Capitulo 2

1682 Words
                                                                                     Capitulo 2 El reloj marcaba casi las doce y aquella noche particularmente estaba más oscura y fría que las anteriores, Manuel se encontraba tomado de la mano de Gladys y literalmente temblaba, Estefany y Pedro miraban expectantes hacia el cielo, esperando la tan mencionada luz que tenía a todos atemorizados; los minutos pasaban y ya se escuchan bostezos por parte de los chicos. –Yo sabía que esto era pura mentira de la gente – exclamo Tefy con molestia. –¡MIREN, MIREN! – grito Pedro señalando. Todos voltearon a ver hacia donde el chico señalaba y sus expresiones cambiaron automáticamente, se podía avistar desde lejos una fuerte luz de color azul que alumbraba el cielo, era como una línea que parecía empezar desde el suelo hasta las nubes, los chicos no cambian en el asombro, pues para ellos era algo que jamás pensaron ver. –Chamo, entonces si es verdad- dijo Gladys, colocándose las manos en la cabeza. –Vamos, es hora de averiguar qué coño es eso – sentencio Estefany. Los chicos tomaron sus bicicletas y se pusieron en marcha, dos de ellos pedaleando con dudas y miedos, mientras que los otros dos lo hacían con suma rapidez, sin siquiera poder contener la emoción por saber de qué se trataba todo eso. Las solitarias calles del pueblo estaban desoladas a esas altas horas de la noche, parecía ser que la gente se tomaba muy enserio las tantas habladurías, pero aquello era una situación que le daba un toque más de emoción a lo que los chicos estaban haciendo esa noche, Tefy que era amante de la adrenalina y las situaciones de riesgo se encontraba extasiada y aunque decía no creer en fantasmas ni en cosas paranormales, deseaba poder toparse esa noche con algo que la dejara sin aliento. –Creo que debemos dejar las bicicletas aquí – dijo Manuel. –Sí, nadie se las va a llevar, ni un alma se pasea por estos lados a estas horas de la noche – comentó Gladys. –Un alma es lo que creo que nos vamos a encontrar en ese bosque – bromeó Pedro. –¡Ay cállate vale! – exclamó con miedo Gladys. Dejaron cada uno sus bicicletas en el borde de la cerca que evitaba el paso hacia el bosque, Manuel abrió un espacio para que pasara Pedo y así sucesivamente hasta estar todos del otro lado. –Tefy, te juro que si nos matan ahí adentro yo te voy a matar a ti después – gruñó Gladys. –Si Gladys, vas a regresar de la muerte para rematarla, que coherente lo que dices – se burló Pedro. Los chicos continuaron su camino adentrándose en el oscuro bosque, muchas cosas raras pasaban en el lugar, ruidos extraños y sensaciones que pudieron percibir desde el inicio, miraban a todos lados buscando algún indicio de lo que podía causar la luz, pero nada aparecía, solo unas extrañas nieblas y un frió arrasador. –Chamo, que raro es esto, este frio no es normal – decía Manuel abrazado así mismo y temblando. –Aquí tiene que haber algo, ahora sí creo que pasa algo raro – intervino Estefany. De un momento a otro un extraño viendo comenzó a soplar con fuerza, los árboles se movían de un lado a otro, los chicos miraron automáticamente hacia arriba notando que la luna estaba más brillante que nunca; detuvieron sus pasos y se acercaron los cuatro formando un circulo para poder ver hacia todos los lados y que no fueran sorprendidos. –Vámonos de aquí – decía Gladys totalmente aterrada, se sentía como si algo los estuviera observando a través de los árboles. El viento soplaba con fuerza haciendo que las largas cabelleras de las chicas bailaran con él, los cuatro jóvenes se tomaron de las manos con terror, casi preparados para lo que se les avecinaba sin saber qué. Estefany bajo su mirada con extrañeza, sentía en sus pies una rara sensación como algo que le imposibilitaba moverse y de un momento a otro sus odios empezaron a taparse, no podía escuchar nada a su alrededor, miro a sus amigos y poco a poco todo se fue desvaneciendo. Parecía que había pasado una vida entera inconsciente, pues al levantarse y volver en si no tuvo noción del tiempo, por un momento pensó que sus nervios la habían traicionado y se había desmayado, que estaría afuera del bosque con sus amigos, pero cuando abrió por completo sus ojos quedo impactada, quiso gritar, pero no tenia fuerzas para hacerlo, quería levantarse y correr, pero su cuerpo no le respondía, parecía estar pegada al suelo. –Levántate – le escucho decir. Estefany no podía creer lo que sus ojos estaban mirando, nunca en su vida había visto algo igual, sentía miedo y terror con la presencia de ese ser extraño, físicamente se podía decir que era una mujer, pero sus ojos rojos como la sangre le indicaban que internamente no lo era, tenía un largo cabello blanco que le llegaba un poco más debajo de las caderas, un cuerpo escultural con una piel blanca como la nieve, tan brillante como la luna de esa noche, llevaba puestas unas telas vejas que tapan con dificultad su desnudez, Tefy se quedó inmóvil y con la respiración agitada cuando esa hermosa mujer se inclinó frente a ella y la comenzó a observar a detalles. –¿Quién… eres tú? –titubeó la joven Tefy. –Levántate – repitió la mujer de intensos ojos rojos. Tefy sintió como poco su cuerpo volvió a la normalidad, se levantó del suelo y quedo frente a frente con ese extraño ser que la miraba con detenimiento. –Eres una niña – le dijo casi en un susurro. –¿Qué eres? – le preguntó Tefy, esta vez con más seguridad. Algo le decía a la joven chica que si esa mujer la hubiese querido asesinar no estaría en ese momento intercambiando palabras con ella, ahora tenía una sensación diferente dentro de ella, quería averiguar quién o qué cosa era y porque estaba ahí con ella. –Me llamo Sanema y tú eres Estefany. Tefy abrió los ojos como plato al escuchar su nombre salir de los labios de esa mujer, preguntándose cómo era posible que sabía de ella. –¿Cómo sabes mi nombre? – le preguntó con asombro y nervios. –Te he estado esperando desde hace mucho tiempo –le contestó, dándole la espalda. Le daba vueltas y vueltas a lo que esa mujer decía, pero nada tenía sentido, no entendía absolutamente nada y eso le frustraba. –No entiendo de que estas hablando – le dijo. La mujer giro un poco su rostro estando de espaldas a ella, volviendo a colocarse frente a frente, pero esta vez su rostro estaba diferente, ya no tenia esos intensos ojos rojos, ahora estaban de un intenso color verde. –Soy Sanema, soy tu aliada y vine por ti –sentenció. La chica quedo petrificada ante la historia que esa mujer le estaba contando, alegaba ser un ser de luz proveniente de otro mundo que venía a buscarla a ella, lo que más le impresionó del relato fue la parte en la que Sanema le dijo que su alma era la de una guerrera perdida en el tiempo, que le costó mucho encontrarla tanto que llevaba años atrapada en ese pueblo esperando el momento oportuno para encontrarse con ella y llevarla a donde de verdad pertenecía. –Eso no puede ser – le dijo, alejándose un poco colocando sus manos en la cabeza. –¿Todo esto no es suficiente para ti? –Es que es imposible lo que me estás diciendo, yo no soy ninguna guerrera, yo solo soy una chica de dieciséis años, yo solo quería descubrir que estaba pasando en el bosque y ya, nada más. –Eso que sentiste fue mi llamado, esa sensación de querer venir a descubrir lo que estaba pasando, mira a tu alrededor, tienes la verdad ante tus ojos, y yo puedo mostrarte mucho más si me acompañas. No era fácil confiar en una persona o en este caso en un ser que se te aparece de la nada y te dice cosas sin sentidos, pero como explicar su aparición, como explicar que sabía su nombre y lo que hizo para tenerla ahí con ella, a pesar de tener dudas en su interior no podía negar que sentía la magia que emanaba de ella, sus ojos verdes le transmitían una sensación que no podía explicar, no tenía miedo alguno, al contrario, poco a poco fue naciendo en ella una incertidumbre y unas ganas inmensas por descubrir la verdad. –No puedo creerte y mucho menos confiar en ti – musitó con nervios. –Te daré la oportunidad de pensar y de darte cuenta por ti misma, ya me viste y ya hicimos la conexión, sentirás que tu alma sola te traerá de vuelta a mí y yo estaré esperándote, como siempre lo he hecho. Esos hermosos ojos color esmeralda parecían traspasarle el alma, eran tan profundos y a la misma vez tan intimidantes que la chica no pudo aguantarle por mucho tiempo la mirada, sintió algo muy fuerte en su interior que le robo el aliento. –Te estaré esperando. Aquellas palabras fueron las ultimas que Estefany guardo en su memoria, de un momento a otro volvió a la realidad y se encontró con sus amigos nuevamente, quienes la miraban con extrañeza. –¿Qué te paso, mujer? – le preguntó Gladys. –¿Dónde estamos? – preguntó la chica desorientada. –Afuera del bosque, salimos corriendo por esa ventolera y te quedaste paralizada – le comento Pedro. –Es el susto, vámonos de aquí antes que en mi casa se den cuenta que salí – intervino Manuel. Estefany no quiso comentarles a los chicos sobre lo que le había pasado, sobre ese extraño encuentro con esa mujer, tal vez pensó que todo fue producto de su imaginación a raíz del susto, pero algo dentro de ella cambio esa noche, tenía una sensación latente en su pecho inexplicable.                            
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