UN NUEVO MUNDO

1815 Words
CAMILA  En el pasado..... Llego al trabajo como todos los días, pero hoy no hay la camaradería que normalmente encontramos aquí, Julio está discutiendo con el dueño por algo, voy a mi casillero a cambiarme y salgo lista para comenzar mi turno, hoy voy a tomar el puesto de Eliza, la anfitriona porque hoy es su noche libre, me pongo en mi lugar y organizo las cartas y busco el libro de reseras para empezar a laborar, estoy de pie en la puerta cuando veo a julio salir muy enojado con la chaqueta del uniforme en la mano, corro hacia donde está y le hablo preocupada: — Julio ¿Qué sucedió? ¿por qué estás tan molesto? —  Mi amigo no es una persona violenta o problemático. — El viejo cree que lo estoy robando — Abro la boca y jadeo, el no haría algo así. — ¿Por qué pensaría eso? — Que le pasa a estas personas, solo acusar así a alguien bueno y honesto, este mundo está muy podrido. — Hay un gran hueco en el inventario y creen que he sido yo, Cami, nunca he robado nada, pero claro culpemos al mas tonto — Niega indignado y molesto. — Yo te creo, voy a hablar con  Jade, ella sabe que eres una persona honesta — Jade es  la hija del dueño y la sommelier del lugar. —Camila, estoy seguro que el que esta robando es el marido de jade, James — Me sorprende que me diga eso, todo estaba tan bien y ahora pasa esto, no puede ser posible. — ¿El gerente del lugar? ¿por qué haría eso? — Me pongo a pensar si he visto algo fuera de lo normal. — Solo el podría hacer algo sin que lo culparan, tiene acceso a absolutamente todo — Me gusta trabajar aquí, pero Julio es mi amigo y le creo, el no sería capaz de hacer algo tan ruin y deshonesto. —Entonces si te vas, me iré también, no soporto las injusticias — El se acerca y me da un corto abrazo. — No Cami, no puedes quedarte sin trabajo — El como siempre pensando el bienestar de los demás. — No me importa, no voy a quedarme aqui mientras veo como te tratan de esta manera. — Al final voy por mis cosas y renuncio a mi empleo,  ya conseguiré algo mas.... eso espero. *****  ****** ***** ***** **** Mi tiempo como desempleada no dura demasiado, unos días después, Julio me llama para ofrecerme trabajo en un pequeño local de comida que una chica que estudió cocina con el está comenzando, es como camarera y barista, no se como se hace pero me enseñaran a usar la maquina de cappuccino y creo que tengo un orgasmo de solo pensar en aprender a hacer algo como eso, mi vida es simple, trabajo, estudio; llevo una rutina tranquila, lo que siempre soñé, así que cuando Julio me ofrece el empleo, lo tomo de inmediato. Emma Black es una rubia pequeña y muy hermosa, es de fácil trato y bastante creativa y con ganas de sacar adelante su proyecto, me agrada de inmediato; a pesar de venir de una familia adinerada, no es para nada orgullosa o antipática, de hecho es todo lo contrario a eso. Luego conozco a Lauren quien es algo así como la encargada, mesera, cajera y mejor amiga de Emma, está en la universidad estudiando negocios, por lo que sus horarios deben adaptarse a sus clases, Emma debe quererla mucho porque también me dice que vive en el pequeño departamento de arriba, que también es de la propiedad y donde se le permite vivir sin pagar renta, debe ser tan genial tener personas que te respalden incondicionalmente, yo tengo a Julio, pero no creo que  seamos de esa manera. Los días pasan y resulta que me integro perfectamente al lugar, de hecho debo decir que me encanta, el negocio es el lugar ideal para trabajar, Lauren y Emma rápidamente me integraron a su grupo, del que también hace parte una mujer llamada Madison; ahora por primera vez en mi vida tengo amigas, nos reunimos, hablamos, chismoseamos, y bebemos; me entero que Madison y Emma eran archienemigas, Emma le robó  el novio, quien ahora es su actual esposo y Maddi se casó con el primo del tipo, si no lo estuviera viendo, no creería  que han superado eso. Una tarde, estoy en la barra preparando un café para un chico que coquetea conmigo, cuando veo entrar al hombre mas hermoso que haya visto en mi vida, es alto, ojos miel, sonrisa de dientes perfectos, se acerca a la barra y me sonríe antes de hablarme. — Hola, me das un latte muy oscuro por favor y lo que sea que tengas que me alimente, estoy hambriento. — No sé porqué, pero al escuchar que está hambriento, mi mente viaja y me imagino desnuda, ofreciéndome como tributo para alimentarlo — Sucia Camila — pienso y sonrío. — Siéntate ahi — Le hago señas con la cabeza hacia la mesa de en frente — Ya te lo llevo — Nunca había conocido un hombre como el, de esos que parecen sacados de una revista de modas y que son como criaturas míticas. Voy a la cocina y le pido a Julio que prepare uno de los Sándwich de la casa y cuando está listo lo llevo hasta su mesa con el café, el me recibe con una sonrisa y ataca la comida luego que se la entrego, lo escucho gemir de placer y no puedo evitar que mi centro se vuelva liquido, nunca he sentido eso por un hombre, mi primer  novio Paul, fue el único con quien tuve relaciones sexuales y no era malo, pero no me hacia sentir cachonda con solo escucharlo gemir. — ¿Te gusta? — Le pregunto aclarándome la garganta, este hombre me puso caliente con solo gemir, ¿Cómo seria si lo metiera en mi cama? — Es lo mejor que he comido por estos días, creo que este se volverá mi lugar habitual después del trabajo. — Eso espero, el hombre es un buen espectáculo para ver a diario. — ¿A que te dedicas? — Normalmente no soy tan atrevida con los hombres, pero hay algo en este bello desconocido que me atrae hacia el como un imán. — Soy medico residente en la sala de emergencias de el Saint Louis. — Mmmm.... un Doctor... nunca he sido coqueta o relajada cerca del sexo masculino, pero no puedo evitar coquetear abiertamente con el, me gusta, me gusta mucho. — Para ser un medico eres muy mal educado, soy Camila — Le tiendo mi mano y el me da una sonrisa deslumbrante, estoy segura que esa es su arma mortal contra las mujeres, me tiende la suya y responde: — Te pido una disculpa, vengo de un turno muy largo y estoy cansado y disperso, soy Edward Marshall — Muerdo mi labio mientras tomo su mano, el aprieta la mía y siento un corrientazo eléctrico recorrer mi brazo, había escuchado hablar de ello, pero nunca lo había sentido, creo que he sido flechada por cupido. — Hola Doctor Marshall, es un placer conocerlo. — Le doy mi mejor sonrisa y me voy a trabajar, el tipo está muy bueno, pero tengo mucho que hacer, cuando se va, se despide y promete volver de nuevo, cosa que espero, realmente quedé prendada de este hombre. +++++ Como lo prometió el vuelve de nuevo, casi a diario, se ha vuelto  un cliente regular del negocio y yo disfruto de mirarlo cuando viene, siempre hablamos y bromeamos, pero nunca nada mas, solo un pequeño coqueteo inocente, el está muy por encima de mi liga, es demasiado guapo y casi perfecto, yo solo soy una camarera mas, los hombres como el apuntan a otro tipo de mujer, aunque me hace sentir tan caliente, que no dudaría en dejarlo meterse entre mis pantalones. Hoy descubrí que el y Emma se conocen, Lauren dice que Ben, el marido de Emma odia a Edward porqué cree que está enamorado de ella, un nudo se me hace en la garganta, ya decía yo que estaba muy por encima de mi liga, el tipo nunca se fijaría en alguien tan insignificante como yo. Pasan los días y aunque todavía soy amable con el, le he bajado al coqueteo, creo que me gusta demasiado y me amarga saber que no tengo ninguna oportunidad, Emma está embarazada, así que contrata a otra persona, un chico llamado Vincent, es de mi edad así que nos llevamos bien desde el principio, me agrada estar cerca de el, es tierno y amable; no es cierto Doctor de ojos miel que me trae loca, pero no puedo pasarme la vida esperando lo que no va a llegar. Una tarde estoy terminando de limpiar la maquina del café, Vincent está cerca hablando conmigo y haciéndome reír con sus historias; cuando la puerta se abre y el entra al lugar, es como si lo iluminara una luz a su alrededor, ¿por qué me tiene que gustar tanto? le doy una pequeña sonrisa amable. — No me digas que ya no hay servicio. — Se lamenta — Voy a un turno largo hoy y necesito una recarga de energía— Dice casi haciendo un puchero infantil, caigo de inmediato. — Puedo hacer una excepción, — No puedo evitarlo, el me desarma. — Preguntaré en la cocina y vuelvo — Voy hacia la cocina, pero Vincent se ofrece a ir. — Tranquila Cami, yo me encargo — Vincent es un hombre tan dulce, no se porqué no puede gustarme el, siempre me está pidiendo una cita y me niego aún a sabiendas, que no hay nada que me impida tener una vida romántica con un chico agradable. Cuando se va, Edward me mira serio y pregunta: — ¿El chico es tu novio? — Me toma por sorpresa, ¿acaso le importa? — Disculpa ¿que? — Aun no sé si escuche bien. — El chico, te mira como si fueras de otro mundo, ¿es tu novio? —  ¿Son acaso celos los que detecto en su tono? — No tengo novio — Le respondo de inmediato. — Entonces saldrías conmigo alguna vez. — No es una pregunta, es una afirmación. — Porqué no — Le contesto con falsa tranquilidad, estoy muy emocionada. Vincent trae el Sándwich y yo lo empaco para llevar,  le preparo el café como le gusta, luego de pagar, el el se acerca a mi y me habla al oído, yo tiemblo de excitación. — Tengo que ir a trabajar, pero recuerda, me debes una cita Camila — Luego me planta un beso en la comisura de la boca y se va, oh mi Dios, es mi imaginación o ¿acabo de tener un pequeño orgasmo?   
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