Hizo una pausa y levantó suavemente la cabeza de Jennifer con las manos, sacando lentamente su pene de su boca y sonriendo amablemente. Me alegró ver lo bien que se portaba y lo atenta que era a su entrenamiento; como dictaban las buenas maneras, abrió mucho sus hermosos ojos y trató de mantener la mirada fija en nuestro anfitrión mientras este le hablaba, con la boca abierta, con un hilo de saliva entre la cabeza de su pene y su lengua rosada y ligeramente extendida. Estos gestos, por supuesto, le comunicaban a Harlan que ella prestaba atención y se esforzaba por seguir sus instrucciones y satisfacer sus deseos, además de demostrar que sabía que era su responsabilidad recibirlo de nuevo en su boca, o en cualquier otro lugar que él quisiera, cuando quisiera.
—Querida, lo estás haciendo MU
