Media hora después...
Es mucho más incómodo de lo que alguna vez sentí, tener a alguien con sus ojos sobre ti. Si, es cierto que así fue como conocí a Dante y me encantó.
Pero es que Dante es Dante y todo lo que él me hace me resulta increíble, exquisito, maravilloso.
—Lo estás haciendo muy bien, amor —mi marido me besa otra vez el hombro —. Déjalo que vea de cerca como trabajas.
—No estoy trabajando, Dante —añado hosca.
—Pero él no sabe eso —sostiene —. Lo importante es que crea que sí lo haces y me joderá a mi si te lleva para su equipo.
—Pero tampoco voy a hacer eso.
—No importa lo que vayas a hacer amor —me sigue acariciando en público —. Lo que importa es lo que él crea que haces. Entiende lo que te explico. Tú limítate a aparentar que de provocar ya me encargo yo.
Mientras é
