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2121 Words
18 de agosto  [SELENE] No sé ni que hora es cuando un sonido que aun no consigo identificar hace que abra mis ojos algo desorientada, miro a mi alrededor y el lado izquierdo de la cama esta vacío ― ¿Benicio?― Pregunto a la nada y me siento para poder mirar a mi alrededor y así comprobar si el aún continúa aquí. Al no ver a Benicio por ninguna parte, me levanto de la cama, busco su camisa blanca la cual está tirada en el suelo, me la pongo tan solo abrochando un solo botón en el medio y salgo de la habitación. Es tan solo cruzar la puerta y verlo sentado frente al piano totalmente concentrado en la melodía que toca y sonrió como una tonta al darme cuenta que tan solo lleva puesto su bóxer. Es inevitable no quedarme contemplando esta imagen. No puedo dejar de pensar en todo esto y sí, si alguien me hubiese dicho que pasaría la noche en un piso en Milán, con el hombre más cariñoso y guapo del mundo y que él me haría el amor durante gran parte de la noche, la cual aun no termina, no lo habría creído, incluso, yo ya estaba resignada a que Sayed me tocara e hiciera, sin mucho éxito, lo que Benicio logra hacer. Me siento por un momento en uno de los sofás de la sala y sigo observando, me encanta como sus largos dedos tocan cada una de las teclas, repitiendo la misma tonada una y otra vez y aumentando otro acorde más para crear algo que suena a pura magia. Debo confesar que me es raro ver a Benicio haciendo esto ya que en Niza nunca tuve la oportunidad de escucharle tocar e incluso cantar, sé que ama la música y que nunca pudo dedicarse a ello, pero me encantaría poder escucharlo. Él aún parece no percatarse de que estoy aquí, pero de repente hace una pausa en su creación musical y levanta su mirada, es tan sólo en este instante que me ve aquí sentada y se sonríe. ― ¿Desde cuándo me miras desde allí? ― Me pregunta feliz. ― No hace mucho.― Respondo y me levanto del sofá para acercarme a él. Puedo notar la manera que me mira de pies a cabeza mientras me acerco a él, sé que varias veces me ha visto caminar hacia él, pero hay algo  que me hace pensar que siempre me mira de manera diferente, es una mezcla entre ternura y sensualidad en una sola mirada. ― ¿Siempre eres así? ― pregunto al sentarme sobre sus piernas. Él me abraza y deja que recargue mi cuerpo sobre el suyo. ― ¿Así cómo?― Cuestiona haciéndose el desentendido. ― Ya sabes, levantarte en la madrugada y tocar el piano... ―. Su media sonrisa dice muchísimas más cosas que sus palabras ― Lo siento ghali, sé que no te lo he dicho antes, pero sufro de insomnio muchas veces y la música me ayuda a relajarme, es como una terapia.― Confiesa. ― Ahora comprendo todo ― Le digo tierna ― La falta de sueño te hace pensar planes de escape ― bromeo. ― También.― Dice entre risas ―Pero, no dormir mucho por las noches tiene alguna que otra ventaja.― Me dice pícaramente. ― ¿Eso quiere decir que nuestra vida será mayormente nocturna? ¿Qué ahora debo dormir por las mañanas y estar contigo por las noches? ― y acaricio su hermosa barba que tanto me gusta. ― No necesariamente, pero suena interesante.― Bromea. Me volteo para quedar justo enfrente de él y lo besó ligeramente, aún no puedo creer que esté aquí con él y no encerrada en una habitación con Sayed ― Te amo Benicio, gracias por salvarme en todas las maneras posibles ― le repito justo las palabras que él me dijo en los baños hace unos días atrás. ― Lo volvería hacer una y otra vez y si viviese mil vidas, lo haría en cada una de ellas también.― Me susurra. Le sonrío, no cabe duda que este hombre es el genio de las palabras ― ¿Crees que podamos regresar a la cama? ― le pregunto mientras beso su frente para luego bajar por su nariz hacia su boca dando ligeros besos. ― ¿A dormir? ¿O a continuar amándonos?― Cuestiona divertido. ― Quizás ambas, ¿no? Primero conciliamos el sueño amándonos y luego nos quedamos dormidos.― Propongo divertida. ― ¿Ya te dije que tienes excelentes ideas Ghali? ― me dice mientras se levanta conmigo aún sobre él cargándome. ― Aprendo del mejor.― Digo divertida y su boca calla la mía para comenzar a terminar esta noche de la mejor manera. Al día siguiente: 18 de agosto Después de una larga ducha en este increíble baño que tiene vista a la ciudad, me dispongo a vestirme para tomar un delicioso desayuno con Benicio, quien bajó hace unos momentos a comprarlo a una cafetería cerca de aquí. Abro la maleta que Nicole ha empacado especialmente para mí y me percato que toda la ropa que tengo es completamente nueva, no reconozco ni una prenda que está ahí  adentro ¿será posible que ella haya ido de compras para renovar mi guardarropa? ¿será parte del plan que tenía con Benicio? Tomo uno de los conjuntos que creo es ideal para este día, unos pantalones de mezclilla de color azul marino y una blusa blanca que parece bastante fresca y para mi sorpresa lo único que reconozco que es mío son unas zapatillas blancas que sé Nicole las amaba y que me animó a comprarlas a escondidas de mi padre. Me visto frente al espejo y admiro a mi nueva yo, esa Selene que ahora hace sus propias reglas y que por fin puede usar la pulsera que le dio su novio en la muñeca y no en el tobillo por miedo a que se la quitaran. Dejo mi cabello largo caer sobre mis hombros y después lo arreglo ligeramente con mis dedos. ― ¡Ya llegué!― Escucho que exclama él a lo lejos y rápidamente salgo de la habitación para ir al salón y allí encontrarme. ― Eso ha sido rápido.― Comentó acercándome a él para ayudarle a llevar el desayuno a la mesa. ―¿Qué es todo esto que has comprado?― Cuestiono al ver las bolsas que trae. ― No sabía que te gustaba y decidí comprar de todo un poco, ya sabes, biscottis, croissants, panettones, y eso.― Se explica haciéndome reír ― Debo advertirte que me encanta comer así que te recomiendo que escojas antes que yo lo haga ― dice riendo. Estiró la mano y tomó mi vaso de café junto con un croissant relleno de chocolate italiano ― ¿Estás segura que es todo lo que comerás? ― me advierte divertido. ― Por el momento sí ― digo tímida ― en realidad no acostumbro desayunar tanto, aún así gracias por el festín ― y le doy un beso rápido. ― Es un placer.― Rebate mientras nos acomodamos alrededor de la mesa. Ambos comenzamos a comer en silencio, parece ser que entre la huída y la acción de ayer por la noche nos ha dejado un poco hambrientos y por ahora sólo queremos disfrutar del festín de calorías que está enfrente de nosotros. Benicio me da un pedazo de un panettone y yo un poco de mi croissant de chocolate italiano que él disfruta con los ojos cerrados ― me encanta el chocolate ― me confiesa divertido. Yo sólo sonrío. A pesar de que todo esto es nuevo para mí siento que con él ya es una costumbre que estemos de esta manera. El silencio se rompe cuando Benicio voltea a verme y sonríe ― ¿Lista para nuestro viaje a América? ― pregunta. ― Lista, un poco nerviosa debo confesar pero contigo nada puede salir mal ―. ― De eso estoy seguro ― responde ― ¿Te puedo preguntar algo ghali? ― me dice un poco más serio. ― Sí, claro ― respondo para después tomar un sorbo del café que me sabe a gloria.― ― Ayer por la mañana cuando Nicole me dió tu maleta y tu bolsa con la documentación importante me di cuenta que tienes dos pasaportes, uno europeo y otro americano. El Europeo me hace sentido pero ¿El americano? ―. Vuelvo a sonreír, sé que a veces parece que Benicio me conoce completamente pero después me doy cuenta que hay mucho que no nos hemos contado ― ¿Así que revisabas en mi bolsa eh? ― contesto tratando de evadir un poco la pregunta para poder explicarlo. ― Vamos Ghali, me quería asegurar que tuvieras la documentación necesaria para mi plan.― ― De acuerdo, pues la historia es simple Benicio, mi madre es americana, tengo doble nacionalidad gracias a ella. Mi madre se casó con mi padre y él la llevó a vivir a Marruecos y luego a Niza. Esa es la versión corta ― le advierto. ― ¿Hay una versión extendida? ― pregunta coqueto. ― Con un poco más de detalles ― aclaro. ― Me gustan los detalles, así que soy todo oídos ― me invita a que continúe. ― Mi padre conoció a mi madre en un viaje a América, cuando mi abuelo fue a cerrar un negocio con su padre y supongo que les pareció buena idea que la hija mayor se casara con Abraham Zidane, el hijo primogénito del gran hombre de negocios que era mi abuelo, y al igual que yo pago el precio de ser mujer ― le digo un poco melancólica. Benicio se queda callado y simplemente me observa mientras como lo último del croissant ― Mi madre era diferente Benicio, era muy parecida a mi y siempre trató de darme la voz que necesitaba para hacerme ver. De ella fue la idea de que me enviaran a América a aprender inglés, y de la Universidad en París.... ― ― ¿Fuiste a la Universidad en París? ― pregunta sorprendido. ― Así es ― respondo coqueta ― Estudié Gerencia Global en una de las mejores universidades. Obviamente mi época de estudios fue bastante diferente a lo que viven otras chicas. Tenía mi perro guardián, mi hermano Hazan,  siempre conmigo, cuidando mis pasos y tratando de que Selene la rebelde no hiciera de las suyas ―. ― ¿Selene la rebelde? ― pregunta pero de pronto un golpe en la puerta nos alerta. La felicidad que sentía en ese momento vuelve a opacarse por el miedo a ser descubierta, no temo por mi sino por Benicio que me ve con cara de preocupación mientras deja todo sobre la mesa ― ¿Alguien más además de Nicole sabe que estamos aquí? ― le pregunto cautelosa. Él simplemente niega con la cabeza y se levanta de la silla ― ¡No! ― le susurro firme ― No vayas, puede que vengan armados o algo así ― le ruego. ― ¿Y dejar que te hagan daño Ghali? ¡Nunca! Escuchamos que golpean nuevamente la puerta, esta vez un poco más fuerte alertando aún más mis sentidos ― Selene, escúchame mi amor, tengo que ir a ver quién es ― dice él mientras me mira a los ojos ―. Y así, dejándome llevar por mi paranoia lo beso en los labios para dejarlo ir a que abra la puerta ― Espera ahí ― me murmura y gira el picaporte para abrir a medias la puerta. ― ¿La señorita Selene Zidan? ― escucho una voz masculina al otro lado. ― Depende― contesta Benicio diciendo todo y a la vez nada. ― Tengo un paquete para ella.― Dice lo suficientemente alto para que le escuche. ― ¿Paquete? ― pregunta ― ¿De parte de quién? ― No lo sé señor, yo sólo hago mi trabajo ― responde la persona y le hace firmar un documento para después darle un caja de color blanco ― hasta luego ― dice educado y se aleja de la puerta. Con muchísimas dudas aun, abre la puerta, recoje el paquete del suelo y lo trae al interior del piso. ―¿No dice de quién es?― Le  pregunto  mientras se acerca a mi. ― No.― Dice mientras sigue intentando encontrar alguna nota o algo. ― ¿Deberíamos abrirlo? ― pregunto insegura ― ¿No será peligroso? ― Vamos ghali, si fuera algo peligroso ya hubiera pasado algo ¿no crees? ― me dice él tranquilo ― Vamos ábrelo.― me sugiere. Con mucho cuidado comienzo a abrir la caja blanca que está enfrente de nosotros, él me observa atento y sonríe para tratar de tranquilizarme. No sé porqué estoy tan nerviosa si simplemente es una caja de cartón duro. Levanto con cuidado la tapa y al ver lo que está adentro sonrío ― ¿Lencería? ― digo entre risas y parece que a Benicio también le hizo gracia. La tomo con cuidado y saco un albornoz de tela fina, color blanco, completamente transparente, acompañado de un juego de lencería que no deja mucho a la imaginación. ― ¿Es otra sorpresa? ― Le digo a Benicio entre risas. ― No, esta vez no fui yo ― me dice seguro. En el fondo de la caja se encuentra una nota que al abrir reconozco inmediatamente la letra "Feliz comienzo de tu nueva vida... Vive L'amour!" Nicole 
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