Mientras en el despacho del abogado los herederos de Gerard Lefebvre firmaban los documentos de la repartición de bienes, en el apartamento de Vincent, Valerie se encontraba inquieta.
Sentada en el lujoso sofá de cuero, su mirada recorrió el amplio salón, frío y elegante, pero también vacío, como la vida que compartía con Vincent, con la vista perdida en el horizonte de París, su mente no podía dejar de dar vueltas.
Había algo que no cuadraba, algo que Vincent ha estado ocultando, algo que lo está consumiendo y la intriga la estaba devorando por dentro.
El silencio en el apartamento solo acrecentaba su ansiedad. Claire, la eficiente y seria asistente de Vincent, estaba trabajando en su laptop en la sala. Vincent había salido, algo poco común en los últimos días, y Vale
