Después de insistir en que se comprara unos carísimos mocasines de Ralph Lauren le dio instrucciones al chófer para que les dejara delante de una mansión de la Quinta Avenida. Allí, Lewis le explicó sobre la magnífica colección de arte del magnate Henry Frick, que se exhibía allí como cuando estaba vivo, proporcionando una imagen de Nueva York durante finales del siglo diecinueve.
—Esta ciudad no es una masa de rascacielos habitados por empresas
—le dijo mientras visitaban las joyas de Constable, Turner y Jan Vermeer—. Nueva York tiene una historia propia y quiero que conozcas todo lo que te sea posible.
¡Y así fue! De hecho, para cuando acabaron el recorrido por el Museo Whitney de Arte Americano, el Museo Guggenheim, la Academia Nacional de Diseño y el Museo Cooper-Hewitt, Samantha te
