Una vez casado, se consideraba que un hombre se preparaba para su futuro como educador de jóvenes. Se esperaba que comenzara a concebir sus propias hijas con su esposa de inmediato, y mientras tanto, que aprendiera todo lo posible sobre el buen sexo practicando con cualquier mujer que, por cualquier razón, permaneciera soltera después de los 30 años.
La mayoría de las chicas se casaban bastante jóvenes, y si una mujer aún no había encontrado marido al final de sus veinte, se esperaba que asumiera su propio papel docente, ayudando a los jóvenes esposos a aprender todo lo posible sobre sexo. Aunque la mayoría de las mujeres encontraban un placer desempeñar esta importante función, era un requisito legal, no una opción, y el entusiasmo juvenil que mostraban la mayoría de los jóvenes esposos
