Demian cerró la puerta del despacho detrás de nosotros, inesperadamente sacó su móvil del bolsillo, desbloqueó la pantalla con un gesto rápido y me lo mostró. En la pantalla había una foto, una maldita foto. Era de Federico y yo, el sujetándome del brazo mientras me robaba ese beso inesperado, justo antes de apartarme. Estábamos congelados en una imagen que distorsionaba toda la verdad. —¿Qué significa esto? —preguntó Demian con voz intensa. —No significa nada —respondí con con calma, aunque la garganta se me cerraba. —Solo alguien malintencionado pudo haber tomado esa foto y solo alguien igual de malintencionado se atrevería a creerla sin entender el contexto. —¿Ya estás buscando volver con tu ex novio? —dijo, con su cara arrugada. —No puedo creer que ya estés buscando a alguien qu

