Capítulo 5: Cayendo en los brazos de Demetri
DEMETRI KLAR
Cuando empecé a caminar al auto vi su trasero, no podía negarlo, era un buen trasero. Tenía ganas de poner mis manos allí, pero obviamente no lo iba a hacer, no todavía. Tenía unas piernas torneadas, aunque no se veían bien por su estúpido pantalón, ¿cómo se sentiría tener sus piernas alrededor de mí, mientras yo me movía dentro de ella?
Joder, un bulto en mi pantalón sobresalía; tenía que calmarme o mi bragueta ya no iba a funcionar más en un futuro.
Recordé la sensación que sentí cuando llegué su casa y vi sus maletas, no sabía como identificarla, no era conocida para mí, mi corazón se había parado en cuanto la vi que se iba. Pero no la iba a dejar. Ella se iba a quedar conmigo, la iba a llevar a un lugar que estaba seguro que le encantaría.
DANKA
Desde el momento en que empezó a andar el auto, nos mantuvimos en silencio, hasta que decidí romperlo:
-Sabes que esto es secuestro, ¿cierto? Voy a demandarte.
-No lo harás.
-Oh, claro que sí lo haré eres demasiado arrogante, ¡solo porque tienes dinero o te da el derecho de tratarme así!
-¿Vas a seguir insultándome?
-Sí, es que realmente no me lo creo porque eres un...
Cuando menos lo esperé, lo sentí, estaba besándome y besaba divino, el primer contacto de sus labios con los míos envió una corriente de electricidad por todo mi cuerpo.
Al principio fue solo un ligero roce, pero el beso empezó a agarrar intensidad. Él me jaló a su regazo y me abrazó por la cintura, mientras yo ponía mis manos al lado de su rostro; sacó su lengua y empezó empujarla entre mis labios tratando de abrirlos para él, y lo hice. Hubo un enredo de nuestras lenguas, parecía un baile, nunca alguien me había besado así. Después de lo que pensé era una eternidad, él separó sus labios de los míos, pero no sin antes mordisquear mi labio inferior. Iba a perder el conocimiento con besos como ese.
-¿Ya estás tranquila?
Lo miré con el ceño fruncido pero con los ojos brillosos, no podía hablar, no después de semejante beso. Traté de volver a mi asiento pero él se aferró a mi cintura y no me dejó ir. Intenté zafarme pero sólo hizo su agarre más fuerte a tal grado de lastimarme pero se sentía tan bien donde estaban sus manos que decidí no decir nada. Pasamos unos minutos en silencio y él decidió hablar.
-Vamos a ir a ver unos castillos.
-¿Unos.
-Los castillos de Loira.
-Oh, Dios míos, ¿vamos a ir? Desde que llegué a Francia quise ir a verlos pero no había podido.
-Te van a encantar.
-Perdón.
-¿por qué?
-Por haberte insultado.
-Ya lo había olvidado.
-Pero aun así es secuestro ¿lo sabes, no?
Él solo sonrió y de nuevo acercó sus labios a los míos, esta vez el beso fue más salvaje y con más pasión. Me dejó sin aliento, se separó de mí e hice un ruido de protesta, cuando abrí los ojos él me estaba mirando.
Vayas que tenía una mirada que podía entrar a tu alma.
Cuando llegamos me quedé sin habla, parecía el vecindario de las princesas de Disney, todo era hermoso. Caminamos por todo el recorrido, había unos castillos enormes, otros medianos de diferentes colores, era simplemente hermoso. Estuvimos caminando y viendo todo el paisaje, pero lo mejor fue que en todo el camino él puso su brazo en mi cintura y lo mantuvo allí, se sentía bien, me daban ganas de poner mi cabeza en su hombro.
Pero no lo hice, ¿como me podría sentir tan atraída por un hombre tan autoritario y arrogante? Será un chico malo o el chico bueno?
Bueno, quizás nunca lo sabría.
Pasamos un rato más viendo todo, pero empezó a hacer frío y no llevaba nada para ponerme, Demetri llegó.
-¿Tienes frío?
-Un poco, pero no es nada.
-Ten.
Me estaba dando su saco, creo que era lo más romántico que alguien había hecho por mí, cuando me lo colocó en los hombros su aroma me inundó las fosas nasales, vaya que olía muy bien.
-Será mejor que nos vayamos.
-Sí, creo que sería lo mejor.
En el camino de regreso no hablamos pero él cambió su brazo de mi cintura a mis hombros, y no pude evitarlo: puse mi brazo alrededor de cintura. Fue mágico, había una intensidad que pasaba por todo mi cuerpo. Cuando volteé a verlo él tenía una sonrisa y una mirada sexy.
Estaba demasiado cansada, había sido un día duro, pero también un hermoso paseo, pero después recordé lo que había pasado y fue como un balde de agua fría, Demetri notó mi cambio y preguntó:
-¿Qué pasa?
-¿En verdad no andas con asa mujer?
Pude haberme dado una parada mental, ¿no podía haber sido más discreta?
No, tenía que abrir mi boca.
Noté que él se ponía algo tenso y decidí que no quería saber, dentro de poco yo iba a regresar a casa y no lo iba a volver a ver así que dije:
-Está bien, no tienes que decirme nada. Dentro de poco regreso y tu y yo no somos nada así que no tienes por qué contestar, no importa lo que hagas con tu vida yo no soy...
Me calló con su boca, sí con su boca. Me dio un beso fuera de control; al principio empezó tierno, sentí sus labios sobre los míos, cálidos, suaves, su lengua empezó a tantear mis labios y me abrí a él. Su lengua estaba caliente, y el beso empezó a tomar fuerza, nuestras lenguas estaban en un baile sensual, puse mis brazos alrededor de su cuello para acercarlo más a mí, él tenía sus brazos en mi cintura, pero una de ella empezó a bajar y la puso sobre mi trasero. Se sentía tan bien, su mano era grande y parecía encajar perfectamente en mi cuerpo, era maravilloso, simplemente eso. De repente me cargó y para no perder el equilibrio puse mis piernas alrededor de su cadera sintiendo directamente su enorme erección chocar con mi entrepierna...