Capítulo 3

1947 Words
Larissa: Sí, Sr. Collins. Ryan: Ya está aquí tu vale de comida, mañana traes tu tarjeta de trabajo para que te lo firme. Me pregunto dónde he puesto mi cartera. Me entrega el vale de comida, hoy voy a preparar una buena cena en casa, estoy muy contenta de tener un vale de comida. Larissa: Sí, señor. Ryan: Aquí está la llave de la puerta, mañana empiezas a la misma hora. A las 8:30 bajaré a por mi café. Larissa: Sí, señor. Ryan: Buena chica, no me gustan los retrasos, así que… Larissa: No llegaré tarde. Ryan: Genial. Estoy muy emocionada, salgo de la casa del Sr. Collins minutos después y subo al autobús, paso por la escuela, recojo a Henrique y voy al mercado. Pongo a Henrique en uno de esos carritos para niños, hago una pequeña compra de cosas que pueda llevar, ya que el supermercado no entrega en la favela. Camino lentamente a casa, Henrique quiere caminar solo. Me muestra todas las cosas que le llaman la atención. Ya son las 7, llegamos a casa, mi padre no está en casa, voy a la cocina a preparar la cena. A las 8 Henrique y yo cenamos, ordeno la cocina y me voy al salón a jugar con él, un rato después mi padre llega a casa borracho. Papá Fernando: Lari, ya lle... gaste, acabo de salir hace un rato. Larissa: Ve a ducharte papá, luego puedes cenar. Papá Papá: ¿Tienes la cena hoy? Larissa: Sí. Papá Fernando: Eso es genial. Larissa: Sí, papá. Él se va a duchar, yo acuesto a Henrique, vuelvo al salón y espero a que mi padre salga del baño. Papá Fernando: Has comprado muchas cosas. Larissa: Compré más cosas para Henrique, ya que no puedo llevar muchas cosas por mí misma, el sábado vamos a ir al mercado para hacer una compra real. Papá Fernando: ¿Con qué dinero? Larissa: Mi jefe me ha dado un vale de comida, es suficiente para hacer una buena compra. Papá Papá Fernando: Ah. Larissa: Prometiste que no saldrías. Papá Papá: Fui a tomar un trago. Larissa: Papá, los dueños del bar siguen viniendo a amenazarnos. Fernando: No me importa. Larissa: Pero yo sí, ¿crees que me gusta que me amenacen? ¿Y si te hacen algo? ¿O a Henrique? Si no dejas de beber, lamentablemente te enviaré a una clínica de rehabilitación. Papá Fernando: No lo harás, esta es mi casa, yo hago lo que me da la gana, si no te gusta, vete a vivir a otro sitio. Larissa: La casa es tuya sí, pero deberías preocuparte por tu vida. Padre Fernando: Y tú deberías preocuparte por tu vida. Larissa: Tal vez debería preocuparme por mi propia vida y dejar que te hundas y luego no tener a nadie que te ayude, ya que no somos bienvenidos aquí, me iré a vivir a otro lugar de todos modos, no quiero que mi hijo crezca viéndote así. Padre Fernando: ¿Verme así? Larissa: Sí, un borracho, que siempre está tirado en medio de la calle, que no puede conseguir un trabajo porque va a las entrevistas borracho. Papá Fernando: Ya está bien, Larissa, ya está bien, sólo porque has conseguido un trabajo ahora estás así. Larissa: ¿Cómo así? Papá Fernando: Aburrida. Me levanto y voy a mi habitación, intercambio mensajes con Manu y luego me duermo. Me despierto por la mañana, voy a la cocina, me preparo el café, vuelvo a mi habitación, me arreglo y luego le cambio la ropa a Henrique, agarro nuestras cosas y a Henrique en brazos lo llevo al colegio y me voy a trabajar. .. Llego al trabajo, me cambio de ropa, preparo el café y pongo la mesa, espero al Sr. Collins. A las 8:30 se sienta a la mesa, le sirvo el café, toma un sorbo y pone una cara fea. Ryan: Este café es horrible, prepara otro ahora. Larissa: Sí, señor. Entro en la cocina y estoy temblando, no puedo creer que vaya a perder mi trabajo por una taza de café. Vuelvo a pasar el café y se lo llevo, lo sirvo. Toma un sorbo de café. Ryan: Larissa ¿realmente sabes cocinar? Larissa: Sí, señor. Ryan: Tengo mis dudas, el café sabe fatal, es polvoriento, se podría cortar ese café. Larissa: Lo siento, señor. Ryan: No te disculpes, hazlo mejor. Voy a la cocina a preparar otro café, le llamo en mis pensamientos por los peores nombres, qué estoy haciendo mal, termino de hacer el café y lo llevo a la mesa, le sirvo. Ryan: Esa cara tuya tiene una pinta horrible, me gusta que me sirvan con una sonrisa en la cara. Doy una sonrisa falsa. Pero en mi cabeza las maldiciones continúan. Lo que este hombre tiene de guapo, lo tiene de molesto, desagradable, maleducado y fresco. Ryan: Tu sonrisa es demasiado falsa y tu café sigue siendo horrible, no voy a beber eso, has hecho que mi día empiece mal, y cuando mi día empieza mal estoy de mal humor todo el día, deberías saber hacer al menos un café.... Larissa: Pero… Ryan: No me interrumpas mientras hablo, ¿entiendes? Larissa: Sí, señor Collins. Ryan: Bien, me voy a la comisaría ahora, no vendré a comer. Larissa: Sí, señor. Ryan: No quiero correr el riesgo de comer una comida horrible. Larissa: Mi comida no es horrible. Ryan: Después de no saber hacer un simple café, tengo mis dudas si realmente sabes cocinar. Vuelvo a la cocina, llorando de rabia, es un maleducado, no tenía que hablar así, no será fácil trabajar para este pesado. En cuanto oigo el portazo subo a limpiar su habitación, limpio el baño y luego hago su cama. Voy al balcón, agarro la ropa que ya están listas y voy al dormitorio a guardarla, abro la puerta del armario, pongo las camisas en la percha, cuando voy a guardar los pantalones veo una caja negra que me llama la atención. Me agacho y saco la caja. No, no puedo abrirla, pero tal vez un vistazo no haría daño, tiro de la caja más allá, cuando voy a abrir la caja. Ryan: ¿Qué estás haciendo? Se supone que no debes tocar esa caja. Larissa: Señor Ryan, lo siento. Ryan: Esto no es parte de tu trabajo. Larissa: Lo siento, señor. Ryan: No la perdono, se supone que no puedes revisar mis objetos personales. Larissa: Sí, señor. Ryan: Ahora sal de mi habitación. Larissa: Sí, señor. Me han pillado, qué vergüenza, estaba tan concentrada en averiguar qué había en la caja que no le he oído llegar, pero ahora tengo más curiosidad por saber qué es lo que hay tan importante ahí, que no quiere que toque, pero si me atrapa tocando sus cosas otra vez probablemente me mande a paseo, y realmente necesito este trabajo. Voy al balcón y pongo la ropa en la máquina. Estoy muy avergonzada por lo que acaba de suceder. Qué error. Ryan: Larissa. Larissa: Sí, Sr. Collins. Ryan: Si te atrapo moviendo mi caja o noto que la has movido, te despediré, ¿entendido? Larissa: Sí, Sr. Collins, esto no volverá a suceder. Ryan: Bien. Me deja sola, empiezo a llorar, nunca me han tratado así, respiro profundamente varias veces e intento dejar de llorar. No puedo creer que esté llorando por esto, pero no puedo dejar de llorar. Oigo pasos, estoy frente a la lavadora, me limpio las lágrimas rápidamente. Ryan: Lava esa camisa, la necesito más tarde. Larissa: Puede dejarla ahí. Ryan: ¿Dónde? Larissa: En cualquier lugar. Ryan: La necesito hoy, no lo olvides. Larissa: No lo olvidaré. Ryan: Deja de llorar, no es posible que no puedas aguantar un regaño. Ya no eres una niña. No le contesto, pero cómo me gustaría poder hacerlo, oh cómo te odio, quiero pegarte, y decir todo lo que pienso de ti, dolor de culo. Lo miro con una cara muy fea y me dirijo al tendedero para coger la ropa que ya está seca, él se queda ahí parado, mirándome. Realmente necesito este trabajo, tengo que aprender a controlar mis sentimientos de ira y fingir que él no está aquí, no puedo dejarme intimidar por su arrogancia. El señor. Collins se fue a la comisaría, el resto de mi día fue bastante tranquilo, sin su intimidante presencia, ordené toda la casa, dejé la camisa que necesitaría sobre la cama, planchada. Cierro la casa y voy a la parada del autobús. Una mujer empieza a hablarme. Mujer: Hola, ¿trabajas para Ryan Collins? Larissa: Sí. Mujer: Pobre de ti. Larissa: ¿Cómo? Mujer: No para los empleados de allí. Mujer: ¿Por qué? Mujer: Es muy grosero, grita al personal, un verdadero monstruo según los rumores. Larissa: Ah. Mujer: Varias mujeres han salido llorando. Larissa: Me doy cuenta de que es así. Pero quizás si hago las cosas bien, no tenga que gritar. Mujer: Creo que me puedes contar en una semana. Larissa: Espero que no, realmente necesito este trabajo. Mujer: Entonces buena suerte para ti. Larissa: Gracias. Todavía no ha gritado y espero que no lo haga, necesito pasar por encima de todo, necesito este trabajo. No puedo irme en una semana. Necesito hacer todo exactamente como a él le gusta para mejorar. Así que no me manda a paseo. Llega el autobús y me subo, después de casi una hora, me bajo en la parada de autobús junto a la escuela, recojo a Henrique y me voy a casa. Llego a casa, dejo a Henrique en el suelo, agarro el celular y hago una videollamada a Manu. Ella responde. Manu: Hola gordito de Dinda, manda un beso, canta para Dinda. Larissa: Hola, Manu. Manu: Hola Lari, ¿dónde está el gordito de Dinda? Henrique hace una gracia para Manu. Manda un beso, baila, dice algunas cosas que no entendemos. Después de unos minutos, Henrique se va a jugar y no le presta más atención a Manu. Manu: Hola Lari. Larissa: Hola, Manu. Manu: Tengo una gran noticia que contarte. Larissa: ¿En serio? Dimeeeee. Manu: Vuelvo a Brasil en 3 meses. Larissa: ¿En serio? Manu: Sí, estoy terminando mi intercambio. Larissa: Espero tu regreso. Manu: Estaré pegado a mi gordelicia durante un mes. Larissa: Quiero ver eso. Manu: Vamos a conseguir algunos chicos. Larissa: Estoy trabajando demasiado, no tengo tiempo para eso. Manu: Bueno, trata de conseguir algo. ¿Y cómo le va a Henrique en la escuela? Larissa: Lo está disfrutando, ha hecho algunos amigos, a los profesores les gusta. Manu: Es imposible que no les guste. Larissa: Es imposible, sí. Manu: ¿Aún no has encontrado novio, Lari? Larissa: No, ya sabes que me da miedo, sólo pensar en que alguien me toque me pone la piel de gallina. Manu: Pero cuando encuentres a alguien que te guste, el tacto será completamente diferente y querrás realmente que te toque. Larissa: Quizás algún día, pero por ahora no quiero en absoluto, no quiero ni pensar en esas cosas. Manu: Lo necesitas Lari, tanto tú como Henrique. Larissa: Por ahora no. Manu: Lari, sé que no te gusta hablar de esas cosas. Larissa: Realmente no me gusta. Manu: Pero de todas formas tendremos que hablarlo, cuando vuelva quiero presentarte a alguien. Larissa: Manu, no quiero conocer a nadie. Manu: Al que quiero presentarte es mi primo. Larissa_ Primo o no, no quiero. Al final siempre quieren lo que yo no puedo ni imaginar siquiera. Manu: Todavía tardaré un tiempo, quizás para entonces, habrás cambiado de opinión. Larissa: Creo que hasta entonces, mis pensamientos seguirán siendo los mismos. Manu: Ok no hay manera de que pueda hablar contigo, ahora cuelgo, besos. Larissa: Besos.
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