Harlan sonrió amablemente mientras extendía la mano y acariciaba suavemente la mejilla de Jennifer.
—Cariño, he pasado gran parte de los últimos treinta y cinco años entrenando jovencitas. Ha sido una pasión. Con tanta experiencia, uno puede volverse un poco filosófico.
Dime, ¿qué es lo que más te emociona de este nuevo capítulo de tu vida? ¿En qué te estás enfocando?
Jennifer le besó la palma de la mano instintivamente antes de responder; su cuerpo comenzaba a responder con naturalidad a su gesto y tacto. Harlan le rozó ligeramente los labios con el pulgar antes de que ella respondiera.
Bueno, siento que todavía tengo mucho que aprender, pero sobre todo quiero ser buena haciendo mamadas, y me temo que aún no sé muy bien qué hago. Pero me gusta practicarlas, y el semen me fascina. Quie
