___ Era un día cualquiera en Sicilia, y Leonardo Lombardi conducía su Maserati n***o por las calles de la ciudad. La tarde era tranquila, el sol bañaba los edificios con su luz dorada, y el tráfico fluía con normalidad. Iba relajado, con una mano en el volante y la otra apoyada en la ventanilla, seguido de cerca por dos vehículos con sus hombres de seguridad. No esperaba que el destino le pusiera una oportunidad frente a sus ojos. Fue un destello de color en la acera lo que llamó su atención. Primero, no lo creyó posible. Luego, cuando se acercó más, su instinto se disparó. Aymara. Estaba en el suelo, junto a algunas bolsas de supermercado esparcidas por la acera. Un motociclista, claramente nervioso, intentaba ayudarla mientras ella se sujetaba el tobillo. Leonardo reaccionó de inmed

