AMELIA
Amelia había sido aceptada en la Universidad del Este, como sabía que sería, para sorpresa de su madre. Estaba terminando la última clase de la jornada antes de que pudieran irse oficialmente, había conocido a dos compañeras de clases en esos últimos días y de alguna forma habían logrado tener un vínculo bastante fuerte. Alexa era extrovertida así como divertida, mientras que Lucy era reservada, no había mejor forma de describirla. Ambas eran agradables, aunque había algo en esta última, la rubia de las tres, que no dejaba de intrigarla.
-¿Crees que pueda usar tu laptop un momento, Amelia?- Preguntó Lucy viéndose molesta -por alguna razón los correos no terminan de llegar a mi cuenta.
-Seguro- aceptó ella entregándole la computadora.
El profesor de la clase de ese día les había asignado unas pequeñas prácticas que habían estado realizando en sus laptops.
-Oh, creo que abrí tu correo por equivocación- musitó Lucy antes de fijar su mirada en la pantalla con algo de interés.
Ella intentó recordar lo que podía estar viendo a la rubia hasta que recordó la información que había solicitado la noche anterior y que nadie debía ver, su continuo empeño por hacer locuras la estaba sacando de sus casillas. Sus manos arrancaron el aparato de los ojos de Lucy y con una sonrisa tensa cerró toda la información, pero estaba segura de que era demasiado tarde. Su compañera, sin embargo, no hizo ningún comentario sobre el incidente, lo dejó pasar y ella se sintió agradecida.
Una hora más tarde salían del aula con una Alexa muy emocionada. Hablaban de lo que harían esa noche con bastante entusiasmo hasta que Lucy se despidió de ellas.
-Dame un momento para preguntarle algo al profesor antes de que lo olvide- comentó la pelinegra antes de salir corriendo al aula.
Unos segundos de silencio se abrieron entre ellas, Lucy le sonrió con amabilidad.
-No lo mencionaré- afirmó Lucy sin decir nada más -y si en algún momento te sientes tentada, me gustaría que me acompañaras a esta cena, creo que serías una excelente candidata. Será formal, divertida y diferente.
La rubia le entregó una tarjeta de invitación tan formal como las que le daban a sus padres y la miró con interés.
-¿De qué se trata?- Preguntó ella confundida.
-Tendrás que ir para averiguarlo- desafió la rubia con una breve sonrisa.
Ella asintió y miró la invitación con detalle. Un millón de preguntas para Lucy cruzaron su mente, pero no se atrevió a soltarlas, su amiga era demasiado reservada como para hacerle preguntas directas.
-¿Invitarás a Alexa?- Preguntó ella con algo de confusión.
-No, esa es solo para ti- afirmó Lucy con seriedad -solo una persona puede entrar con cada invitación.
-De acuerdo- comentó ella sin entender el misterio -lo pensaré.
La rubia asintió con una sonrisa y luego se marchó. La vio caminar hacia la salida del campus mientras esperaba por Alexa. Una vez que estuvieron juntas se encaminaron hacia el café, la pelinegra hablaba sin parar hasta que se despidió de ella en la entrada, al parecer se arreglaría con mucha dedicación para una fiesta a la que la habían invitado y no quería quedarse con Amelia para el café de la tarde. Ella lo comprendía, así que solo se despidió.
La tarde fue bastante tranquila, la joven que parecía ser la gerente del café la había atendido con diligencia. La mujer era dulce y agradable, era la primera persona que había conocido al llegar al campus, por lo que realmente le agradaba. Su nombre era Maggie y estaba algunos años avanzada en su carrera.
-Es bueno verte- anunció Maggie unas horas más tarde -disfruta del café, lo hice con tus especificaciones.
-Lo haré- aceptó ella con una sonrisa, tomando sus cosas -muchas gracias.
Caminó hasta su departamento con una sonrisa, se duchó y se vistió. Tenía la tarde libre ya que sus responsabilidades universitarias no llenaban completamente su tiempo todavía, deseaba aprovechar ese tiempo para poder disfrutar de la nueva libertad que tenía en su departamento. Ya que su madre se había negado rotundamente a dejarla en los dormitorios universitarios, con el resto de sus compañeros, tenía un departamento que disfrutaba con ligereza.
Al principio le había molestado mantenerse alejada del ambiente universitario, era lo último que deseaba hacer, pero luego pensó en la privacidad que por fin tendría y eso la hizo sentirse satisfecha con el nuevo arreglo que se presentaba. Se tumbó en el sala del departamento para poder disfrutar de la cena que había preparado, pensó en la diversión que debía estar teniendo Alexa en ese momento y se preguntó por un segundo qué le impedía a ella divertirse del mismo modo.
Terminó su comida con una sonrisa y se dirigió a su habitación, en la última parte de su vestidor abrió los cajones ocultos que había desempacado sola cuando sus padre se habían marchado por fin. Tomó un conjunto atrevido de color n***o que era casi de cuero, usó unas medias de mallas que había adquirido hace poco junto a sus tacones seductores. Se miró en el espejo para maquillarse y colocarse su peluca lila, le encantaba como se veía.
-A disfrutar de la noche- le dijo al espejo con una sonrisa.
Antes de salir del departamento se cubrió con un sobretodo, necesitaba caminar por terrenos cercanos a la universidad para poder tomar un auto donde nadie pudiera reconocerla. Bajó con una sonrisa y se sintió aliviada cuando nadie cercano la reconoció, se alejó rápidamente en la oscuridad de la noche. Logró llegar a la entrada del campus y observó rápidamente que no había nadie que pudiera verla, no había estudiantes esa noche.
Casi corrió para evitar ser vista por algún compañero, llegó a la calle solitaria que sabía que la llevaría a la estación que estaba buscando, miraba a su alrededor por algún peligro cercano, pero no logró encontrarlo. Caminó con rapidez, pero una cabeza rubia llamó su atención. Lucy caminaba cabizbaja en medio del lugar. Con premura se arrancó la peluca para luego soltarse el pelo, le hubiera gustado no verse tan sorprendida, pero sabía que sería imposible.
-¿Qué haces aquí?- Le preguntó su amiga sorprendida cuando al verla.
-De camino a la fiesta- se excusó ella con una mueca -¿y tú?
Era lo primero que se le había ocurrido. Su amiga la miró fijamente.
-No te ves emocionada- comentó Lucy.
-No soy una fanática de las fiestas universitarias, aunque nunca he ido a alguna, creo que prefiero ahorrarme la experiencia- explicó ella sonriendo a medias.
-¿Entonces por qué vas?- Inquirió su amiga.
-Estaba aburrida- explicó ella con simpleza.
-Suele suceder- convino Lucy.
El silencio llenó el espacio una vez más y ella solo sonrió.
-Llegaba del trabajo- explicó la rubia de pronto -pero se me hizo bastante tarde y los dormitorios ya están cerrados, pensé en quedarme en un hotel o algo parecido.
-Puedes quedarte conmigo- invitó Amelia -no me molesta y así no tengo que terminar en una fiesta a la que no deseo ir y en la que nadie me espera.
-¿Alexa no te espera?- Preguntó la rubia.
-Nunca le dije que iría- comentó ella -fue un impulso de última hora, pero como te dije, estaba aburrida.
Su amiga sonrió con comprensión y asintió.
-De acuerdo- aceptó Lucy luego de unos segundos de duda.
Se había salvado con grandes excusas, nunca hubiera imaginado que sería tan buena mentirosa, pero crecer en un hogar como el suyo tenía que servir para algo.
Caminaron juntas hasta el edificio y subieron a su departamento, Lucy era la primera persona que invitaba a quedarse por lo que se sentía un poco extraño. Una vez que estuvieron en la privacidad de la sala, ella dejó sus cosas en la habitación antes de encontrarse una vez más con su amiga. Lucy se veía algo tensa en el espacio, por lo que intentó hacerla sentir más cómoda.
-Puedes usar lo que quieras de la cocina- invitó ella -comer o preparar lo que desees. Hay un baño en el pasillo si lo necesitas y la habitación de invitados está libre.
-¿Segura de que está bien que me quede?- Inquirió Lucy -no quiero molestar y por lo que contaste de tus padres, son bastante estrictos.
-Ellos no saben que están aquí y no pueden impedir que invite a una amiga- resolvió ella con simpleza -ven, puedes acomodarte en la habitación de invitados.
Se dirigieron a la habitación y Lucy dejó sus cosas allí. La ayudó a acomodarse e incluso le prestó algunas prendas de ropa para que pudiera ducharse. Fue entonces que solo estuvieron ellas dos en la habitación, el silencio golpeaba de nuevo y se sentía domo si hubiera muchas cosas de las que hablar, pero ninguna de las dos mencionara nada.
-Puedes quedarte todas las veces que lo necesites- comentó ella.
-¿A qué te refieres?- Preguntó Lucy confundida.
-Si sales tarde del trabajo- explicó ella -y no puedes quedarte en los dormitorios, eres bienvenida aquí.
-Eso es muy amable de tu parte- comentó Lucy con una sonrisa -sobre todo considerando que he tenido que quedarme fuera últimamente.
-Tranquila- comentó ella con una sonrisa -me gusta tener compañía y sé que estarás cómoda aquí, solo espero que en tu trabajo te ofrezcan bastante seguridad. Salir tarde es siempre riesgoso.
-La paga lo compensa- explicó la rubia -es por eso que lo hago.
Ella asintió notando que su amiga no quería comentar nada más del tema y solo se levantó. Se dieron las buenas noches con sonrisas amables y Amelia se dirigió a su habitación para encerrarse allí, era extraño como Lucy nunca mencionaba nada de su empleo. No comprendía a lo que se debía, pero aceptaba lo que sea que estuviera sucediendo y al menos la rubia había comenzado a confiar un poco en ella, esta noche se lo había demostrado así como la invitación que esperaba en su escritorio.
En su closet se desnudó y guardó el conjunto que se había puesto en los mismos cajones, ya habría una noche en la que pudiera usarlo con libertad. Con una sonrisa atrevida se dirigió a la cama, después de quitarse el maquillaje y abrió su laptop para buscar esa información que había visto Lucy. Siempre había algo entretenido que hacer, era algo que había aprendido con rapidez.