No sé por qué cada vez que me sirvo un tazón de cereal, la misma cancioncita me llega a la mente: “El desayuno es la comida más importante del día, servido a la manera de Gary…” Qué estupidez. En fin, que me encontraba inocentemente desayunando en la cocina cuando un torbellino humano llegó a lado mío. —días —días — respondí, como la tradición indicaba. —¿cómo te va en la facu? Y eso, por otro lado, me dejó simplemente sin palabras. Era literalmente la primera vez en mi vida que Diana me preguntaba por alguna cuestión escolar. —Eh… pues, ¿bien? —¿Cómo que bien, enana? Te tiene que ir fenomenal. No era un secreto que, entre las dos, yo era considerada la “inteligente”, y no porque Diana fuera tonta. El asunto es que mi hermana lo tenía todo: era divertida, lista, extrovertida y at

