Prólogo
Prólogo
Mis ojos se sienten tan pesados que me cuesta abrirlos, mis oídos comienzan a captar sonidos de lo que me rodea, el suelo se siente muy frío, pero puedo sentir las gotas de sudor caer por mi nuca, tengo náuseas y quiero vomitar, pero no puedo moverme aún. Intento recordar donde estoy, a mi mente viene una imagen de mí corriendo, huyendo por los callejones mientras una patrulla de policía me sigue, seguido de eso todo se vuelve oscuro.
Finalmente puedo abrir los ojos, estoy en un cuarto de paredes grises y suelo n***o, el olor es...extraño, como si los productos de limpieza se mezclaran, aquello hacía que mis náuseas empeoraran y consecuencia de ello fue que terminé devolviendo lo poco que tenía en mi estómago.
Descubrí que no era la única en ese estado, otras muchachas de esa habitación vacía y amplia se encontraban vomitando, se tambaleaban o sino estaban inconscientes en el suelo sin despertar aún. Miré alrededor encontrando cámaras en cada esquina del cuarto, no parecíamos estar en una estación de policía.
Y me niego a pensar en un secuestro porque no tengo problemas con nadie, siempre voy por mi cuenta para evitar eso mismo.
De repente, la puerta se abre, varios hombres entran y comienzan a tomar a cada chica que se encuentra despierta o desorientada, uno de ellos me toma del brazo obligándome a colocar de pie, intento no quejarme ni decir nada, mis pies a regañadientes obedecen, nos llevan por un pasillo algo oscuro, escucho el llanto de ciertas chicas, pero también escucho disparos que me aceleran el corazón.
¿Dónde estamos? ¿Van a asesinarnos? No tenía ningún problema para que quisieran asesinarme, para empezar, no tenía dinero que pudieran quitarme, desde que tengo memoria siempre he vivido en las calles, tuve que robar para comer, lo mío era un constante tomar y correr. Cuando salimos del pasillo caemos en una sala muy grande, no era una sala para ver televisión, era una especie de...sala de entrenamiento.
Forman una fila con las chicas y veo que todas tienen sus ropas o cuerpos sucios, todas son jóvenes, unas tienen cortes o cicatrices, otras tienen piercings, etc. Los disparos se detienen y no puedo evitar comenzar a temblar, estoy aterrada.
A unos metros de distancia hay una mesa larga, un chico está detrás de ella con brazos cruzados, su cabello es n***o como la noche, pero sus ojos marrones estudian a cada una de nosotras, sus labios son delgados y ligeramente rosados, pero tiene una cicatriz en su pómulo derecho, tiene ojos grandes e intimidantes, cuando su vista se posa en mí es cuestión de segundos para que me vea de arriba abajo y continué repitiendo esa acción con las demás.
¿Quién es este tipo?
— Faltan más chicas—su voz ronca va dirigida al chico que sostiene mi brazo, es alto y de piel morena, su cabello es de color lila.
— No despertaron.
— Maldición—gruñó rodando los ojos—Bien, mejor sigamos.
— Por favor, no me mates—suplicó una muchacha más baja que yo, estaba sollozando, sentí pena por ella y quise consolarla a pesar de tener miedo, su cabello rojizo era corto, apenas tocaba sus hombros—No he hecho nada, no tengo nada que pueda interesarles...
El chico camina hasta ella mirándola con tanta atención que me pone nerviosa. La muchacha baja la cabeza en medio de su nerviosismo, está temblando mucho.
— Tienes mucho para darme, EunHa—al parecer ese era su nombre. La chica sorprendida lo miró quedando muy cerca, él tenía que bajar la cabeza para mirarla—Estoy seguro que muchas de estas chicas sienten compasión por tu apariencia angelical, ¿No? —miró a las demás y luego a EunHa—Supongo que no creerían si les digo que eres muy buena con el cuchillo.
— Sólo...sólo lo hago para sobrevivir.
— Claro, todos sobrevivimos a este asqueroso mundo—sonrió con malicia— ¿Deseas que te deje ir? —ella asintió—Entonces cierra esa linda boca, ¿Bien? —se enderezó comenzando a caminar lentamente frente a cada una—Todas ustedes no llegaron aquí por casualidad, eran treinta chicas, pero veo que el rastreador hace de las suyas en la mayoría—eso me desconcertó. ¿Rastreador? —Si despertaron siéntanse afortunadas, están entre las quince finalistas—comentó burlonamente—Será un buen número.
— ¿Quién carajos eres? —preguntó de forma agresiva una chica junto a mí. Parecía tener una personalidad ruda, su cabello oscuro estaba recogido en un moño.
— Pueden llamarme Rabbit.
— ¿Eres el conejo de Alicia en el País de las Maravillas? —se burló riendo de su mal chiste. En un abrir y cerrar de ojos el pelinegro tomó una pistola de la mesa, la bala impacta en la chica y casi grito cuando la sangre me salpica en el rostro, ¡Tengo sangre de alguien en el rostro! Mis temblores aumentan delatando mi miedo, el cuerpo de la chica cae al suelo y veo un hoyo en su frente.
Sus ojos están abiertos de par en par, levanto la mirada y Rabbit me ve con la pistola en su mano.
— ¿Necesitas una bala en tu frente para detener esos temblores?
Aterrada y con un nudo en la garganta, apreté mis manos con fuerza, el chico que tiene tomado mi brazo aprieta de éste como si estuviera alertándome también. Miro al suelo sin poder evitar ver a la chica que hace segundos respiraba y ahora estaba frente a mí totalmente muerta.
¿Dónde demonios estaba?