El pasado
Informe de Nicolás Rayan.
Cuando tenía 11 años, mi padre, antes de irse a su trabajo, me dijo.
"Confía en tu corazón y obtén fuerzas para ir al frente"
En ese entonces jamás pensé que sus palabras serían las predicciones que me definirían diez años en el futuro.
“soldado Rayan” grita uno de mis compañeros, uno de los últimos sobrevivientes de la emboscada que nos hicieron en una misión de rescate 101 en Stalingrado.
Tres balas, tres malditas balas fueron disparadas de un arma, la Sturmgewehr 44, un arma automática para matar, el que me disparo fue un nazi de un campo de concentración. Me dolía el pecho, mis compañeros, los pocos que de milagro lograron sobrevivir a la emboscada de esos infelices, luchaban y resistían con valentía a las maquinas, querían ayudarme, pues el pelotón V, no abandona a nadie.
“Quiero que todos resistan lo que más puedan, iré a salvar al soldado Rayan.”
Grita nuestro comandante Connor Brown, el comandante de la unidad de infantería V.
Yo estaba en shock, estaba muriendo, estaba rodeado de lodo y sangre, la tierra infectaba mis heridas, apenas podía respirar, tenía sangre en los pulmones, me dolía el cuerpo, incluso podía ver la luz al final del túnel, era horrible, estaba asustado, no por la muerte, más bien, estaba asustado de no encontrarla a ella, mi objetivo jamás fue ganar la guerra, quería estar con el amor de mi vida. “Lucy” eso fue lo único que podía susurrar mientras el capitán Connor y los demás me arrastraban para sacarme del campo de concentración alemán SHERLOB.
Mis compañeros y los Nazis que nos emboscaron, intercambiaron disparos por varios minutos, yo solo podía mirar al cielo, un cielo nublado y totalmente gris adornada por los destellos fugases de las armas, ya no podía escuchar nada, ni las balas ni los gritos de mis compañeros pidiéndome que resistiera y de repente oscuridad.
¿Morí?, tal vez ese fue mi final, la verdad no podría decirte, todo fue tan rápido, que lo único que pude hacer en ese momento, fue recordar... ¿Cómo diablos termine en esto?
El primer recuerdo que pude sentir, fue el de mi madre llamándome para cenar," Nicolás, ven a cenar, tu padre tiene una sorpresa para ti" yo estaba en el patio de mi casa jugando la pelota con mi perro, un perro salchicha de tres patas llamado King, ese perro era bastante rápido para ser pequeño, jamás le agrado a mis padres, pero yo era feliz jugando con él.
"Ven King, es hora de celebrar mi cumpleaños" grite de felicidad, mi padre me había comprado un enorme pastel de chocolate para celebrar mi décimo cumpleaños.
Mi padre era guardia militar en una base secreta, así que no tenía mucho tiempo libre para pasarla conmigo, excepto esa noche. "Papá" lo abracé de felicidad. "Hola, campeón, feliz cumpleaños" me recibe mi padre con los brazos abiertos.
Mi madre besa a papá y lo invita a la mesa para encender las velas de mi pastel. "Querido ven a la mesa, vamos a celebrar el cumpleaños a Nicolás"
Después de cenar la deliciosa comida que mi madre preparo, encendimos las velas del pastel y mis padres me cantaron el feliz cumpleaños, ellos estaban felices y yo también, en secreto, me pesaba el no tener amigos con los cuales celebrar mi cumpleaños, pero jamás fui un niño popular.
"Ahora sopla las velas hijo y comámonos ese rico pastel de chocolate" Dice papá mientras sostenía una gigantesca cámara, capaz de tomar fotos a blanco y n***o, algo muy costoso para esa época; Soplé las velas sin pensarlo dos veces y lo único que desee en ese momento, fue ser como mi padre, un alguien sabio y valiente... ese deseo fue el error más grande de toda mi vida.
"Felicidades, Nicolás, ¿qué fue lo que deseaste?", pregunta mi madre al aplaudirme con fervor y alegría. "Desee ser como mi papá" respondí sin imaginarme lo que me depararía por seguir esos ideales.
Mi padre me abraza y después me da mi regalo de cumpleaños. "De parte de tu madre y mío, feliz cumpleaños tigre".
Abrí el regalo y no lo podía creer, era un reloj de bolsillo, un reloj de bolsillo con hermosos detalles, era un reloj muy fino, con cronómetro y una hermosa cadena de plata, lo que siempre había deseado.
“Gracias papá" los abracé y después termino la fiesta.
Mi madre me lleva a mi cuarto para que me fuera a dormir, ya era tarde y tenía que ir a la escuela mañana. "Buenas noches, hijo que descanses". Mi madre me arropa y después me da un beso en mi mejilla, yo no pude dormir, no paraba de apreciar el regalo que mis padres me hicieron, siempre me gustaron los relojes, desde el más grande hasta el más pequeño, mi abuelo me había enseñado mucho sobre ellos y sin darme cuenta me enamoré.
En la mañana siguiente mi madre me prepara el desayuno y me llama para que me diera prisa. "Nicolás, levántate, el desayuno está listo, no queremos que llegues tarde a la escuela" y yo le grité respondiendo. "Ya voy mamá" me estaba colocando mis pantalones cortos y mi corbata, un uniforme típico en la década de los 30.
Después de desayunar mi madre me lleva a la escuela y me da una manzana para mi maestra, "recuerda ser muy obediente" me dijo ella al marcharse, no me gusto que mi madre se fuera, porque sabía que solo era cuestión de tiempo para que los niños de mi clase me atacaran y así fue.
"Vaya, pero si es el pequeño Nicolás" mis compañeros de clase eran unos verdaderos infelices, como siempre solo buscaban golpear al niño más pequeño de la escuela y el más débil, tristemente yo era ese niño. "! Oye, déjame!", le suplicaba a uno de ellos mientras me pateaban y golpeaban atrás de la escuela.
No era la primera vez que esos niños me golpeaban, los bravucones solo querían robarme mi dinero y mi manzana, pero, esta vez, alguien apareció de la nada.
"Oigan déjenlo en paz" grita una niña.
Todos nos quedamos callados al ver a una niña rubia con ojos azules, de vestido amarillo y una mirada penetrante, era una tontería, esa niña no tenía miedo de los bravucones. "Piérdete niñita, no queremos lastimarte" Los bravucones claramente ignoraron a esa niñita rara y siguieron golpeándome, pero ella no era una niña común y corriente, pues esa niña, sin pensarlo dos veces, toma una roca y la arroja a la frente de uno de los niños, haciendo que llorara por el dolor; los otros niños intentaron vengar a su amigo y trataron de golpearla, pero...
"! Te crees muy ruda!", grita uno de ellos al lanzarle un golpe directo, la niña esquiva el golpe y después le muerde en la oreja causándole mucho dolor. Esa niña era tan salvaje que ni siquiera se comportaba como una dama, los niños se asustaron por culpa de esa loca niña rubia y corrieron para evitar problemas. "Vámonos de aquí esa niña está loca"...
No sabía si agradecerle o correr, esa niña daba mucho miedo y por un momento pensaba que me iba a lastimar, pero fue todo lo contrario, esa niña se acerca a mí y me entrega mi manzana. "Toma, es tuyo" me dice ella con amabilidad y una linda sonrisa, esa niña era tan espléndida, sus ojos dejaron de ser intimidantes a amables y su sonrisa como su rostro eran tan cálidos como el cielo, yo, ni siquiera sabía qué decir. "Yo, yo... gracias por defenderme, no esperaba que una niñita me salvara de los bravucones" le dije.
Se supone que las niñas de nuestra época son amables y serviciales, no se meten en peleas y mucho menos muerden a la gente como salvajes, esa niña no era para nada femenina; Aunque eso fue lo que me gusto de ella.
"Soy Lucy, mis padres me enviaron a esta escuela y vi que te molestaban los niños". Eso explicaba del porqué una niña que jamás vi, de repente aparece de la nada como un ángel guardián para ayudarme. Ella era la niña nueva de la clase.
Lucy se convirtió en una nueva compañera de clases, los dos teníamos diez años y desde que ella se unió a nuestro grupo, los niños dejaron de molestarme o de lo contrario Lucy les daría un castigo ejemplar tal y como les prometió si volvían a tocarme.
Con el paso de los años, Lucy se convirtió en mi mejor amiga y una chica bastante problemática.
Cuando cumplimos los 15 años ella y yo, nos metíamos en problemas, la segundaria fue muy divertida, Lucy era la bravucona más temida de la preparatoria y yo era el atleta más talentoso, muchos de nuestros amigos no entendían como Lucy, y yo, podíamos ser tan unidos, ella era una problemática sin futuro y yo un chico inteligente y atlético con futuro, pero, como dijo un científico una vez, los opuestos se atraen.
"Oye Nicolás, dime una cosa" me habla el entrenador del equipo de futbol americano en el que yo participaba. “¿qué cosa entrenador?" Le mire fijamente mientras me cambiaba en el vestidor de hombres. "Esa tal Lucy Miller es tu novia, ¿verdad?"
No era la única vez que alguien me preguntaba eso, muchas chicas querían estar conmigo, pero yo siempre quería estar con Lucy, por lo que se generaron rumores en la preparatoria.
"Ojalá fuera así entrenador, pero Lucy solo me ve como un amigo" dije mientras tomaba mis cosas para irme. "Deberías reconsiderarlo, esa chica puede ser muy hermosa, pero es un problema"
Cuando el entrenador dijo eso, me enoje un poco, Lucy podría ser una chica problemática, pero era mi mejor amiga y ella siempre me protegía desde que nos conocimos hace seis años. “No me importa, Lucy es muy importante para mí y por favor, no diga nada sobre ella, no si quiere perder a su mejor corredor" me retire de la conversación y fui a buscar a Lucy, como siempre en la oficina del director.
"! Espero a tus padres en mi oficina mañana en la mañana, o serás expulsada señorita Miller!", le grita el director a Lucy, yo solo podía esperar a que Lucy saliera de la oficina y al juzgar los reclamos y gritos, era más que claro que Lucy se metió en un gran problema, pero como siempre a ella no le importó y le dio igual. "Lo que diga, señor, ¿me puedo ir ya?", responde ella con serenidad.
Después de dos horas, Lucy al fin sale de la oficina y cuando me ve, ella me abraza y después nos vamos juntos a casa.
"Otra vez metiéndote en problemas, he rubia" le mencioné a ella mientras caminábamos juntos. “No es mi culpa, unas chicas empezaron a molestarme porque sus novios me coqueteaban todo el tiempo, así que.
“No me digas que les diste una paliza, Lucy” La interrumpí al adivinar lo que ella hizo, ella era una chica bastante ruda, tan ruda que era muy raro para ser tan hermosa. Lucy después me explico que varios chicos la habían invitado al baile de verano, pero ella solo esperaba a que alguien muy especial la invitara. “¿quién?” le pregunté.
Lucy me mira a los ojos, ella quería que alguien la invitara al baile, alguien que en verdad la apreciara y yo, como soy tan torpe, no había entendido esa indirecta. «Pues tu idiota” me grita ella un poco molesta.
Yo estaba enamorado de Lucy, no pensaba que ella fuera tan directa, yo estaba confundido y nervioso, mi amiga de la infancia quería que la invitara al baile más romántico del año. “Yo, no tenía idea, Lucy… has sido mi amiga por muchos años, no quiero arruinarlo” le tenía que ser sincero, ella era mi mejor amiga y como toda relaciona morosa algo malo podría suceder. “Si sé lo que sientes, pero al menos invítame al baile”
Lucy era ruda y muy dura, pero en realidad ella no era tan distinta como las demás chicas, era cariñosa, amable y protectora, se preocupaba mucho por mí y ella solo quería que la invitara al baile, por lo que no lo dude y con nerviosismo la invite. "¿quieres, ir al baile de verano conmigo, Lucy?” me puse tan nervioso que mis manos comenzaron a sudar y ella solo me contestó. "claro que sí".