El comienzo de todo
Soy Azucena, la esposa del gran Demian Lennon, dueño de muchas cadenas hoteles de lujos.
Soy solo un 50% de mi vida feliz, el otro 50% es de pura desdicha, tengo un esposo que cumple con su rol, pero parece ser que después de cinco años aún su corazón le pertenece a otra persona.
Flashback.
La noche del viernes del 2020, en la mansión de mi familia se celebraba una fiesta de compromiso y no era el mío.
Todos tenían una copa de vino en sus manos y las risas elogian el lugar.
—Me alegra tanto que ahora nuestras familias se vayan a unir— Dijo mi padre Ronald.
—Claro, estamos seguros de que este matrimonio nos hará más rico de lo que ya somos— Le respondió el padre del novio, Theo.
Yo estaba a un lado en silencio, escuchando como ese matrimonio se volvía un negocio, pero si algo me hacía sentir bien, es que los novios se amaban.
—¡Hermanita! Tan sola como siempre— Dijo mi hermana Mildred.
Le sonrió con poco ánimos, anhelaba porque esa fiesta terminara. —Lo bueno de todo esto es que lo amas— Le decía mientras miraba a su novio a una breve distancia de nosotras.
Mildred se ríe con sarcasmo y se pone frente a mi para que deje de míralo.
—Querida, ese hombre me pertenece, guarda por favor las intenciones de tu corazón, sé que estás perdidamente enamorada de él— Dijo sin escrúpulos.
Respiré hondo, ella tenía razón en lo que decía, pero solo era un amor sin efecto. —Nunca te lo he ocultado, sabes bien que desde que lo conocí me enamoré, pero tú llegaste y él se fijó en ti, antes que en mí.
—Eso es porque soy mucho más mujer que tu hermanita— Me respondió entre risas.
—Si, al menos llegaré virgen al matrimonio, mientras que tú ya estuviste en cama de muchos— Respondí sin titubeos.
Inesperadamente, Mildred levantó su mano y me abofeteó, rápidamente todos se acercaron, en especial él, Demian.
—¿Qué está pasando aquí?— Preguntó Demian con educación.
Mildred empezó a llorar como si ella hubiese sido la que había recibido la bofetada.
—Mi hermana me quiere hacer la vida imposible Demian, ella desearía ser la que se case contigo, ella desearía tomar mi lugar— Dijo para desviar la verdadera razón de la bofetada.
Veo como Demian acaricia el rostro de Mildred y sin dudarlo, le da un cálido beso en sus labios.
—No te preocupes mi amor, nada ni nadie nos va a separar, y a todos los presentes le digo que en una semana nos casaremos, y no habrá vuelta atrás— Dijo.
Me sentí rechazada por todos, incluso por mi padre que no hizo nada para defenderme, pero claro, no lo haría porque sus intereses económicos eran más imponentes que yo.
Cuando la fiesta terminó, estaba cansada pero lista para dormir y recobrar fuerzas, sin mes ego inesperadamente, la puerta de mi habitación se abrió.
Mildred vestida ya en pijama, quitó la sábana de mi.
—Azucena, quiero que sepas que no vas a opacarme, ni tu belleza pudo quedarse con el hombre que amas— Dijo en un tono de alegría, pero con venganza.
Me levanté de la cama, y sin decir nada, abrí la puerta para que ella saliera.
—Vete Mildred, ya acepté mi destino, no tienes que venir a echarme esas cosas en cara— Le respondí con dureza.
Mildred empezó a reírse sin ningún tipo de remordimiento. —Eres una tonta— Dijo.
—Soy una tonta porque quiero a mi hermana y lo único que deseo es que sea feliz, así yo no lo sea.
Mildred empezó a a aplaudir, y su boca no dejaba de sonreír ni por un instante.
—Pues yo al contrario te odio, porque gracias a ti, mi madre se marchó y nunca más volvimos a saber de ella.
—Yo era a penas una niña, no sé cómo puedes aún echarme la culpa de que mi madre se haya ido.
—Lo hago y lo haré una y mil veces, porque tu fuiste lo que separó a mis padres.
Me reí sin fuerzas, ella estaba tratando de que yo misma me odiara por lo sufrido años atrás.
—Ya vete a dormir Mildred, no soy la culpable de nada, deja de culparme por algo que no hice.
—Por supuesto que lo hiciste, ja, y el día de mi boda te diré la razón, ¡querida hermanita!.
La tomé del brazo y bruscamente la saqué de mi habitación y le cerré la puerta en la cara.
Estaba cansada de que ella dijera que yo era la culpable del abandono de mi madre, cuando claramente jamás fue así.
Después de que el tormentoso día, finalmente había pasado una semana.
Estaba en mi habitación terminado de arreglarme, cuando de repente mi madrastra entra a mi habitación sin pedir permiso.
—Ven conmigo, pero es ahora mismo— Dijo saliendo de inmediato de la habitación.
Seguí a mi madrastra Bianca hasta la habitación de mi hermana Mildred, al entrar ella estaba vestida de novia, pero con los ojos hinchados por tanto llorar.
—¿Qué está pasando?— Pregunté preocupada.
Mi padre estaba de espalda mirando hacia el techo, con sus manos en los bolsillos del pantalón, eso me hizo entender que había algo de problemas en la familia.
—Tienes que casarse con Demian— Dijo mi padre.
—Peor por supuesto que Mildred se casará con Demian, ella lo ama padre— Dije reconociendo los sentimientos de mi hermana.
Mi padre se gira y me mira con angustia. — Me refiero a ti, tú serás quien se case con Demian.
Me quedé mirándolos a todos pasmada, estaba completamente confundida, no entendía que estaba pasando.
—Yo no me casaré con Demian, él se casará con Mildred, él la ama a ella.
—Ya está todo arreglado, tú serás quien te cases con Demian.
Mi padre se veía visiblemente decepcionado, Mildred lloraba sin parar mientras mi madrastra trataba de consolarla.