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Un Susurro En La Tormenta

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Blurb

Andrea Boughen, es una estudiante de Arte. Obtuvo una beca y por eso estudiaba en una de las mejores universidades del país, su vida relativamente era normal, hasta que hizo acto de presencia, su nuevo profesor... Alexander.

Un tipo apuesto, guapo, que en lugar de dar lecciones en su opinión debía de estar en una pasarela, bajo los focos, siendo el centro de atención.

Alexander Bradstone, termina en un aprieto, a sabiendas de que Andrea tiene problemas económicos, le propone que sea su esposa de mentira.

Lo que no se imaginaban los dos, es que acabarían por sentir atracción, y aquellas repentinas dos líneas en un test, acabaron por ser el principio de todo.

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Prólogo
No sabía la razón por la que su madre estaba llorando después de haber recibido en la puerta a ese oficial de policía, al parecer le estaba dando una mala noticia, pero Andrea no se ponía al corriente de eso terrible que había pasado, por eso ella en la distancia se quedó sin moverse, y su mamita parecía realmente mal, y ella sintió temerosa. —Mis más sinceras condolencias, lo sentimos mucho señora Boughen —El expreso el oficial de policía mirándola con lástima. —No es posible, dígame que todo esto es una mentira, mi esposo está vivo... es que no lo puedo creer, todo esto es una completa pesadilla, es eso y nada más... —dijo a duras penas en la negación, porque es imposible hacerse a la idea de que algo así estaba pasando, se sentía ahora mismo la protagonista de una película siendo golpeada con esa mala noticia. —No, lo siento mucho. Necesitaremos que... Pero nunca antes Andrea había experimentado tanta inquietud, como en ese momento y aunque deseó hacer algo, sabía que no tenía la solución en sus manos, tampoco como por arte de magia su progenitura volvería a reír como lo estaba haciendo minutos atrás. Aunque no sabía lo que estaba pasando, tenía un mal presentimiento y eso provocó el llanto en ella, quien terminó corriendo directamente a su habitación y sintiendo que estaba desprotegida sin razón. Por su parte la señora Mariana entraba en un schok, cantos y que incluso apareció la vecina Carolina para ayudarle. Lamentaba muchísimo la situación por la que estaba pasando la familia Boughen en ese momento; siempre habían sido muy buenos vecinos y por eso no dudó en apoyarle en aquel momento difícil. —Mariana, no me imagino cómo te debes de sentir, ven aquí —le expresó y ella la abrazó con fuerza sin dejar de llorar. Era en ese momento cuando con todas sus fuerzas necesitaba a un pariente cercano pero no lo tenía. Era tan difícil tener que vivir toda esa situación y no tener a nadie... Al menos contaba con ella. —Estoy destrozada. Todo esto tiene que ser una completa pesadilla, no sé qué voy a hacer sin Carlos, la vida no está siendo nada justa conmigo. ¡No lo es, Carolina! —emitió separándose, y comenzó a golpear sus piernas sin parar, hasta que ella la detuvo y con cariño hizo que la mirara a los ojos. —Oye, no, no te rindas, por favor. Allá arriba está tu pequeña es una princesa hermosa que necesita mucho de ti. Lo sé, soy consciente de que esto es terrible y se siente desgarrador, he perdido a personas importantes en mi vida, aunque no a mi esposo, pero sé que debe doler demasiado que te arrebaten a la persona que le entregaste el corazón, con la que has compartido tanto tiempo y encima tienes una pequeña qué es el resultado de ese amor, pero justo porque tienes a Andrea, deberías a luchar y aferrarte con fuerzas a que vendrán momentos de brillos, que la oscuridad de ahora se va a disipar —le expresó, necesitando con urgencia darle el ánimo adecuado para que no se rindiera, debido al mal momento. Después de todo la vida no tenía que detenerse para ella y más aún que tenía a Andrea. —Es que esto es un mal sueño —insistía aferrada a ambos lados de su cabeza con fuerza. —No, ojalá, pero aquí me tienes, saldrás de esta, Mariana. Podrás hacerlo... —le repetía una y otra vez, hasta que la aludida comenzaba a sentir que todo le dabas vueltas y en medio del llanto que no sé detenía, se fue directamente a la inconsciencia. ... A los dos días, Andrea acompañaba a su madre en el llanto, destrozada porque había perdido a la persona más importante de su vida, sentía que se le desgarraba el alma y no podía terminar de comprender el motivo por el cual se le estaba arrebatando a su padre. La pequeña Andrea no sabía que su padre había muerto debido a un accidente de tránsito, cuando un conductor borracho impactó con su auto y falleció, incluso si el responsable estaba tras de las rejas nada le iba a devolver a a su papá. Ella no sabía nada de eso, su mamá había querido protegerla de todo eso y no decirle. Ahora solo lloraba sin parar desconsolada y una madre que intentaba ser fuerte por su hija, también lo hacía, y aún así el dolor y esa sensación de ahogo le ganaba, pero tenía que luchar por ella seguir adelante, ese tipo de situaciones si bien es cierto que no era algo que se esperaba, a menudo solían pasar. No era posible que su esposa se hubiera ido dejándola sola en el mundo junto a su pequeña Andrea. Todavía tenía que vivir muchos momentos a su lado y ya eso no sería posible. Solamente le quedaban los recuerdos gratos al lado de su esposa, de su familia. Pero eso no era suficiente para sentirse mejor, de hecho cada momento vivido en el pasado golpeaba con fuerza su cabeza. Eres demasiado doloroso traer el antaño el presente y saber que ahora solo estaba su ausencia. Andrea sentía un poco de frío y el ambiente parecía haber sido apagado de hecho, al parecer ya se aproximaba una tormenta y pronto anduvieron hasta la salida, yéndose de aquel cementerio. Volver a casa y mirar todas sus pertenencias en la habitación, se sentía como una puñalada en el pecho y más cuando en cada centímetro de la casa habían construido recuerdos. Mientras su madre caía en la tristeza que no la dejaba ni un solo segundo. Andrea ingresó a su habitación deseando que todo hubiera sido una pesadilla. En su inocencia, cerró sus ojitos y con fuerza pidió despertar y ver a su padre entrar por la puerta para dar los buenos días cómo era de costumbre. Pero a pesar de que la mañana siguiente llegó, su padre no apareció. ... No era fácil tener que asumir por completo la responsabilidad de criar a una pequeña y darle todo lo que necesitaba, asumir aquella responsabilidad, se sintió como un verdadero reto para la madre de Andrea; la señora Mariana era consciente de que su hija la necesitaba demasiado y por eso estaba resuelta a esforzarse para ser lo suficientemente buena para ella, quería estar así para darle todo su apoyo y demostrarle que juntas podían contra todo. A pesar de que se decía que solo era el que podía curar las heridas, ni siquiera eso había sido suficiente para borrar la tristeza y el dolor que sentía por la partida de su esposo y más cuando todo había sido de una forma repentina. Carlos no merecía ese destino, debía estar con ellas, todavía velando por su seguridad. Pero no... No estaba ahí. Pero su presencia en cada una de las fotos estaba, la felicidad desbordantes de los recuerdos seguía intacta; su esencia no se había borrado del todo y lo más importante es que en cada uno de sus corazones permanecía. —Ven a comer —la llamó desde abajo, la pequeña Andrea no lo escuchaba porque tenía los cascos puestos, mientras escuchaba sus canciones favoritas en la habitación. Mariana negó con la cabeza y decidío aguardar un poco más, porque ya suponía que su hija seguía usando los audífonos. No la regañaba porque desde que su esposo había muerto, Andrea a pesar de su corta edad, había logrado sobrellevar toda la situación pero si se dio cuenta de que algunas cosas habían cambiado en ella, como el hecho de que ahora se la pasaba más rato en su habitación escuchando música. Y eso era algo bueno. Tal vez así se sentía mejor. Mariana se sentó sobre el taburete, a la espera de su hija, mientras tanto se puso a revisar algunos papeles importantes, eran las cuentas que tenía que cancelar... el seguro de vida de su esposo prácticamente se había ido en deudas pendientes, ahora era cuando se daba cuenta de que estaba con la soga al cuello, estaba pensando en pedir un préstamo en el banco pero debía pensar muy bien antes de tomarlo. No estaba segura de hacerlo. Porque después podía pasar que no lo podría pagar o algo parecido, y eso significaba que su casa estaría en el medio. Le daba un tremendo dolor de cabeza de solo pensar en todo lo que se debía. Mariana laboraba actualmente en diferentes hogares. Antes no se habría imaginando haciendo tal cosa como ir a casa de una vecina, y ayudarle a planchar la ropa, cocinar o cualquier otro oficio de la casa a cambio de conseguir dinero y así ayudarte un poco, pero se vio en la necesidad de hacerlo pensando en el bienestar de Andrea, que necesitaba como comer y tener la esencial. De manera que no tenía problema con hacerlo, de todos modos era trabajo honrado y no le estaba haciendo daño a nadie, todo lo contrario, conseguía lo que necesitaba sin tener que trabajar en cualquier otra actividad que fuera contra su moral y conciencia.

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