Busco belleza en todas las mujeres, y ella tiene de sobra.
Luis Heronimo McDonall.
Este baile ya me aburría, todos los años es peor. El señor Paul Sheffiel, un panzón idiota que organiza cada temporada la misma fiesta, es tan aburrido y al parecer no planea cambiar su forma de organizarlas.
—Cambia esa cara querido amigo, por lo menos disimula que odias estar en este lugar— dice mi mejor amigo Alex, al cual le pedí que me acompañara para no estar solo.
—Será muy difícil ocultarlo, detente estar aquí preferiría estar en mi cama o en el club ... creo que me alegraría más estar en el club. — tomo de mi copa. Observando a todos a mí alrededor, tantas risas, arreglos, músicos. ¿Para qué? De nada sirven, no lo entiendo ¿cómo soportan fingir esas sonrisas todos los días?
—Entonces ... ¿Por qué estamos aquí? A mí también me encantaría estar en el club.
No puedo marcharme aún, le prometí a mi hermana que asistiría al menos a dos bailes para no desaparecer de la sociedad - Mi hermana siempre y sus mañas de manipuladora, se casó hace dos meses y de verdad últimamente por el pobre de mi cuñado que ha tenido que enlazarse con esa loca.
¿Sabes? No todo está perdido, al menos hay una buena vista —Alex señala a dos mujeres que se encuentran no muy lejos de nosotros, ambas son hermosas rubias de ojos azules.
—Sí, lo único ...— le guiño a las dos bellas rubias y las veo sonreír bajo de sus abanicos —Pero todas son igual de tontas con esas sonrisas, me gustaría conocer una no no ría estúpidamente detrás de un abanico.
—Se ve muy bella —suspira mi amigo, lo que me hace mirarlo con una ceja levantada.
- ¿De quién hablas? —Él señala a una pareja que acaba de entrar.
La mujer un poco mayor era una delicia para los ojos, una hermosa morena de carismáticos ojos azules y va del brazo de un hombre de cuarenta años, poco atractiva si se comparaba con la belleza de la mujer que iba de su brazo.
—Alex no pensé que te gustarán las mujeres casadas —le digo con un toque de picardía.
- ¡Y no me gustan! Yo estaba hablando de la señorita que está detrás de la pareja.
Al ver a donde señalaba, mis ojos vieron a una señorita de baja estatura, con un vestido color esmeralda, no es una mujer que a primera vista dirías que es hermosa; se podría decir que las palabras comunes y corriente la podrían muy bien.
No entiendo tu fascinación con aquella joven, a mi parecer se ve que es una florero poco agraciada —él me observa enojado.
No sabes quién es ella ¿verdad? —Lo miro con una ceja arqueada.
¿Debería? —Pregunto desinteresado —Me interesa saber nada de los floreros de la sociedad, prefiero centrado en mis asuntos y no en los de las fact desesperadas.
—¡Ella es Lady Verónica Blaze, es hija del Conde Blaze! —Responde furioso. Ahora recuerdo algunos chismes que escuchan sobre la tal Verónica Blaze, una señorita muy poco atractiva y de carácter insoportable. Nunca habíamos coincidido en ninguna reunión social o evento.
—Sí ... creo que ya recuerdo ¿Por qué tanto interés? No es exactamente una belleza, ni mucho menos se parece a las mujeres que suelen interesarte. —Respondo indiferente.
—Lo que no tiene en belleza, lo que compensa con su carácter y personalidad extrovertida, la conocí tiene un par de bailes, me reí mucho con sus ocurrencias ... Desde entonces es una muy buena amiga —suspiró fascinado.
Observe a Verónica Blaze, ella se acerca a la mesa de bocadillos y un hombre pelirrojo que identifico como el Duque de Wistol, ese pelirrojo que me desagrada hasta el hastío. Él se le acerca invitándole a bailar, termine mirándolos y no pude despegar la vista de esos dos. Ella se ríe y me pregunto qué le habría dicho el pelirrojo para hacerla reír.
Alaric Berfor no es conocido por ser un hombre amable o gracioso, más bien es un hombre cortante y de un humor n***o. Pero ahí estaba ella, rándose con él y requeriría admitir que cuando sonríe se ve bonita.
—Alaric Berfor y ella como que son ... muy "Unidos" —tracto de sonar indiferente y Alex entiende el doble sentido.
—Son grandes amigos, Lord Berfor la quiere como una hermana —responde pero no quito mi mirada de ellos dos.
—Lo dudo mucho, un hombre no es amigo de una mujer sino quisiera nada más. —La música termina, sonrío leve. Tal vez sea un buen momento para venegarme de todas las conquistas que me ha quitado el pelirrojo. Creo que veré si todo lo que dices sobre la señorita Blaze es cierto.
Me alejo del lado de Alexander para acercarme a la pareja. Al estar cerca del gigante pelirrojo que es el Duque Wistol, admitir que era un hombre intimidante, unos cinco centímetros más alto que yo.
—Si su carnet no se encuentra lleno ¿Me permitiría este baile señorita? —Le pregunté bajando la mirada para ver sus ojos, era realmente muy pequeña. La miraba con mi mejor mirada seductora pero la señorita Blaze solo me miró con su ceja levantada y el gigante Pelirrojo me fulminaba con la mirada.
—La verdad es que estoy libre, milord. —Responde ella —Alaric, la siguiente canción será completamente tuya.
Su voz no era chillona, ni tonta como la de las demás damas. Suena interesante e inteligente. El pelirrojo a regañadientes se aleja de ella.
—De acuerdo, Verónica —se hablan con tanta libertad. ¿Serán prometidos?
—Señorita Blaze, yo presento Luis Heronimo McDonall —tomo su mano entre la mía, es tan suave como pequeña casi se pierde entre la mía, poso mi otra mano en su cintura, la música comienza un sonar y los dos bailamos.
¿McDonall? ¿Es usted escocés? —Asiento.
¿Algún problema de Algún? —Todos los escoceses somos salvajes para los ingleses.
- Para nada milord, si le soy sincera admiro a los Higlanders .... ¿Por qué me invitó a bailar? Por favor sea sincero, no quiero tonterías y no soy tonta. —Quedo a un más sorprendido por lo directa que resultó ser esta señorita.
¿Un hombre no puede invitar a bailar a una bella dama? —Pregunté con una sonrisa.
—Deje sus sonrisas de coqueto me dan fastidio, si piensa seguir hablando conmigo por favor directo del mar y deje la hipocresía de mi lado Me estoy volviendo loco o esta pequeña mujer me acaba de decir que le doy fastidio? ¡Pero quien se cree!
Ella se ríe, lo que hace que me molestar aún más.
—¡¿De qué se ríe ?! —Personas enojado.
—¡De usted! Es muy fácil de enojar eso me da risa, no crea que soy una grosera pero es que así soy ... directa, le guste a quien le guste, tal vez es por eso que las damas no me inviten a sus exclusivas "fiestas de té "aunque no me importa, prefiero ser directo a ser una hipócrita.
No digo ni una palabra, no sé cómo responderle, seguimos bailando y noto como todos nos observan pero yo solo tengo ojos para esta pequeña mujer, tan directa que de un momento a otro cambiado todo lo que pensaba sobre ella. Alex tiene razón, es una mujer especial es ... única.
- Debo admitir que usted es alguien interesante señorita Blaze —sonríe pero no de forma coqueta, sino divertida y sincera.
—Eso me han dicho. ¿Y usted Lord McDonall? ¿También es un hombre interesante? ... ¿Me dirá por qué me invitó a bailar?
—Quería verificar si era cierto todo lo que dicen de usted —ella cambia rápidamente su expresión a una de enojo.
—¡¿Y qué es lo que dicen de mí ?! —Preguntó de forma brusca, me sorprende lo rápido que puede cambiar de humor, prefiero verla sonreír.
—Que es una dama un tanto peculiar, extrovertida ...
—Florero, fea, nada refinada —me interrumpe ella, lo que me hace fruncir el ceño.
Lady Blaze es todo menos fea, al principio pensé que era ordinaria pero ahora diría que es el tipo de mujer que cautela al verla a esos profundos ojos oscuros y al tener una conversación con ella, no es una belleza pero no llega a catalogarse como fea .
—Los que dicen eso son unos idiotas que no saben una joya tan encantadora como usted Miladi —vuelve a sonreír.
No puedo estar más de acuerdo con usted. —Seguimos bailando hasta que la música termina y yo doy cuenta de que debo soltar pero no quiero hacer eso. —Fue un placer bailar con usted señor McDonall.
Ella intenta alejarse pero no la dejo.
—El placer fue mío al permitirme que bailara con usted —no puedo decir nada más porque el idiota del Duque Warrior me la quita de los brazos tan rápido como un rayo. ¡Maldito pelirrojo a cada segundo me caes peor!
Verónica.
Alaric me aleja de los brazos del señor McDonall sin darme tiempo de seguir admirándolo a él y su mirada casi felina.
—¡Ten algo de cuidado! Soy una delicada flor que necesita ser tratada con amor —bromeo.
—Ambos sabemos que tus brazos son fuertes y no eres nada menuda y delicada —los dos no reímos, nos sentamos en una mesa algo alejada ¿Qué te dijo el Señor McDonall?
¿Lo conoces?
—Todos aquí lo sabemos pero como tu querida amiga eres una ermitaña, jamás te enteras de nadas. Él es un hombre déspota, inteligente y calculador, nunca se le ve por estas fiestas así que me sorprendió verlo esta noche aquí. —Dice con su ceño fruncido.
—Sabes que lo que pase en esta sociedad de hipócritas me interesa un pepino pero ese señor McDonall me agradó, creo que podría ser un gran amigo.
—¡Ahora me quieres reemplazar!
—Oh, Alaric sabes qué jamás te volverías, eres muy especial para mí —le digo con mucho cariño y amor fraternal el único amor que puedo sentir por él.
Cuando Verónica dice las palabras no se da cuenta que Heronimo McDonall estaba escuchando todo escondido, espiando esa conversación. Siente celos, un sentimiento realmente fuerte para él, que las únicas mujeres en su vida habían sido su fallecida madre y su hermana insoportable. Quería a esa mujer, la deseaba y esa mujer será suya, aunque tengamos que luchar contra aquel hombre pelirrojo, como debería su padre "Un McDonall jamás se rinde hasta obtener lo que quiere y más si es una mujer".
¡Mía y de nadie más Verónica Blaze! Ya lo decidí.