Recorriendo el aula con la mirada, su mirada se fijó en lo que parecían ser dos gemelas idénticas sentadas una al lado de la otra, riendo entre dientes: dos rubias deliciosas, de complexión fuerte y curvilínea, pechos impresionantes y rasgos amplios y nórdicos. Al acercarse, descubrió que se llamaban Serena y Selena.
«¿De qué se ríen, señoritas?», preguntó.
Serena, que parecía ser la más traviesa de las dos, luchó contra los intentos de su hermana de evitar que respondiera.
—Selena acaba de decir... que le parece... bastante guapo, Sr. Desilva —rió, para horror y vergüenza de Selena. Selena se sonrojó y se cubrió la cara con las manos.
A pesar de sentirse divertido y halagado, Ryan frunció el ceño en su forma más docente y les recordó a las chicas que no solo no estaba permitido hablar
