— No lo conozco, pero debe ser alguien bien plantado para que te haya movido el piso de esa manera — dijo la hermana.
— El problema es que el hombre no ha dado pie para que yo me fijé en él, ni siquiera me mira; ¿Entiendes?— dijo Karen.
— ¿En serio? Y es que ese hombre está ciego? ¿O no le gustan las mujeres?— preguntó Lissette extrañada —¡Tú no pasas desapercibida querida ardilla! Algo extraño está sucediendo en ese fulano.
— Está comprometido y próximo a casarse, mi hermana— dijo Karen.
— ¡Ah caramba! Y eso te tiene peor— dijo Lissette— ahora entiendo.
— ¿Qué es lo que entiendes?— quiso saber Karen.
— Tu tristeza y contrariedad — dijo su hermana.
— En parte, él es tan sobrio y distante— dijo Karen— ¡Me encanta su personalidad!
— !Uy! Ni Jeremy Connor ni Gordon Skinner, te sacaron una exclamación de esa manera mi ardilla hermosa.
— ¡Por favor Lissette, promete que esto no saldrá de estás cuatro paredes!— exigió Karen— me siento vulnerable cuando estoy cerca de Farid Aziz.
— Bueno mi ardilla, para mí, estás en un proceso de enamoramiento de nuevo — terminó diciendo su hermana.
— ¡No! ¡Eso no me puede pasar!— exclamó Karen — no es justo que venga a gustarme un hombre que ni siquiera le causo cosquillas.
— Ve el lado positivo de ésta experiencia,— dijo Lissette — no podrá lastimarte porque no le gustas, te enamoraste sola.
Karen suspiró y dijo:
— Te confieso que me siento mejor después de hablar contigo mi ardilla, pero no sabes cuánto anhelo verlo constantemente. ¡Es horrible esto!
— Seguramente no pasará a la siguiente etapa, porque al no mostrar interés ese sentimiento no va a crecer, querida— prometió su hermana.
— Eso espero porque me siento la mujer más tonta del planeta — confesó Karen.
Farid después de salir de la oficina de Karen Romano, decidió visitar a sus padres y hermanos, Amira vivía muy cerca de la casa donde se habían radicado después de nacer Randolph, aprovecharía y pasaría unas semanas con la familia.
Cuando llegó a la primera persona que vió fue a su madre Sylvia, ella era una dama muy hermosa a pesar de ya estar por encima de los cuarenta, su belleza única aún se podía notar en su rostro maduro.
— ¡Hola mi hijo bello, que grata sorpresa!— exclamó al ver a Farid.
— ¡Hola mamá, qué hermosa estás!— saludó él besando a su madre en la frente y dándole un fuerte abrazo.
— Me alegra verte, no pensé que cerrarías tu negocio tan pronto — dijo Sylvia — ¿Todo bien?
— Sí mamá, a nivel de negocios todo marcha perfecto, pero a nivel personal deja mucho que desear; de hecho estoy acá porque deseo hablar contigo de un asunto privado e íntimo — dijo Farid— ¿Papá está?
— No, salió hace un rato, ven vamos a la biblioteca — dijo ella.
El obediente siguió a su madre, Farid valoraba mucho los consejos de su madre, sabía que era una mujer muy sensata a la ora de dar orientación, la admiraba y también la adoraba. Sylvia se preocupó un poco, en muy pocas ocasiones su hijo le pedía consejos o le hacía una confidencia.
Su hijo mayor a nivel personal era muy reservado, nunca había dado muestras de querer formar una familia, ella no sabía el motivo y respetaba mucho la vida privada de cada uno de sus hijos, en una oportunidad le había dado a entender que le gustaba una chica, pero después el asunto se olvidó porque al parecer no prosperó la relación.
Ahora estaba allí y ella aprovecharía todo el momento para ayudar a su hijo en lo que él necesitara, entraron al lugar seleccionado y ella se dispuso a oír lo que Farid traía en mente.
— Mamá, siempre te he considerado muy acertada en tus opiniones — empezó diciendo él— por eso necesito contar hoy con tu sabiduría.
— Mi pequeño, no creo ser muy sabia, solo me guío por el amor que les tengo,— se justificó ella— pero gracias por confiar,espero no defraudar tu confianza.
— Se que no — dijo él — madre hace unos años atrás conocí a una mujer que para mí es única, es una chica que ha sufrido muchísimo a manos de relaciones rotas y está cerrada al amor, pero es la que me gusta y no se como acercarme, es de piedra su corazón cuando de hombres se trata.
— Pobre muchacha — dijo Sylvia — ¿Le has hablado de tus sentimientos?
— Mamá, no deja que me acerque si no, no más que para hacer negocios — dijo Farid triste.
—¿ Entonces contrataste a un detective para averiguar de su vida?— preguntó Sylvia.
— La chica me interesa mamita, pero yo a ella le importa menos que a un pepino — dijo con frustración Farid.
— Siempre existen muchas maneras de conquistar a una mujer— dijo Sylvia— ¿Has intentado enviar flores?.
— No, es capaz que las arroje al cubo de la basura — dijo Farid, imaginando la escena.
— Haz la prueba y envía unas orquídeas blancas, con una pequeña nota escrita a máquina y veremos— dijo Sylvia complacida.
— Voy a seguir tus consejos mamá, de verdad espero que me ayuden a llegar a su corazón— dijo él con esperanza.
Después de esa conversación de ambos Farid, salió para ir a visitar a su hermana Amira, que como dije antes vivía muy cerca de sus padres.
Sylvia se quedó pensando unos instantes en lo que su muchacho le había confiado, aparentemente esta chica estaba cerrada por completo a vivir de nuevo un romance por miedo a salir lastimada, quizás esa chica necesitaba conocer a un hombre como su hijo, que le iba a prodigar amor y consideración, porque si de algo estaba segura era que Farid era todo un caballero.
En casa de Amira era recibido el hermano gemelo de ella con expresiones de amor fraternal, los abrazos y besos no pudieron faltar entre estos hermanos que se amaban por encima de cualquier circunstancia.
— ¡Hasta qué puedo abrazarte ingrato!— dijo Amira— ahora te veo muy poco hermanito.
— Lo siento hermanita, a veces se sale de mis manos los viajes que debo realizar por negocios, ahora entiendo a mi padre y su vida agitada de su juventud como negociante— dijo Farid — poco a poco iré ajustando mi vida y pasando más tiempo con ustedes.
— Confiaré en esa promesa, porque en la de hacerme tía la veo muy lejana — dijo Amira bromeando — ya perdí las esperanzas de tener un sobrino de parte tuya.
— Te aseguro que estoy haciendo mi esfuerzo, pero hasta ahora ninguna de mis estrategias ha funcionado para conseguir una víctima que desee hacer compañía a mi corazón solitario — dijo él riendo.
— Ese es el problema hermano, que tú no te tomas la vida en serio — dijo ella con un mohín de muchacha malcriada.
— Amira, estoy hablando en serio, hay una chica que me movió el piso, pero no me quiere hacer caso — dijo él.
— Enfila tus armas hacia otro lado entonces — dijo ella muy seria.
— Como si fuera tan fácil mandar al corazón — dijo Farid con el ceño fruncido.
— Uy hermano, como que si te dió duro eso de haberte enamorado sin esperanzas — dijo Amira— ¿Qué puedo hacer para ayudar?
— La verdad creo que nadie puede hacer nada, solo dejar que el tiempo corra y pueda aparecer otra candidata— dijo él resignado a su suerte.
— ¿Cómo se llama la dueña de ése corazón maltrecho hermanito?— preguntó Amira preocupada.