No contesté de inmediato. Solo acerqué mis manos a sus brazos y las deslicé por ellos, como si estuviera leyendo en braille lo que sentía. Me detuve en sus muñecas. Se las tomé. La guie para que se sentara, despacio, sobre el sofá.
Acaricié su mejilla con ternura. Ella levantó la cabeza y me miró con esos hermosos ojos verdes con los que siempre me hechizaba. Tragué saliva. De verdad parecía una chica inocente, y eso me calentaba mucho.
Así que simplemente me quité el calzoncillo, quedando completamente desnudo. Me acerqué a ella, y le arrimé mi pija dura, dejándola muy cerca de su rostro, ofreciéndosela.
Esperé a que hiciera un gesto de contrariedad. Si lo detectaba, tenía que hacer otra cosa. Pero ella separó los labios, apenas, y observó mi v***a como si fuera algo hermoso.
—Pero… n
