ETERNOS

EL JOVEN DE MIS SUEÑOS

Janet se enloquece al ver a su padre, quien trae puesto un saco oscuro con un sombrero grande, y oscuro también.

En ese instante, Janet abraza a su padre, y le dice:

— Qué bueno que viniste, te estaba extrañando.

— Como olvidar el cumpleaños de mi hija.

— Es mañana papá.

— Si, por eso me apresure en venir… ya extrañaba este pueblo amurallado, ¿dónde está tu madre?

— Ella está en el establo.

En seguida, Adal se va con su hija al establo. Cuando ven a Fanny tirada en el suelo.

De inmediato, Adal y Janet la levantan rápidamente a Fanny, la cual al ver a su esposo, se impresiona, y dice:

— Janet, el golpe de ese caballo me está haciendo ver alucinaciones, ¡estoy viendo a tu padre!

Adal se sonríe y le dice a Fanny:

— Soy yo mujer, he llegado de Alemania.

Janet también le dice a su madre:

— Es papá, ¿te golpeaste la cabeza?

Fanny se contenta y abraza a su marido, diciéndole:

— No vulvas a irte.

— Claro que no mujer.

Feliz al ver a sus padres juntos, Janet le expresa a Adal:

— ¿Cómo te fue en Alemania?

— No muy bien, no pude vender la casa.

Fanny seca el sudor de la frente de su esposo con un pedazo de tela, y le expresa:

— No sabes cómo me duele escuchar eso…

Janet mira a sus padres y les dice:

— ¿Qué pasa?

Adal le responde:

— Hija, estamos en quiebra.

Estupefacta, Janet les dice a los dos:

— ¿Cómo así?, ¿y lo que hacemos?... ¿las tierras y bienes?

Adal pone sus dos manos en los hombros de Janet, y le dice:

— Solo me quedan estas tierras, lo he vendido todo, en el pasado para poder sostenernos, y como está la situación, creo que va tocar vender la mitad de las tierras.

Janet se aleja de su padre, y le expresa:

— Hablas como un perdedor, ¿qué fuiste hacer a Alemania?, aquí tenemos trabajo, tenemos como salir adelante… me estas decepcionando.

De inmediato, Fanny le grita a Janet:

— ¡NO LE HABLES ASI A TU PADRE!

Adal pone su mano izquierda en el hombro de derecho de Fanny, y le dice:

— Déjala, Janet se encuentra conmocionada con la noticia.

Adal se acerca nuevamente a su hija, y le dice:

— Tienes que casarte con Alfonso.

— No papá, tengo que es morirme, pero yo casarme con ese hombre.

De inmediato, Janet sale del establo y entra a la casa. Para encerrarse en su habitación.

Fanny intenta buscar a Janet, pero Adal la detiene.

Minutos más tarde, Adal entra en la habitación de Janet, y le expresa:

— Perdóname hija… te he decepcionado, espero que algún día logres perdonarme.

Janet sale furiosa de la habitación. Y se refugia en el establo, acariciando a su vaca preferida llamada Blanquita.

El día siguiente, Janet es despertada y sorprendida por sus padres, quienes le regalan una preciosa cadena que tenían guardada por varios meses.

En el día de sus cumpleaños, Janet la paso sin hacer nada, porque sus padres se dedicaron hacer todo el trabajo de la casa y no la dejaron ni alimentar a los animales.

Aburrida, Janet se acuerda de su amiga Cecilia. Y se vuela de la casa, sin que sus padres se dieran cuenta.

Janet se sube a su carruaje y se va hasta la plaza mayor. Donde se distrae viendo caminar a muchas personas que entran y salen de las cuatro iglesias.

Janet detiene su carruaje y decide bajarse. Cuando cae encima de un joven y quedan tendidos en el suelo.

De inmediato, Janet le dice al joven:

— Perdón, perdón, no lo vi.

El joven se enamora de Janet, y le expresa al levantarla:

— La culpa fue mía.

Janet queda encantada con la presencia del joven alto y de cabello castillo, que recuerda el sueño que tuvo. Y luego le responde:

— Eh… no, yo soy la que tiene que disculparse, yo fui la que le cayó encima.

— ¡Fue maravilloso!

— ¿Disculpe?

— Quiero decir, que nunca en mi vida había conocido una mujer tan bella y tan hermosa.

Janet se sonroja bastante, y como nunca le habían dicho esas cosas, se pone extremadamente nerviosa, y dice:

— Gracias, nadie me había dicho esas cosas.

El joven toma la mano derecha de Janet. Y la besa, diciéndole:

— Mi nombre es Joaquín Fernández Alarcón.

Encantada con el beso en su mano, Janet mira a las personas que caminan en su alrededor, y le dice a Joaquín:

— Yo soy Janet Fischer Sánchez.

Joaquín se sorprende por el apellido inicial de Janet, y dice:

— ¿Fischer?... ese no es un apellido de España.

— No, claro que no, es que mi padre es alemán.

— Ah, ya entiendo, con razón.

— ¿Con razón qué?

— Tus ojos son tan claros como el agua… tu cabello es tan n***o y tan largo, que no sabría como describirlo.

— Gracias, no sé qué decirte… ¿vives en Pedraza?

Joaquín mira las iglesias, y luego le dice a Janet:

— No, vengo recorriendo toda España, para conocer lugares y cosas nuevas.

— ¿Eres poeta?

— Si, me estoy preparando para ser el mejor poeta que España haya tenido… se puede decir que soy poeta y aventurero, ¿y tú que haces?

— Mi familia y yo trabajamos en nuestras tierras, hacemos pan y queso. Y lo vendemos a la gran mayoría del pueblo.

— Interesante.

Del gusto que tiene por Joaquín, Janet no puede sostenerle la mirada. Y decide irse, diciéndole:

— Ah, ya me voy.

— Espera Janet, ¿dónde puedo encontrarte?

Janet se sube a su carruaje, y le expresa a Joaquín:

— No creo que mis padres vean con agrado tú presencia, mejor dime donde te estas quedando. Y yo vendré a venderte queso y pan.

Sonriéndose bastante, Joaquín le dice a Janet:

— Recién he llegado al pueblo y todavía no sé dónde quedarme.

— Entonces, nos vemos.

— ¡No te vayas!

De inmediato, Janet agita al caballo y se va del lugar, pero Joaquín no se queda atrás y trata de seguirla.

El carruaje marcha rápido y Joaquín se cansa de correr, y se detiene, diciendo:

— Yo te encontrare.

Minutos más tarde, Janet llega a su casa y al ver el carruaje de Alfonso, dice:

— No, no, no… estaba pasando un día esplendido.

Janet se baja de su carruaje y entra a su casa. Cuando Adal, Fanny y Alfonso, se levantan de sus sillas, diciendo Adal:

— Qué bueno que llegaste hija, Alfonso trae un regalo para ti.

De inmediato, Alfonso besa la mano derecha de Janet, y le expresa:

— Me acabo de enterar, que hoy diecinueve de abril es tu cumpleaños… recibe esto de mi parte.

Alfonso saca de su bolsillo derecho una cadena de oro, y se la pone en la mano derecha de Janet, la cual le dice:

— Gracias por el detalle Alfonso, pero no tela puedo recibir…