Capítulo 3: Salida con Mágnum
DULCE FERNANDA
Sus ojos grises me estaban viendo desde las sombras, me acerqué a él y sus brazos me atraparon al mismo tiempo que su boca atrapó la mía en un sensual beso que me hizo estremecer y llenar todo el cuerpo.
Quería saltarle encima y arrancarle la ropa, cuando de repente sus manos recorrieron mi espalda y me di cuenta de que yo estaba completamente desnuda y sus manos se escabulleron a mi entrepierna deslizándose por mi humedad.
—Quiero más... —jadee cuando empezó a tocarme más rápido— ah...
—Quiero que te entregues a mí. —dijo Mágnum sobre mi boca.
Sentía que iba a deshacerme.
—¿Qué vamos a hacer? —pregunté en un susurro, m respiración echa un caos por que él no dejaba de tocarme, me estaba enloqueciendo.
—Tengo gustos muy peculiares. —dijo Mágnum, no comprendí a lo que se refería pero me atemoricé.
De repente me soltó y me vi a mí misma vestida de payaso, con un traje lleno de colores, el rostro pintado y unos zapatos enormes.
—¿Por qué estoy vestida de payaso? —pregunté incrédula, todo a mi alrededor completamente oscuro.
Él empezó a reírse.
Me desperté.
.
Abrí los ojos un poco de golpe sintiendo que el sol de la mañana entraba por mi ventana como todo un reflector, mis mejillas sonrojadas y mi corazón acelerado pensando en lo que había soñado.
Eso fue intenso pero...
¿Por qué estaba vestida de payaso? Claro que él me habló de gusto peculiares, pero no creía que incluían payasos... o eso esperaba, sería muy extraño.
De repente por un momento me asusté pensando que iba a llegar tarde al trabajo y tomé mi teléfono, pero entonces entré en conciencia de lo que había ocurrido ayer.
No tenía que ir a trabajar porque había conocido ayer a Mágnum Rivers y él se había ofrecido a ser mi sugar daddy.
Tomé una profunda respiración.
Pero...
¿Si fue un sueño? Como uno de esos sueños dentro de otros sueños que suceden y no hacen creen que fue real...
Me senté en la cama y pasé las manos por encima de mis pies en unos pequeños masajes entre mis dedos, me apliqué una crema que tenía, pero estaban algo hinchados aún y con ampollas por la caminata de ayer, lo que me confirmaba que hubiera estado peor si de hecho él no me hubiera dado un aventón.
Pero... ¿cumpliría su palabra? ¿qué me confirmaba que vendría por mí?
Recordé cuando me dijo: «tengo un gusto muy particular que muy pocas chicas pueden complacer».
¿A qué se refería? Gustos peculiares...
Todo me parecía muy extraño pero a la vez intrigante, tenía mucha curiosidad.
Sonreí un poco cuando pensé en lo que había pasado ayer con Mágnum, su cena, su sonrisa, su forma de mirarme, sus penetrantes ojos grises, cuando se quitó sus zapatos para dármelos a mí en una forma de protegerme los pies.
Era como si me protegiera, lo sentía así, como alguien que estaba protegiéndome y se preocupa por mi bienestar, me parecía muy dulce.
De todas las locuras que había hecho además de haberme ido de mi casa, de seguro de que esta era la peor, pero a la vez se sentía como la mejor decisión.
Mi teléfono sonó sobresaltándome y sacándome de mis pensamientos, alcé ambas cejas sorprendida cuando vi que era una llamada entrante de un numero desconocí.
—¿Hola? —dije al atender.
—Buenos días, gatita. —una voz profunda respondió erizando mi piel.
Mierda, esa voz.
Era él.
Mágnum Rivers, mierda, de seguro que lo llamé con el pensamiento.
Esto me confirmaba que lo que pasó ayer fue real, que nada lo inventó mi cabeza, de verdad todo eso había pasado.
—Buenos días... ehm... —dije sin encontrar mi voz.
No esperaba que de verdad me volviera a buscar, no con el desastre que fui ayer.
Solo pensar en el sueño humedo que tuve, me estremecí.
«No, se supone que no follaremos».
Pero...
—Estoy afuera de tu apartamento. —dijo Mágnum sacándome de mis pensamientos.
Abrí los ojos como platos.
—¿Qué? Pero no estoy arreglada —dije sobresaltada.
—Arréglate —dijo simplemente, como si verme presentable de mañana fuera algo fácil para mí, yo necesitaba mi tiempo de estiramiento, baño y poder terminar de despertarme.
—Tendrás que darme al menos 10 minutos. —solté.
—Contando. —dijo Mágnum y sin decir nada más colgó.
Me quedé en blanco procesando la llamada con el eco de su voz retumbando en mi cabeza.
Mierda, él estaba aquí.
Todo era real.
Me levanté como un rayo y me arreglé con unos blue jeans, tenis deportivos y una franela, me lavé la cara con un poco de maquillaje, solo intentaba ser lo más rápida posible, cuando bajé del edificio lo vi ahí afuera; Mágnum Rivers, él llevaba un traje color beige y lentes oscuros, estaba distraído hablando por teléfono.
Sí.
Era tan lindo como lo recordaba y como lo vi en mi sueño.
Sentí temblar, mis manos estaban algo sudadas cuando me acerqué a él lentamente, en un momento me miró y colgó, noté como sus labios se estiraron en una sonrisa leve y una ceja se enarcó sobre la montura de sus lentes.
—Creo que te molestaste con el cepillo. —comentó Mágnum.
¿Uh?
Pasé una mano por mi cabello.
Uhg, se me olvidó peinarme.
—Lo siento —dije peinándome con mis dedos—, pero tenías que al menos llamarme antes o decirme que estarías aquí a las 8 de la mañana.
Él me abrió la puerta de copiloto de su auto y yo me subí algo nerviosa, él me cerró la puerta y dio la vuelta para subirse impregnándome de su rico aroma a perfume varonil, no podía dejar de mirarlo, ¿como era que semejante hombre así pudiera existir por la vida? Sentía que me había ganado la lotería, porque realmente él quería ser mi sugar daddy.
—Estamos para mejorar. —comentó y arrancó el auto, los músculos de sus brazos se contraían cuando movía el volante.
Creo que tenía que dejar de verlo como toda una acosadora.
—¿Qué haremos hoy? —dije para hacer un poco de tema de conversación.
Él mantuvo una ligera sonrisa en su hermoso rostro y dijo:
—Diversas cosas.
Eso sonaba muy intrigante, creo que de hecho todo de él sonaba así.
—¿Cómo qué? —pregunté.
—Pretendo enseñarte parte de mi mundo —dijo—, pero primero, compraré algo de ropa para ti.
¿Ropa?
Miré mi atuendo, era muy sencillo.
—¿Tan mal me veo? —pregunté.
Él no me respondió, su silencio lo tomé como un completo sí.
Bueno, no iba a molestarme porque quisiera comprarme ropa, pero sí me intrigaba lo que haríamos después; enseñarme su mundo, ¿qué traía entre manos?
Me daba mucha curiosidad.
Me atreví a mirarlo cuando detuvo el auto en el estacionamiento del centro comercial, me daba mucha intriga, estaba intranquila y no sabía si todo esto lo terminaría pagando más caro de lo que debería en un futuro.
Me llené de valor y tomé su brazo para llamar su atención, él volteó a mirarme podía verme en el reflejo de sus lentes oscuros cuando pregunté:
—¿Cuál es tu mundo Mágnum?
Él se quitó los lentes lentamente y estiró sus labios en una ligera sonrisa diciendo:
—La curiosidad mató al gato, gatita. Pero se divirtió sabiendo...
Me estremecí.