Movido por un gesto extraño y esa necesidad de mantenerme alejado de ella, decidí salir a almorzar fuera de la empresa. Conocer al niño acumuló nuevos sentimientos dentro de mí que no puedo descifrar, que aprisionan constantemente mi pecho, y no hacen sino desear estar más cerca de ella, así como revivir el momento en que tomé por asalto sus labios. Me incitan a querer ayudarles. No puedo permitirme ceder de esta manera. Temo caer nuevamente en una trampa. Mi subconsciente constantemente me grita que vaya despacio, que observe desde la distancia sus intenciones, pero mi cuerpo me grita acortar esa distancia y arriesgarme a dejar llevar, acercarme a ella, haciendo a un lado el temor, y expresarle de alguna forma esta necesidad de hacerme parte de su mundo. Un mundo hasta ahora totalmente

