—No me crees que te amo —repitió, sabiendo que yo aún dudaba de sus palabras.
Bajé la mirada por unos segundos, tragándome las palabras que me dolían.
—Lo lamento —dije al fin, alzando la vista para encontrarme con sus ojos. —Lamento tanto no poder creer en tu palabra. Me gustaría hacerlo, de verdad, pero hay heridas que no sanan con solo una confesión.
Me solté del agarre de su mano, en un gesto de que dolió a incluso eso.
—Como te dije antes, voy a demostrártelo, no será con palabras, será con hechos.
—Entonces empieza ahora —le dije, tomándolo por sorpresa.—Si hablas en serio, si realmente me amas, entonces empieza por decirle la verdad a Mildred, y que sea aquí y Ahora. Díselo delante de todos, dile que no la amas y que no vas a estar con ella.
Se quedó quieto y por un segundo pe
