choca de lleno contra la puerta del acompañante.  Mi cuerpo entero tiembla mientras mis manos se agarran con fuerza al volante. Giro lentamente mi cabeza hacia Bea, quien está con los ojos bien abiertos y temblando, al igual que yo. Ambas nos miramos y tragamos saliva al mismo tiempo, y entonces, se escucha como una puerta se abre y se cierra con fuerza, y los nervios me invaden aún peor.  - ¡Una limusina! - grita la voz de varonil y yo observo como la puerta corrediza de atrás se abre y la ventana del acompañante baja de a poco -. ¡Me chocó una limusina!  Entonces, el rostro rojo y la expresión enojada de Henry Stewart me deja perpleja y me hace encogerme en el asiento. 
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