Ciertamente, María estuvo a punto de robar la virginidad del hermanito en aquella terrible noche en que ella lo abusó, y qué tranquilidad experimentó Elisa escuchar al hermanito jurando que no hubo penetración; María solo se frotó los labios de la v****a con la v***a erecta del hermanito. No hubo más entre ellos. Otra cosa rondaba la mente de Elisa: el viaje. ¿Cómo se lo diría al hermanito? Seguramente se iba a entristecer. Realmente el viaje tampoco tendría una larga duración. Diez días y regresaban. Llamó al hermanito. Se sorprendió al saber que no hallaba en casa. Allá se verían, necesitaban hablar de lo sucedido. Era imprescindible dejar de pensar en el asunto para trabajar a gusto, por consiguiente necesitaba expulsar varias cosas de su pecho. Solo el hermanito podía saciar esa extr

