La prueba

1690 Words
Todo me sabe a nada. O más bien solo a vacío y decepción. No consigo moverme hacia ningún sitio más allá de saber que tengo que indagar en una historia en la que no quiero ahondar. De la que me gustaría esconderme para siempre y borrar como con una lobotomía de mi cerebro. Ir a ciegas por la vida a veces es lo mejor, si no se sabe, no se sufre. Si no te lastima no hay que vengarse. Es más sencillo si no existe nada más que espacios en blanco en tu cabeza. Incluso si ya el daño está hecho y la herida sigue abierta y supurando, puedes salir adelante si decides ignorar aquello que te lastimó. Pero no sería quien soy si me retiro del juego, si les dejo ganarme. ¡Esto es la guerra! Muchos me han traicionado y tengo demasiado por lo que vengarme. Cuando la justicia no es transparente, hay que saltar al carril de la peligrosa anarquía. —¿Estás lista para salir de la cueva? —Sean asoma la cabeza por la esquina de mi habitación. —Consígueme una prueba de embarazo —alzo pecho y sus ojos se dislocan dentro de las capsulas que los sostienen. No esperaba algo así. Tampoco yo. —Joder, Cami —pasa y se tira a mi lado en la cama. —Primero tengo que confirmarlo y luego planear la revancha. Esto no ha hecho más que empezar. —No sabes de lo que hablas, nena. —Ya me pondrás en contexto tú, no te preocupes —le beso una mejilla. Ya me ha contado que ese día la policía había perseguida equivocadamente a nuestro avión. Según la investigación del equipo de Sean, todo se trató de un error pero..., a mi me cuesta un poco creerlo. No sé por qué no me creo nada de eso. —¿Qué sabes de Dante y Marcie? —No he hablado con nadie, Cami —me responde enseguida poniéndose serio —. El proyecto debía producir una cantidad de dinero que se ha superado. Al final te saqué de allí porque mi equipo me avisó de una alerta de Europol pero finalmente parce que todo fue un error. —¿Tú eso te lo crees? —grito desde el baño con el cepillo eléctrico entre los dientes. Tengo náuseas pero no vomito. —Estoy investigando. Dime, ¿qué coño es eso de que estás embarazada de ese cabrón? No podía haberlo expresado mejor. Menudo cabronazo... Me enjuago la boca y abro el grifo de la bañera para darme un baño de espumas. Expolvoreo las sales y me asomo a la puerta: —Cuando me desmayé sin razón aparente sentí ese bichito en mi mente, Sean...no lo sé —me recuesto en la jamba —, algo me dicen que así es y dadas las circunstancias entenderás que quiera estar segura. —Yo también quiero estarlo —añade con contundencia. Mis nervios y sentimientos atascados en el dolor no dejan decirle la verdad. Cuando Dante puso sus manos en mi vientre, me besó la espalda y susurró en mi mente su utópica idea de nosotros dos estando juntos dentro de un tiempo en aquella casa de playa jugando con nuestros hijos, lo supe. Algo me gritó desde dentro que hacía días no menstruaba, que mis gustos alimenticios habían mutado y que algo en mi interior reclamaba mi corazón para si. Entonces supe que esa posibilidad que aquel maldito soñaba, podía ser mucho más que un sueño para mi. Me meto a la bañera y Sean se duerme entre mis sábanas. Agradezco que no me vea llorando por el otro y muy al rato salgo con la piel limpia y el corazón n***o de dolor. Envuelta en mi albornoz abro mi teléfono nuevo y busco el contacto de mi hermano, tengo que verlo aunque sea por video llamada para hablar del tema de nuestro padre y Caterina. Envío un mensaje y aguardo respuesta cuando pienso en todo lo que he hecho por esa rusa y su hermano. Evoco en mi mente cómo los saqué de las calles, delinquiendo y vendiéndose al mejor postor. Todo lo que hice por ellos y como me alejé de Sean por ayudarla a ella y no exponerlo a él Creo que eso es lo único que agradezco. Que esa zorra no se hubiera podido acerca a mi Sean jamás. Le robé a mi padre por ella, la dejé meterse en la cama de mi hermano y la saqué de tantos problemas que se volvieron míos y entre ellos este que tengo en medio del pecho ahora mismo, y resulta...que me destrozó la vida, se acostó con mi padre y a saber que más hay detrás de todo esto. —Deja de darle tantas vueltas a todo y toma... Delante de mis ojos aparece la prueba de embarazo y me percato de que ni siquiera noté que él se había despertado. Suspiro, la tomo y vuelvo a suspirar. Él me besa el pelo y me impulsa a ir al baño a ver. Minutos después estamos sobre la cama, la prueba positiva entre mis manos y Sean me carga en sus piernas mientras me abraza y me susurra que todo va a estar bien, que me va a ayudar y saldremos adelante. —¿Crees que tengo que decírselo? —balbuceo totalmente perdida. —Ese niño es tuyo, él no pinta nada en tu vida, Cami —le abrazo —. Te dejó, vendió la operación sabrá Dios por qué y se largó. No tengo yo claro qué demonios pasa pero mientras lo averiguamos no te dejaré acercarte a ese tipo. Asiento consintiendo más cosas de las que debería. Ahora mismo no tengo intención de tomar decisiones al respecto pero quería saber cómo se ve desde fuera un asunto así. Como lo manejaría otro, como lo haría él. Dante me dejó, me dejó como un cobarde miserable. Su alianza con mi padre es extraña y más grande de lo que esperaba pero sobre todo, no ha vuelto a intentar ponerse en contacto conmigo entonces no queda nada entre nosotros. Y como dice Sean, este niño es mío. Solo mío. —¡Gracias...! —le abrazo con más fuerza y sollozo un poco en su hombro. Me entra la tontería. —Siempre he estado para tí y eso no va a cambiar nunca, menos ahora. Desde que nos fuimos no hemos salido del país, estamos en una zona apartada de Australia, en una casa en medio de un bosque precioso y hemos intentado no sacar a colación estos temas pero hoy ha llegado la hora. —¿Qué sigue ahora? —cuestiono. —El organizador del proyecto quiere retomar sus inversiones y te quiere a tí a la cabeza. Sus palabras me ayudan a crear una forma de venganza. En solo esa pequeña frase ya tengo ideado en mi mente un mar de posibilidades de acabar con Dante y compañía. Haré que mi padre se arrepienta de haberme vendido y comercializado como a una zorra y mi ex, sufrirá lo mismo que yo en este momento. —Quiero reunirme con él. Mañana —espeto sin dudarlo. —Lo coordinaré pero ahora vístete y prepárate que nos vamos a casa de mi padre. Estaremos allí estos siguientes días. Acepto encantada, creo que ya va siendo hora de que volvamos al juego y si todo fue un malentendido en aquel hangar, lo mejor es empezar a aparecer otra vez. En esta ocasión juntos. Sean y yo. —En cuanto a lo que intentó hacer tu padre no te preocupes —explica él besándome el pelo antes de salir de alejarse —, está todo resuelto. No queda rastro de su trampa. Estamos limpios y desde cero otra vez. Ese viejo no sabe como trabaja Sean Archer. Lo último lo dice más para sí mismo que para mi que me limito a asentir. Sin embargo dentro de mi pecho si queda rastro de todo. Puede que un rastro imborrable como prueba de que antes solo confiaba en Sean y Max por una razón y ahora no hay nadie más que Archer. En el instante en que suena mi móvil me llega un mensaje de voz Dante. Le doy borrar a su chat incluso antes de oír una sola palabra suya. Detrás está otro de mi hermano y cuando a ese sí le doy a abrir, me quedo todavía más sorprendida de lo que escucho: —Tienes que saber que fue papá, Cami. Él, hizo un negocio con Dante para hacerte ganar el proyecto Australia y así de retiraría con el dinero, Dante tendría en control de los bancos y tú la bancarrota de la familia Hamilton. Me quitó los bancos para dársetos a ti. Hizo que todo el desastre recayera en tus manos y aunque no lo creas, no supe nada hasta que lo oí hablando con tu amante. Aléjate todo lo que puedas de esta gente y llámame. Me quedo mirando el teléfono mucho más a ofendida que antes. Toda mi confianza fue depositada en l a personas equivocadas y todavía más allá de eso me pregunto cómo ha sido capaz mi padre de entregarme así sabiendo que no podría librarme de esto ante sus accionista. ¿Con qué derecho me hizo una cosa así? Y peor aún, ¿hasta dónde su amorío con la zorra rusa tendrá que ver en esto? Supongo que hay demasiadas preguntas al aire sin repuesta. Solo se me ocurre una forma de saber todo y acabar con mis propios enemigos...y esa forma viene de la mano de Sean y la nueva oportunidad de revertir la situación partiendo de tema: Australia. El juego recién vuelve a iniciar y estoy afilando mis garras para ganar. Cuando el poder entra en una puja, no hay más opción de pagar el precio que sea por obtenerlo y con el sus beneficios y yo, esta vez no voy a perder. Camille Hamilton ya no es la misma y junta lo será...inicia mi revancha y va más allá de nada que estén esperando de mi las alimañas que me pusieron aquí.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD