Capitulo 2

1497 Words
Malditos ojos azules que me persiguen día y noche, no puedo cerrar los ojos sin pensar en sus ojos azules con motas verdes, tanto no puedo dejar de pensar en ellos que se han convertido en mi pesadilla favorita. No son solo los ojos azules lo que me persiguen sino también sus gemidos calmados, llenos de lujuria y pasión. El día que salí a emborracharme lo hacía porque había encontrado a mi prometida junto con otro hombre en la cama, jamás me imaginé que conocería a esa chica de cabello azabache, ojos azules y cuerpo de infarto, quedé impregnado de ella y no voy a mentir pero jamás pensé que su mirada ebria se quedaría grabada a fuego en mi mente. Unos golpes en la puerta de mi despacho me sacan de mi sueño de ojos azules, tengo un grave problema con ellos y ni si quiera sé el nombre de la chica, sé que le di mi número pero jamás me llamó, y quise mucho esa llamada. - Pasa. Mi secretaria Margot pasa seguida de mi padre, cometí el error de acostarme con ella en un intento fallido de olvidar a la mujer de ojos azules a la que bauticé como zafiro, ahora mi secretaria se me insinúa cada vez que tiene ocasión, se pone camisetas ajustadas con grandes escotes en el pecho y faldas ajustadas y cortas para que le vea el culo. - ¿Cómo estás hijo? - Bien, pensando ¿y tú? - Debes casarte.- que forma de esquivar mi pregunta. Margot se tensa y yo ruedo los ojos, no es la primera vez que tengo esta discusión con mi padre, según él con treinta años casi treinta y uno debo de casarme y darle hijos de la misma forma que lo ha hecho mi hermana este año, a pesar de ser ella la menor. - Ya hablamos de esto. - Me da igual, ya he encontrado a tu esposa, te dije que tenías un plazo de seis meses que ha terminado hoy. - ¿Qué?- casi lo zarandeo. - Si, te casaras con quien yo te diga.- se cruza de brazos.- La chica es bonita e inteligente.- al menos no me voy a casar con una mujer florero. - ¿Por qué debería hacerlo? - Las empresas siguen siendo mías por mucho jefe que seas.- punto para él que tiene mucha razón en eso.- Cuando te cases y me des un hijo biológico todo pasará a ser tuyo.- y lo creía. - ¿Por qué especificas que tiene que ser hijo biológico? - Porque ella tiene una nena de dos años, de la que nadie conoce al padre. - ¡Genial! Voy a criar a la bastarda de otro hombre. - No seas tan dramático, esa niña es un encanto. - ¿La conoces?- digo incrédulo. - La familia es amiga nuestra desde hace años, hace unas semanas fui a visitar a la familia y me sorprendió ver a la niña, no veía a esa chica tan frágil siendo madre soltera. - ¿Frágil en apariencia? - No la conozco mucho, pero si. Mi padre habla un poco más y yo solo puedo pensar en ella, es mi diosa de ojos azules que será eternamente un recuerdo, un sueño porque ahora voy a casarme con una mujer a la que ni si quiera he visto y de la que mi padre no ha tenido ni la decencia de decirme su nombre, ya me lo dirá mañana cuando vayamos a verla, no tengo ni la menor idea de si ella sabe de esto pero para mi es una locura que debo aceptar por las buenas porque por las malas me quedo sin nada. - ¿No vas a oponerte?- ni sabía que Margot seguía aquí. - No. - Pero..- comienza a temblar le el labio. - Lo nuestro fue algo de una noche, lo deje bastante claro cuando sucedió.- le vuelvo a dejar claro. Ella sale de mi despacho sin decir una sola palabra más, no tengo ganas de aguantar a alguien que se cree con algún derecho sobre mi, ni yo mismo tengo derecho para elegir esto. Yo iba a casarme y esa zorra lo echó todo a perder, le fui fiel durante tres años, le di todo de mi y con todo el miedo del mundo le pedí matrimonio a solas para que no sintiera la presión de tener que decir si, siempre tuvo derecho a elegir y nunca la presioné a nada y ella rompió mi confianza y me lanzó a los brazos de esa chica hermosa. Trabajo toda la mañana en las cosas que debo, voy a dos importantes reuniones con mi secretaria que parecer haber estado llorando ya que llevaba el maquillaje corrido y los ojos ligeramente rojos, yo deje las cosas claras, no fui un c*****o que le dio falsas esperanzas, ella misma se hizo una idea equivocada. Subo a mi coche y antes de iniciar la marcha a mi casa voy a la de mi hermana, esa mocosa no viene a verme con mi sobrino porque mi casa es demasiado de hombre, supongo que mi futura esposa la cambiara a su gusto o me obligara a comprar una nueva, cosa que no va a pasar, ya me mude después de lo de mi ex prometida y no quiero mudarme de nuevo. Llamo al timbre de la casa y mi cuñado, que es también mi mejor amigo, me abre la puerta con una súper sonrisa, le encanta ser padre. Juntos vamos hasta la sala donde mi hermana se encuentra con mi sobrino Mike en brazos. - Hola hermanita. - Hola hermanito.- Sophia es un par de años menor que yo solo.- Papá me ha dicho que te vas a casar. - Los seis meses han pasado.- me encojo de hombros y le quito al niño de los brazos para tomarlo yo. - ¿Seré dama de honor? ¿Anthony será tu padrino? - La boda no es solo mía, deberás preguntarle a mi prometida quienes serán sus damas de honor. - ¿No sabes su nombre?- niego.- Creo que papá la llamo Eleanor, pero no recuerdo si dijo su apellido. - El nombre es bonito.- comenta mi cuñado. - Si, también voy a ser padrastro. - Papá también lo comentó. La conversación se queda ahí y pasamos a otra cosa, no tengo muchas ganas de seguir pensando en mi matrimonio arreglado, ni en que criterio se basó papá para elegir a mi querida prometida, a la que no puedo ponerle más que nombre, no puedo buscarla en Internet porque no tengo ni la menor idea de su apellido. Mi hermana se acopló al plan de mañana, quiere conocer a su futura cuñada el mismo día que yo, mi hermana es una mujer extremadamente curiosa e hiperactividad, no se como no se ha vuelto loca con estar tanto tiempo en casa. Cuando éramos pequeños y de adolescentes, ella siempre tenía planes, muchos además, yo también los tenía, ambos fuimos populares tanto en la secundaria como en la universidad por lo que siempre teníamos las agendas llenas pero la de mi hermana era una locura, a veces me mareaba al ver cuantas cosas hacía. Al final cené en la casa de mi hermana escuchando a mi sobrino llorar cada vez que tenía hambre o quería que lo cambiaran, ese niño solo quería estar en los brazos de mi hermana, ni en los de su padre soportaba estar. - Señor.- me saluda mi mayordomo. - ¿Usted conoce a alguna señorita del circulo de amigos de mi padre llamada Eleanor?- él parece pensar. - No señor. - ¿Sabe usted de alguien con quien mi padre podría querer emparejarme?- él vuelve a pensar, es un buen amigo a pesar de que me saca veinte años, de todas formas es quien más tiempo lleva a mi lado y por eso le tengo mucho aprecio. - Pues, en verdad si.- responde al final.- Su padre es amigo de un señor llamado Francis cuyo apellido no recuerdo.- dice después de una pausa.- él tiene una nieta y tu padre la mencionó un par de veces pero tu padre llamó a la señorita Virginia y no Eleanor, así que lo siento pero no creo que sea quien buscas. - Gracias de todas formas Kevin, mañana la conoceré. - ¿Deberé llamarla señora? - ¿Todos lo sabían?- él asiente.- Deberás llamarla como ella te diga, así que esa pregunta debes hacérsela a ella y no a mi. - Lo haré, ¿se mudará antes de la boda? - Espero que si, debemos convivir antes o después va a ser imposible. Kevin no dice nada más y yo me voy a mi habitación para poder descansar y volver a soñar con los gemidos de mi Diosa. Estoy en serios problemas porque cuando este casado se verá mal que me empalme al recordar los gemidos de una amante nocturna, en un bar de hace tres años.
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