La idea de que todo eso se tratara de una broma había quedado descartada, de la misma manera que creer que era un sueño, y más bien aquella teoría de un universo paralelo se hizo más fuerte.
Todos lo llamaban su Majestad, y se referían a él como el Rey, y por un momento creyó que era el máximo poder en ese mundo, al menos frente a su pueblo, sin embargo, tuvo que entender que había alguien que estaba por sobre él y ese era el emperador, Cha Min Kyung, con quien llevaba años de matrimonio.
No era tan fácil preguntar sobre sí mismo cuando se suponía que esa era su vida.
A pesar de que cuando despertó pudo sentir aquel cuerpo un poco débil con respecto al suyo, no le dio mayor importancia, suponía que se debía a que al parecer la persona a quien reemplazaba había estado enfermo antes del cambio y bueno, tampoco era como que él hubiera dejado su lugar estando en mejores condiciones, porque seguramente iba a tomarle unos días a su otro yo para poder salir del hospital.
—Su Majestad, ¿está seguro que quiere ir al banquete de esta noche?
Esa era la tercera vez que le hacía esa pregunta la mujer que había estado cuidando de él cuando despertó, y no parecía nada conforme cada vez que le había dicho que sí, que quería ir al banquete.
—El emperador solicitó mi presencia, no veo la razón para no ir.
—Majestad, está recuperándose, esa... esa puede ser una buena excusa para no ir.
—Dama Kim, ¿por qué insiste en persuadirme para que no asista al banquete?
Tae Young vio a la mujer entregar pétalos de rosas a otra doncella, indicándole que los colocara en la tina que debía preparar para el baño del Rey.
A veces esa manera de expresarse le hacía sentir como que estuvieran hablando de una persona muy diferente a él, aunque lo hacían, ya que él no era el verdadero Rey.
—Dama Kim... —insistió.
—No sé la razón de que su Majestad ha decidido actuar como que no lo sabe. La concubina Shi acompaña también esta noche al Emperador en el banquete.
Tae Young intentó no hacer ningún gesto de asombro cuando fue mencionado que el Emperador tenía una concubina, aunque imaginaba que era algo normal en ese mundo, para él no lo era, pero no había mucho qué hacer, al parecer el dueño verdadero del cuerpo lo aceptaba y él también tendría que hacerlo.
—¿Es sólo por eso que no quiere que vaya?
—Su Majestad, ¿ya olvidó la humillación de la última vez?
Tae Young quería preguntar qué era eso, pero si lo hacía iba a dejarse al descubierto, casi estaba seguro, así que se obligó a no hacerlo, sin embargo, la insistencia de la dama Kim le hizo considerar que el dueño original del cuerpo evitaba estar en el mismo lugar que la concubina del Emperador, no obstante, él ya había decidido que asistiría al banquete de esa noche.
Realmente mientras estuvo en esa habitación no fue tan difícil. La dama Kim estaría cuidando de él, y al parecer también había algunas sirvientas y sirvientes que obedecían fielmente lo que él quería.
—¿Una concubina puede ser competencia para el esposo del emperador?
Su tono fue un poco burlesco, viendo como los ojos de la Dama Kim se ampliaban en sorpresa, y haciéndole darse cuenta del tono usado y por la manera de actuar de la mujer suponía que el Rey Tae Ho no se expresaba de la forma que él lo hizo, sin embargo no se rectificó.
—Majestad...
—Asistiré al banquete y no hay más que decir con respecto a eso.
La dama Kim hizo una reverencia aceptando su decisión para continuar con su trabajo. Realmente no era ese su mundo pero si colocaba un poco de su parte creía que no iba a ser tan difícil adaptarse, al menos hasta que pudiera regresar a su cuerpo, y se había prometido que intentaría no arruinar las cosas, y quizás con respecto a esa decisión no era prudente que asistiera al banquete, sin embargo, él creía que sería un poco más fácil de analizar su situación si conocía todo a su alrededor.
No estaba seguro de si solo era su percepción o realmente su relación con el Emperador no era muy buena, es decir, después de que lo invitara al banquete de esa noche y él respondiera que asistiría, además del asombro en todos, le pareció ver enojo en sus ojos antes de que una sonrisa de medio lado apareciera en su rostro y un "estaré ansioso de verlo ahí" fue dicho, para luego observarlo irse de la misma manera abrupta como llegó.
No fue fácil para él tener a una mujer ayudándole a desvestirse antes de que entrara a la tina preparada para su baño, y tuvo que pedir privacidad para que estas no lo observaran durante todo el proceso, sin embargo, tuvo que hacer notas mentales que al parecer eso era normal, pero mientras pudiera, él prefería que nadie lo viera al bañarse.
También pudo notar que quien daba las órdenes a las personas a su servicio después de él, era la dama Kim, quien se encargaba de que todo a su alrededor estuviera en orden, lo que significaba un trabajo menos si sólo debía informarle si necesitaba algo y ella daría las órdenes a quien correspondiera para que fuera realizado.
Cuando el baño terminó, fue ayudado a vestirse y así mismo su largo cabello castaño fue recogido y adornado con peinetas y tocados, haciéndole sentir que su cabeza se sentía inusualmente más pesada al no estar acostumbrado, pero evitó quejarse, suponía que era algo normal, es decir, había visto a hombres y mujeres llevar su cabello largo, incluso el Emperador, así que no podía quejarse y sólo debía soportarlo.
Después de lo que fueron horas de preparación, la dama Kim le avisó que era hora de que fueran al salón principal en donde sería el banquete, y Tae Young sentía que fue el momento más difícil, porque debía caminar al frente siendo seguido por la dama Kim y otra mujer un poco más joven, de quien ni siquiera sabía su nombre, así como también por un guardia.
Si tan sólo conociera el camino que debía seguir.
—Dama Kim, guie el camino —dijo serio.
—Majestad...
—Dama Kim, ¿va a seguir cuestionando todo lo que diga?
La mujer bajó su cabeza y caminó al frente, y Tae Young, se felicitó. Nunca había sido una persona de dar órdenes, pero suponía que era fácil porque sabía que casi todos lo obedecerían, la única que se atrevía a cuestionarlo era la Dama Kim, pero si sus palabras eran un poco más firmes, ella simplemente acataría lo que él dijo.
Para él fue como caminar en un laberinto de tantos pasillos que cruzaron hasta que llegaron al salón principal, y la Dama Kim hizo una reverencia hacia Tae Young antes de colocarse detrás de él junto a la otra dama.
—¡El Rey Tae Ho está aquí!
Tae Young pasó su mirada por las filas de mesas que había a los costados en donde estaban tantas personas que no conocía, y aunque intentaron ocultarlo, vio como murmuraban entre ellos, algunos incluso sonrieron y se colocaban de pie mientras el caminaba en dirección al Emperador, que parecía que sus facciones se endurecieron en cuanto sus miradas se cruzaron, pero él intentó no sentirse intimidado aunque en ese mismo momento comenzaba a considerar que debió escuchar a la Dama Kim y no asistir al banquete. Quizás era demasiado pronto para enfrentar a todos.
Mientras caminaba hacia el Emperador vio a su lado a una mujer que vestía con túnicas azules con bordados dorados, su cabello n***o estaba recogido por completo y llevaba algunos tocados.
Si Tae Ho no supiera que él era el esposo oficial, creería que ella era la Emperatriz.
—Esa víbora, ay...
Escuchó que era murmurado a un lado de él y al mirar sobre su hombro, encontró a la dama más joven que parecía que acababa de ser reprendida, pero Tae Young sentía que aquel comentario fue todo lo que necesitó para confirmar que aquella mujer era la concubina del Emperador, que no estaba por sobre él.
Si bien, él era el esposo oficial del Emperador, todos se dirigían a él como Rey consorte para poder hacer una diferenciación con su esposo, porque sentían que no podían llamarlos a los dos Emperador, sería diferente si él fuera mujer porque el título de Emperatriz sería usado.
Tae Young no se detuvo a hacer una reverencia al Emperador antes de comenzar a subir las escaleras, viendo como sus ojos parecían arder en furia, así como también hubo algunas exclamaciones de sorpresa por ese hecho, que él prefirió ignorar, parándose delante de su esposo e inclinó ligeramente su cabeza.
—Su Majestad.
Miró a la mujer al lado del Emperador y una apenas perceptible sonrisa despectiva apareció en sus labios, si bien, no la conocía, no le gustaba como ella lo miraba, y según lo dicho por la Dama Kim, ellos no se llevaban bien, al parecer a pesar de que era una concubina, ella a veces había encontrado la manera de humillarlo.
—Por la furia en su mirada, empiezo a creer que la invitación de su Majestad para esta noche no fue real, incluso encontró un reemplazo para mi lugar.
Tae Young se daba palmaditas en sus hombros a cada momento sintiéndose más seguro con lo que hacía, porque sí, él podría interpretar el papel de esposo del Emperador, y bueno, si la concubina Shi creía que podría humillarlo, le haría ver que no era tan fácil, y cuando vio en la pareja la sorpresa y la furia crecer, estaba regocijándose en su interior.
¿Qué tipo de persona era el Rey Tae Ho? ¿Era alguien que se dejaba pisotear fácilmente?, porque si era así, lamentaba decir que él no iba a permitirlo.
Vio la duda y furia cruzar por el rostro del Emperador cuando al final la pareja tuvo que ceder a que la mujer dejara el lugar que le correspondía al Rey Tae Ho, y él se regocijó cuando se sentó en aquella silla alta e imponente al lado de su esposo, mientras la concubina tuvo que tomar lugar al otro lado en una silla un poco más pequeña que parecía marcar el estatus social.
Tae Young sonrió cuando escuchó un saludo en coro por parte de todos los presentes en cuanto se sentó, y luego vio al Emperador contener todo su enojo antes de decir que debían continuar con aquel banquete, el que al parecer él acababa de arruinar con su sola presencia.