Capítulo 6

1613 Words
Se dice que no importa cuántos obstáculos se pongan en tu camino siempre te sentirás fuerte si tienes a alguien apoyándote, yo tenía a mi familia, como también tenía a Caleb. De todos modos aquel día cuando me desperté sentí que algo estaba a punto de cambiar, no estaba segura que fue realmente o si era la misma sensación que había sentido durante los últimos días del año y el primer día del nuevo año. Habían demasiadas cosas ocupando mi mente y todo ello me hacía pensar que el pasado no había sido dejado atrás, porque había algo entre las sombras que me tenía actuando con paranoia, algo que estaba esperando el momento exacto para aparecer y arrebatarmelo todo, y ya no estaba segura de si se trataba solamente del recolector de almas. Probablemente lo que más también me tenía nerviosa era la presencia de aquella chica de su pasado, que había vuelto para crear desorden en nuestro nuevo mundo, no hacía sino traer viejas memorias que mantenían a Caleb lleno de nostalgia, un pasado que incluso a mi empezaba a molestarme. Sin embargo, no podía más que aceptar que él tenía un pasado con otra mujer y no podía hacer nada para borrarlo. Me di un largo baño de burbujas en la tina después del desayuno, pensé que lo que realmente necesitaba era relajarme un poco, así que puse un poco de música y me serví una copa de vino. Había olvidado tomar un descanso y recordar que la vida no siempre debe ir con prisas, necesitaba tomar un respiro de vez en cuando. —Estoy pensando demasiado, necesito apagar mi mente por un momento —pensé en voz alta, y me deslice un poco más abajo para hundirme aun más en la tina. Quería ser capaz de hundir mi cabeza y mirar un poco dentro del agua, pero solamente pude hundirme lo suficiente como para hacer burbujas con mi boca ya que la tina no era tan grande. Solamente me permití estar en el agua por 30 minutos, tenía mucho por hacer y el día siempre terminaba demasiado rápido. Entonces me envolví en la toalla y fui a mi habitación para decidir qué ponerme, había pasado una semana desde el año nuevo y todo lo que había sucedido entonces se veía un poco lejos. Me puse un poco de ropa holgada ya que trabajaría desde casa, y cuando me estaba preparando un poco de café alguien tocó a la puerta. Fui de inmediato y revise a través de la mirilla, después de todo estaba esperando por un paquete desde hace tres semanas, me había comprado unos cuantos vestidos para ir a la oficina. Di una mirada y no ví a nadie, entonces me pregunté si me lo había imaginado, así que regresé a la cocina para terminar mi café, algo que no pude hacer porque tocaron la puerta de nuevo. —¿Será alguna broma? —me pregunté, pero no recordaba que hubieran tantos niños en el edificio. De nuevo miré a través de la mirilla y no ví a nadie, ello me dejó llena de dudas y por un momento me quedé esperando a que sucediera de nuevo. —Bien podrían hacer sonar el timbre —comenté. Regresé lentamente a la cocina, y me sorprendió escuchar el sonido del timbre, así que corrí a la puerta y la abrí de golpe. El hombre de las entregas me miró sorprendido, sostenía mi paquete aún en sus brazos, sin haber podido preparar su saludo habitual. —Su... Paquete... —fue lo único que dijo y me lo entregó para poder sacar el papel que debía firmar. —Gracias —dije un poco avergonzada por toda la situación. Cuando se fue dejé el paquete a un lado y me hice el café, no podía creer la forma en la que había actuado. Después de consumir la cafeína necesaria para sobrevivir el día, recibí la llamada de mi madre como siempre, y le conté todo lo sucedido. —¿Tocaron tu puerta y no había nadie? —preguntó de forma exagerada. —No era nada, seguro lo imaginé —le dije para tranquilizarla. —Y si fue... —No, se sintió diferente —dije. Me senté en la mesita de la cocina y me quedé mirando el reloj por un largo tiempo mientras mi madre hablaba sobre los malos augurios, no entendí muy bien a qué se refería, así que no dije mucho y la dejé hablar. Me sentí mejor cuando cambió el tema de conversación, y me informó que se harían algunos cambios en el cementerio, como también que Milo estaba intentando convencer a papá de crear un sitio web para el negocio familiar. La escuché atentamente viendo las manecillas moverse, me sentía molesta por algo que no lograba recordar. —Oh no —expresé cuando lo recordé finalmente —. Tengo que colgar mamá, olvidé que tenía una cita para hoy —dije rápidamente, y ella misma terminó la llamada para que no se me hiciera tarde, aunque ya iba tarde y sería un milagro llegar en buen tiempo. Sin embargo, me cambié de ropa rápidamente y tomé el auto alquilado, agradecí que aún lo tuviera porque era mi única esperanza. Es que había olvidado que tenía una cita programada para ver un apartamento, no podía quedarme a vivir por siempre donde mi tía, estaba segura que en algún momento volvería y querría estar cómoda en su hogar. En el momento que llegué ví el agente inmobiliario esperarme, y corrí a su encuentro mientras observaba como los pasillos exteriores de los apartamentos quedaban literalmente afuera. —Siento la tardanza —fue lo primero que dije, y él hombre intentó no lucir molesto, y en su lugar procedió a abrir la puerta para mostrarme el lugar. A simple vista podía decir que no era el mejor que había visto, pero a diferencia de los otros era muy espacioso. —¿Puedo preguntar por qué está a tan bajo precio? —me sorprendía por lo amplio que era, no podía creer que no tuviera demasiada demanda. El hombre intento evadir la pregunta hablando de otras cosas como las tuberías y algunas remodelaciones que se le iban a realizar esa misma semana, y pude ver qué la pregunta lo había puesto bastante nervioso. Finalmente, me dijo que continuará viendo el apartamento, así que hice un recorrido yo sola mientras intercambiaba mensajes con Caleb, quién me había dicho que vendría para ver el lugar conmigo. Entré a una de las habitaciones y me sorprendí al ver que había una silla mecedora en el centro mirando hacia el balcón, di un vistazo alrededor intentando poner algo de sentido y pensé que el último dueño lo habría olvidado. Empecé a irme de la habitación con un mal presentimiento y entonces escuché la silla moverse, me di la vuelta lentamente para mirarla de nuevo, y vi una mujer sobre la silla qué se mecía y miraba afuera. —Hola —me atreví a decir, la mujer me ignoró por completo encerrada en su propio mundo. Caminé lentamente hacia la mujer y cuando estuve lo suficientemente cerca el movimiento de las silla se detuvo, tomé aquello como una señal de que me había sentido caminar hacia ella. —Hace un día bastante agradable —dijo con una voz melancólica, luego se levantó de la silla y la vi caminar hacia el balcón. —¿Qué es lo que estás haciendo? —le pregunté asustada, entonces empecé a caminar demasiado rápidamente mientras la veía acercándose al bordillo del balcón —. Détente —le pedí cuando se subió y levantó sus brazos como si fuera a volar —. ¡No! Sentí un fuerte abrazo desde atrás que me empujó al suelo, caí con fuerza sobre el cuerpo de alguien más. Miré por sobre mi hombro y vi a Caleb asustado, no estaba segura de que era lo que estaba sucediendo, pero me encontraba frente al bordillo del balcón. —¿Qué estabas haciendo Mara? —me preguntó de inmediato un poco exaltado. —Yo... Ella... —intenté poner sentido a lo que había visto, hasta que me di cuenta qué algo acababa de jugar conmigo, y al mirar de vuelta a la habitación que estaba vacía supe la verdad —. Este lugar no es bueno para mí —le dije y él asintió, ayudándome a sentar y revisando que estuviera bien. —Olvidaste ponerte el collar —me señaló, y vi que tenía razón, lo cual me aterrorizó. Tomó mi mano y no me perdió de vista ni un solo momento, dejó claro qué no alquilaría el apartamento y me llevó de vuelta a casa. —Estás molesto —inicié cuando se estacionó frente a mi casa. —Mara, yo no... Olvídalo, hablaremos de esto en otro momento —dijo y revisó su teléfono —, parece que tengo que regresar ahora la oficina, no te preocupes le diré al asistente que me ayude hoy, tú deberías tomarte el día libre y encontrar otro collar. —Lo siento —repetí, y él dejó salir un largo suspiro, entonces me abrazó de nuevo. —No quiero que nada te pase, Mara —me susurró al oído —. Hablaremos de esto luego... Me bajé del auto con la sensación de que Caleb estaba actuando un poco distante, probablemente estaba asustado por lo que había pasado, ni siquiera yo me sentía muy bien en ese momento. Mi padre salió a mi encuentro, y me miró con él presentimiento de que algo malo había pasado. —Mara, los espíritus están actuando extraño —me dijo, y entramos a la casa para hablar.
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