Me alegro cuando veo entrar a Mbok Yem a mi habitación, ha traído el desayuno como de costumbre.
—Hey, ¿Qué demonios? Deberías estar sentada, si quieres ir a algún lugar dime a mí, que yo mismo te ayudaré. —Dice obligándome a sentarme en la silla frente al tocador.
También me coloca una de las gafas de sol de las tantas que hay sobre el tocador. Su comportamiento es realmente extraño.
—Mbok Yem, sal.
—Debes comer primero. Siéntate bien, deja que yo te consienta —, dice de nuevo alimentándome mientras guiña un ojo.
Luego, hace una señal con sus ojos hacia la joven que está ocupada haciendo la cama.
Sí, todos los días vienen dos trabajadores auxiliares, para ayudar a Mbok Yem a limpiar esta casa. No se quedan a pasar la noche, solo trabajan hasta que su trabajo haya terminado.
—Oh sí, por favor —, no pude transmitir mis palabras a la mujer, porque Mbok Yem rápidamente me llevó la comida a la boca.
—Bueno, bien. Abre la boca de par en par—, me dijo. Solo que esta vez Mbok Yem estaba tan preparado que me enojé. Sé que ha estado con mi familia durante mucho tiempo, incluso desde muy pequeño, pero no es así cómo debería ser su trato.
Quería quitarme las gafas encaramadas en el puente de mi nariz, pero Mbok Yem no lo permitió.
Me enojé aún más e hice callar a Mbok Yem con una cara sería sin querer dejar que me diera más bocado de comida.
—Si no comes, ¿Cómo puedes curarte? Comer es bueno para que tus ojos se curen y así puedas ver pronto. Yo amo mucho las zanahorias, son buenas para la visión.
Las palabras de Mbok Yem hicieron que mi frente se arrugara. ¿Desde cuándo comer es bueno para curar los ojos?
Es muy extraño, pero ¿qué quiere decir Mbok Yem con eso?
Vi los ojos de Mbok Yem como si me hablara. Siempre señalaba a la mujer que estaba limpiando en la habitación. Lo que no es…
—Um … Mbok Yem. ¿Ya han terminado de limpiar mi habitación?
—Dini, ¿ya está hecho? —Mbok Yem interrogó a la mujer. No la vi, porque mis ojos se centraron en Mbok Yem. Parece que estoy empezando a entender lo que significa el extraño comportamiento de Mbok Yem ahora.
—Aun no, me falta un poco —dijo la mujer.
—¡Ven aquí! ¿Cómo te llamas? —pedí curiosa.
—Mi nombre es Dini, señora—. Se acercó a mí.
—Ella es la señora Delia, Dini. Nunca se sabe quiénes son los trabajadores. Hace poco menos de cinco meses han comenzado a trabajar, ha sido el señor Heru quién las ha contratado. —Explica Mbok Yem sobre las dos personas.
Estoy encantada porque acabo de descubrir quién trabaja en esta casa. No lo sabía porque las tres personas que solían trabajar aquí, renunciaron al trabajo simultáneamente. A excepción de Mbok Yem.
Heru me ha dicho que la razón de sus renuncias era porque estaban aburridos y consiguieron un mejor trabajo con mejor salario.
—Llama a tu amiga, dile que venga aquí. Quiero conocerla—dije con firmeza.
Dini parecía sorprendida, pero rápidamente asintió y pronto salió de mi habitación.
Al ver que se había ido, le di unas palmaditas suaves en los muslos a Mbok Yem.
—¿Qué es ella, Mbok Yem? —pregunto en un susurro.
—Son espías enviadas por el señor Heru —respondió en voz baja. Me sorprendió escucharlo.
—¿Espías? ¿Qué significa Mbok Yem?
—¡No sé! —Susurra.
Mi movimiento aquí no puede ser libre mientras ellas estén por el lugar, debe ser por el mediodía o en la noche, solo con Mbok Yem puedo estar tranquila. Es horrible que mi propio esposo haya metido a dos espías para que vigilen mis pasos.
Ya no entiendo. ¿Entonces es real que mi esposo me estuvo espiando todo este tiempo? ¿Por qué?
Escucho dos pares de pasos entrar a la habitación, Dini y su amiga llamada Sari han llegado. Ahora están de pie frente a mí.
Las miro tras Las gafas de sol que llevo puestas.
—Mi nombre es Delia, no los había conocido, así que por favor preséntense cada uno. —Les ordeno.
Las dos se miran y se dan unos cuantos codazos como si ninguna se atreviera a empezar primero.
—¡Tu primero! —Mbok Yem señaló a la mujer cuyo cuerpo estaba más tenso.
—Mi nombre es Sari.
—¿Te sientes como en casa trabajando aquí? ¿Cuál es tu salario?
Una vez más, se miraron la una a la otra.
—Um … Cualquiera puede responder—. Comencé a mirar su actitud.
—Nos sentimos como en casa, señora y nuestro salario es el mismo, ochocientos mil al mes—respondió Dini.
—Um, ¿limpiar una casa de este tamaño en solo ochocientos mil? Eso es muy poco. ¡Mbok Yem! ¿Cuánto cuesta el salario tuyo al mes, Mbok Yem?
—Seis millones, señora.
Las dos parecieron sorprenderse al escucharlo.
—Puedo aumentar su salario ya mismo, pero con una condición.
—¿Cuál es señora? —Sari pregunta con entusiasmo. Sus ojos se iluminaron intensamente.
—Primero les pregunté, su tarea aquí además de limpiar, ¿Cuál es? ¡Respondan!
—Lo siento, señora. No lo sé—, respondió Dini. Mis ojos se entrecierran ante ella. Luego me quité estas gafas.
—Si llamo a mi gente—, hago una pausa como de una película. —En cinco minutos puedo decirle la identidad hasta de tu abuelo y bisabuelo, ¡Entiende! —Obviamente estoy llenando de presión.
—¿Puede ver? —Pregunta Dini en estado de shock mientras mueve su mano frente a mi cara.
—Dini, no seas descarada, estás hablando con la señora de la casa. Espeta Mbok Yem en voz alta.
—Lo siento, ¿entonces la señora ya puede ver? Sari y yo solo trabajamos aquí en la medida en que usted se recupera, nada más—. Parece nerviosa.
—¿Segura? No me hagas enfadar, puedo despedirte y meterte en la cárcel, porque te has atrevido a espiarme en esta casa. En mi propia casa —amenacé con ojos saltones para asustarlas.
—¿Cómo lo sabe? —pregunta asustada —, lo sentimos, señora. No queremos ir a la cárcel, todavía quiero trabajar. Solo me dieron una tarea supervisar a Mbok Yem con usted, dijo que no permitiéramos que Mbok Yem se quedara a solas con usted en la casa o hablaran entre secretos.
Parece que Sari es más débil y temerosa que Dini.
—¿Eso es correcto Dini?
Ella asiente con resignación.
—Lo siento, señora Delia. Por favor no nos despida. Todas son órdenes de la señora Lastri.
—¿Cómo? ¿Señora Lastri? —pregunto conmocionada —¿Desde cuándo ella es la señora de esta casa, eh? ¡La dueña y señora solo soy yo! ¡La que paga tu salario soy yo, no ella! ¡La única señora acá soy yo! ¡¿ENTENDIDO?!
Grito al preguntar, mi corazón late con fuerza y me siento bastante furiosa. Qué Lastri quiera hacerse pasar por la mujer de esta casa es asqueroso. Es solo la amante de mi esposo, eso no le da derecho a nada.
—Lo siento, señora. No lo sabíamos. Dijo …—Sari le dio un codazo al brazo a Dini. Tienen miedo de hablar.
—¿Qué dijo? La única señora es ella, ¿Quieren ser despedidas ahora? —Mbok Yem me ayudó a asustarlas.
—Ella dijo que la gran dama de esta casa era ella, la señora Lastri, porque también es la esposa del señor Heru, por eso obedecimos sus órdenes.
Sacudo mi cabeza al escucharla ¿Cómo?
—¿Lastri dijo eso?
—No la conocíamos a usted, señora Delia y es solo que la señora Lastri dice que cómo usted no puede ver, ella administra la casa. Se siente como la dueña.
—Sí, soy clara con todos ustedes. Yo, Delia María Angkasa, soy la dueña de esta casa. También soy la esposa del señor Heru. Así que lo que sea que se necesite para esta casa, todo es con mi permiso, y Lastri no es nadie en esta casa, muchos menos ninguna esposa. —Dejo claro aquello —Otra cosa. Seguirán fingiendo seguir todas las órdenes de Lastri y luego vienen a decirme todo. Y para ellos yo seguiré siendo ciega, aumentaré su salario a dos millones, ¿Qué les parece? ¿Tenemos un trato? —Traté de negociar con las dos.
Sus sonrisas se pueden ver con claridad en Sari y Dini. Asintieron con la cabeza.
He resuelto un problema, pero hay más cosas que necesito resolver de inmediato.
Luego de nuestra conversación, ellas reanudaron el trabajo que había sido detenido por nuestra plática, también le pedí a Sari que reemplazara la sábana de la habitación en la que había encontrado a Heru con Lastri, sigo muy molesta recordando lo que he visto que hacían esos dos allí. Tiraré la sábana a la basura, no guardaré ningún recuerdo de sus actividades despreciables.