Esa tarde Karem recibía a su hermana, su mejor amiga, tenían tanto de qué hablar con su única y mejor confidente que hasta ahora, jamás le había fallado.
— ¡Estás hermosa!— dijo la hermana de Karen— dejó de verte 3 meses y ya estás hecha toda una diva.
— ¡Qué exagerada eres, Lissette!— río Karen al decir esto— estoy súper feliz de que pases una temporada conmigo.
— Yo también mi ardilla, mira que me costó convencer a mi esposo de venir— dijo Lissette— mentira estará ausente unas cuántas semanas y aproveché para pasarlo contigo
— ¡Me alegra mucho tenerte en mi vida hermana!— dijo Karen— tengo tanto que decirte .
— ¿Solo unos pocos meses y ya te han pasado tantas cosas?— dijo Lissette — a ver ¿De que me perdi?
— ¿Qué es lo que se dice de mí, mi querida ardilla mayor?— preguntó con voz tenue Karen.
— Que eres de piedra e hielo al mismo tiempo, que detestas a los hombres, que no eres mujer si no máquina; ¿ Por qué me preguntas eso? ¡Tu lo sabes mejor que yo!
Karen la miró con ojos de cachorro regañado.
— Es que estoy haciendo cosas extrañas en estos dos últimos días— dijo molesta consigo misma.
— Y si te molestas, ¿ Por qué lo haces, ardilla traviesa?— dijo Lissette extrañada.
— Creo que estoy actuando por impulso y hasta ahora nunca había sido impulsiva, siempre he controlado mis acciones y emociones— dijo Karen.
A ver cuéntame de una vez; ¿que es lo que has estado haciendo impulsivamente?— dijo la hermana.
— Lissette, tú sabes que me he levantado sola de mis derrotas y he puesto mis límites para no volver a ser lastimada — dijo Karen— y hasta ahora lo he manejado perfectamente, pero hace unos días he estado con nostalgia, sintiéndome sola y anhelando tener compañía y eso no me gusta, ¿Entiendes?
— Te entiendo perfectamente, eres un ser humano, nadie vive aislado en ésta vida, es muy difícil y tú eres una mujer completamente normal mi ardilla.
— ¡Han venido los recuerdos de mis días de tragedia y eso también me molesta! — exclamó Karen— yo me siento más segura sola y concentrada en mi trabajo.
— Mi querida hermana, aunque digan muchas cosas de tí, yo conozco tu trasfondo humano, no eres una máquina, eres una mujer y por cierto llena de sentimientos maravillosos, solo que hasta ahora vives metida en tu amargura y te has hecho una coraza de dureza que al parecer se está resquebrajando y al parecer desea aflorar la verdadera mujer que eres.
— ¡No digas tonterías!— gritó Karen — no estoy quebrada, solo que no se porqué ésta nostalgia.
— Porque necesitas ser amada y lo estás pidiendo a gritos — dijo la hermana — hazme caso mi querida ardilla, déjate querer.
— ¿Por quién? ¡No hay nadie en mi vida!— exclamó Karen con énfasis.
— Algo debe haber que estás asustada, ¿Dime qué es lo que te mantiene con temor estos días?— preguntó Lissette.
— No es nada mi ardilla— dijo Karen — es más no hay nadie amenazando mi coraza.
— Bueno, bueno no voy a insistir, quizás aún no reconozcas a nadie, ven vamos a comer algo, muero de hambre hermana linda— dijo Lissette.
Ésta sonrió ante la respuesta de su hermana, era un alivio contar con ella, sabía cuándo quedarse callada, y también cuando insistir, Lissette Romano era su perfecta hermana mayor, en verdad era la única que tenía y la adoraba, como siempre lo repetía, era su mejor amiga.
Karen también tenía un hermano aún mayor que ellas dos, también con él tenía una excelente relación, pero con su hermana que solo le llevaba tres años era una simbiosis perfecta, siempre le daba los mejores consejos , también le hacía reprensiones cuando consideraba que “estaba abusando de la vida”, sonrió ante ésta expresión de Lissette.
Salieron a comer y en el restaurante hablaron de muchos temas en especial las colecciones en las que estaba trabajando en esa temporada, cuando Karen hablaba de su trabajo la pasión se desbordaba por todo su cuerpo, sus ojos adquirían un brillo único, transmitiendo su entusiasmo al ambiente que la rodeaba.
— ¡Tienes que ver las telas que usaré mi ardilla, son un sueño!— decía Karen con vehemencia.
— Ya muero por verlas querida, deben ser de exquisita elaboración, definitivamente ésta colección tuya ya traerá grandes satisfacciones— dijo la hermana.
— Así lo planeó mi ardilla— dijo Karen— mañana me reuniré de nuevo con mi proveedor y podré palpar las telas.
— ¿Tienes un nuevo proveedor?— preguntó casualmente Lissette.
— Si, había escuchado de él hace algún tiempo, tiene sus propias empresas textiles y cada exposición de tela es un espectáculo— dijo Karen.
— Nunca te había visto tan entusiasmada con un proveedor de telas mi ardilla — dijo Lissette— me parece que por allí vienen tus temores; ¿Es guapo el chico?
— ¿Qué chico? Te estoy hablando de proveedor de telas no de alguien en específico— se defendió Karen.
— Está bien, perdón por insistir — dijo Lissette e inteligentemente cambio de tema.
Karen Romano se sintió vulnerable ante su hermana, era tan astuta cuando de emociones se trataba, no en vano había estudiado psicología clínica, pero ella no podía hablar de algo que solo había sido una aleteo extraño, algo que jamás había sentido al conocer a alguien, ella lo atribuía a que había escuchado del hombre y que también habían tenido un pequeño encuentro, pero necesitaba sacar el nombre de Farid Aziz de su cabeza o terminaría exponiendo sus temores.
Estaba a punto de creer que había cometido un error al aceptar la licitación de la empresa de Farid Aziz, éste hombre la desestabilizaba, y eso no le gustaba.
—Karen, ¿qué está pasando contigo? Te he estado preguntando por tres veces lo mismo y estás como metida en una dimensión desconocida — dijo Lissette.
— ¡Ay perdón! Me imaginé los desfiles con los diseños y me fui a volar— mintió Karen.
— Eres terrible cuando se trata de tu trabajo mi ardilla — dijo su hermana.
Aunque ella se dió cuenta que su hermana menor estaba ocultando algo y prefirió no decirle nada por los momentos, sabía cómo era Karen, si algo le movía el piso y la descontrolaba hasta no encontrar la punta del hilo para desenredar, no hablaría, era bastante reservada cuando se sentía amenazada en sus emociones.
Algo le estaba sucediendo y sabía que en cualquier momento le diría, por algo le había pedido ayuda, y ella tenía bastante paciencia a la hora de descubrir cuando las emociones de su hermana estaban alteradas y como ayudar, esperaría a que ella se abriera por sí misma sin presión.
Definitivamente tenía que ver con el proveedor, Lissette pudo ver un brillo extraño en su hermana, jamás la había visto de esa manera, la conocía muy bien, cuando conoció a su primer esposo, era una adolescente, apenas cumplió 18 años se casó súper entusiasmada, quería vivir una vida de color rosa con él, pero la vida tenía otra historia para ella, con solo dos meses de casada, un día al salir de su trabajo, un ebrio lo embistió sacándolo de la vía lanzandolo al abismo donde después de luchar algunas horas por su vida, falleció con solo 22 años.
Fue traumático consolar a una joven recién casada, allí estaba ella con su hermana para llorar juntas y darle consuelo, fue duro, pero una año después estaba culminando su carrera de diseño de modas y fue cuando conoció a su segundo esposo, tan carismático y simpático.
Karen, se deslumbró por él de inmediato, la tenía embelesada, era de conversación vivaz e interesante y se la metió en un bolsillo a pesar de las advertencias de ella como hermana mayor, se había enamorado nuevamente de un abogado que se abría paso hacia el éxito.