Bastián se acercó sin pensarlo dos veces y tomó su mano, sintiendo la calidez y la suavidad de su piel. La tenía en sus manos y no la dejaría ir, así tuviera que dar su propia vida. — Estoy aquí, Abby. No te voy a dejar. Vamos a superar esto juntos, como un equipo unido en la batalla más importante de sus vidas. —las palabras llenas de aliento de Bastián, fueron acompañadas por un par de rebeldes lágrimas que se escaparon de sus ojos. Abby intentó sonreír, pero el dolor era abrumador, solo quería que todo eso acabara pronto o no podría soportarlo por más tiempo. — Tengo miedo, Bastián. No quiero perder a mi bebé... no quiero que ninguna vida se pierda. —el dolor en el corazón de Abby era más fuerte que cualquier dolor físico. Había pa

