Para comenzar a contar esta historia, tenemos que remontarnos al porqué. Walter solía haber leído un libro sobre que todo el conocimiento ya se nos había dado antes de nacer, el conocimiento del cosmos. Sin embargo, aunque poco creía en el destino y sentía que nosotros éramos los únicos artífices de nuestro propio destino, de todas formas esas fueron filosofías que desarrolló con mayor madurez.
Walter era hijo único, de banqueros y de una ama de casa cuya mala palabra sería decirle que era una zorra. Como las mujeres de antes. Se llamaba Mirian y aunque nunca le había contado a nadie, solo algunas veces soltaba que tomaba pastillas psiquiátricas o que tenía una petaca de whisky y que en realidad, odiaba a su esposo. Ella era italiana y su esposo era paraguayo, no importaba cuanto éste le cortejase, ella no quería una vida con él. Ella quería estudiar leyes en otra ciudad pero su madre le había criado para corresponder gestos como éstos y no pecar de petulante. Su madre había criado a ella y a su hermana y jamás habían visto a un hombre en la casa, por el contrario de su hermana que era una mala influencia según ella.
Detestaba ser la idea de lo que podía provocar o provocaba su hermana en los hombres, ella por el contrario era recatada, pero de nada le sirvió ser distinta cuando tenía un pretendiente por cartas al que consideraba su amor por correspondencia, y había sido interrumpida por un pretendiente de carne y hueso, real, en su puerta con un ramo de flores y pidiéndole la mano a su madre.
Allí murieron todos los anhelos de la joven Mirian. Su madre luego de irse aquel hombre le comentó que tomara la honra del buen muchacho, que sería de ella en una ciudad desconocida sola, que dirían los hombres de ella o de su familia, y allí terminó. Para ella, la palabra de su madre era palabra santa y se cumplió. Se casó, tuvo tres hijos, y uno de ellos era Walter, el mayor.
Años más tarde, su amor por cartas vino en su búsqueda, pero entonces Mirian ya estaba casada, el sujeto lloró un poco y la alzó por los aires. De todas formas, ya era tarde para ella ser feliz, quizás por eso le hacía pagar sus caprichos a su esposo de tales infidelidades. Si había una amante más, no le importaba, solo quería comprar lo que le gustaba, tener empleada y comer comida comprada. O eso al menos era la imagen que todos conservaron de su abuela, una mujer coqueta, blanca como una perla, con blanco semblante y llena de un vigor que la hacía ver más sensual.
Ella no siempre fue una buena esposa, de todos modos. ¿Porque habría de serlo si su esposo también le faltaba? Así que en su casa del campo solía encontrarse con su amante, un amante que le curaba las heridas no solo del alma, sino también del cuerpo porque recientemente había tenido una operación. Ella sintió que debía tanto a ese hombre, e intentó buscarlo cuando todo terminó, pero jamás volvió a encontrarlo. Quizás esa era una señal de que debía ser solo ella, aunque estuviera casada.
Casarse era un papel con una firma, un matrimonio es una vitrina, lo de adentro es lo que Mirian intentaba mantener oculto, como los problemas entre hermanos, su problema con su esposo, sus nueras, las pretensiones de su madre, era normal que entonces viviera dopada, porque su mundo era un caos. Primero comenzó con Rivotril, luego con Valium, en esos tiempos nadie sabía que tomaba exactamente, pero no murió por ello, murió por vejez, lo cual era de no creer.
En cuanto a su vida, era una mujer de poca memoria, tenía muchos nietos, algunos más queridos que otros y otros más presentes. Supongo que los Aponte se encontraban en el medio, pero al final, terminó por pensar que quizás no importaba eso, solo quienes estaban a su lado, y allí fue cuando decayó, cuando se dio cuenta que estaba sola, que su único compañero se había ido, que sus hijos podían molestarla solo para obtener sus bienes, porque ninguna visita era gratis, su hija y su hijo se encargaron de vaciar la casa, tanto Victoria como Ricardo. Ella fingía no darse cuenta, pero cada vez faltaban más cosas. No podía seguir así, pero así lo hizo.
Un tiempo Ricardo se quedó a cuidarla, ese tiempo ella se levantó, pero luego Ricardo dejó de ir tan de seguido y ella volvió a bajar, se cayó y se rompió un brazo. Victoria no era una persona que lo hiciera apropósito, pero el mal augurio y el mal la perseguían a ella y a todos sus alrededores. Por eso Walter nunca tuvo mucho trato con su hermana, la consideraba estúpida, de poca honra y falsa.
Fue entonces cuando llegó el momento de despedirse de Mirian, había sido el principio de todo.
Cuando Mirian murió, los hermanos no volvieron a juntarse ni para hablar sobre la distribución de bienes, Victoria se había metido a la casa sin dar previo aviso y tuvo que hacerse un procedimiento judicial para que no siga allí y todos puedan disponer de la casa, como en palabras sobrias había mencionado Mirian. ''Quiero que todos vivan aquí, esta casa es muy enorme'' y lo era, y por mucho tiempo en mi infancia esa idea parecía ser linda, luego comencé a crecer y me di cuenta como estaban cosidos los hilos, la vida era una tela bordada y cuando das vuelta, te das cuenta que existen estos hilos, la verdad, la avaricia por una casa, que hasta los adultos se desconocen por tan solo un techo, que al final todo lo que nos rodea está conectado con una vida vitrinal, con una casa de dos pisos con piscina, que es la casa y no por mi abuela que se instalaron allí. Pero yo no puedo decirles quien soy o sino revelaría un secreto. Así que dejaré esto por hoy.